Yeyo Llagostera, junto a su pareja, Karine Maeck, la relaciones públicas mejor relacionada de la Costa del Sol. /
Cuando en Marbella nadie había oído hablar de Jesús Gil , hubo un príncipe muy famoso, Alfonso de Hohenlohe , hijo de Max y Piedita, una de las parejas de aristócratas más fabulosos de España, que partía la pana. Hace setenta años, este playboy y ahijado del rey Alfonso XIII se inventó el Marbella Club , un fantástico hotel de carretera que se fue sofisticando con el paso de los años porque, en la noche de los tiempos, en la ciudad de la Costa del Sol, no había concurso de lentejuelas: solo se respiraba una atmósfera de campo sencilla, pero selecta.
Todo sucedía en torno al bar de Menchu, muy rústico. Después, el plan podría incluir, naturalmente, ir a bailar a la «boite» del MC, donde te daban las tantas de la madrugada. Al principio te encontrabas a los duques de Windsor, muy amigos de «Cari Córdoba«, la madre de Cari Lapique , que era el centro de todo y bailaba fenomenal flamenco; Mel Ferrer y Audrey Hepburn; los Coca; Pitita Ridruejo; los Romanones… y a todos aquellos a los que retrató Slim Aarons.
Los responsables de hacer de aquellas veladas una experiencia casi extática fueron, en parte, Los Chorys. No bailaban (profesionalmente), no cantaban, pero nadie se los podía perder. Eran unos agitadores de la escena social. La historia de estos icónicos personajes de la Marbella dorada arranca en 1970. La figura principal era Yeyo Llagostera, de 83 años, quien entonces era muy rico.
Dos años atrás había heredado 50 millones de dólares tras la muerte de su padre, el médico Rogelio Llagostera, quien había hecho fortuna al fundar sus propios laboratorios, donde producían desde el espray Reflex a las pastillas Strepsils. Como no estaba seguro de seguir los pasos de su progenitor en la medicina, se propuso la no menos faraónica tarea de dar la vuelta al mundo. ¿El motivo? Buscar ideas de negocio.
Yeyo Llagostera baila con Christina Onassis. /
Lo acompañaron tres buenos amigos: Luis Ortiz, hijo del censor de TVE Francisco Ortiz y luego famoso por ser el marido de Gunilla von Bismarck , bisnieta del histórico canciller alemán Otto von Bismarck; Jorge Morán, hijo del actor Manolo Morán (Bienvenido, Mr. Marshall); y el especialista de cine Antonio Arribas, fallecido en 1994 a los 49 años y quien también saltó a la prensa del corazón por sus romances con Lolita, la hija de Lola Flores; Carmina Ordóñez, y Linda Christian. A la primera de las catorce vueltas que dieron por el globo, montaron su primera empresa: el club de playa Rodeo Beach.
Pronto se convirtieron en el aderezo perfecto de todas las fiestas. Tras el club de playa Rodeo Beach, continuaron agitando la escena de la «jet set» marbellí con otras ochos discotecas y un restaurante: el PJ, que importaron desde Nueva York y abrieron en Puerto Banús.
El general Fulgencio Batista, expresidente de Cuba, murió justo al salir del local. Llegó a casa y falleció en ese mismo instante. Se había comido una langosta de dos kilos. Como resulta obvio, se gastaron la fortuna de Yeyo… y se bebieron la vida a grandes sorbos. De todo ello hablamos con Llagostera, uno de los últimos de Marbella.
Este año se cumplen 70 años de la inauguración del Marbella Club, ¿cuáles son sus recuerdos allí?
Es mi vida. Lo inauguraron y yo ya estaba por aquí. Tengo unos recuerdos increíbles.
En la «boite» del hotel, el Champagne Room, fue el sanctasanctórum de los Chorys…
Sí, allí estábamos casi todas las noches con gente como Brigitte Bardot, Sean Connery, Gunter Sachs y, naturalmente, el príncipe Alfonso.
¿Cómo definiría al príncipe?
Era un «crack» en casi todos los sentidos.
¿Cuál fue su gran éxito?
Traer a todos sus amigos de la altas esferas a Marbella.
Era Marbella tan dorada como nos vendían los periódicos, las revistas…
Era una maravilla, porque estaba empezando. Aquí solo había unas minas de oro en San Pedro de Alcántara. El padre de Don Alfonso, el príncipe Max, compró por dos pesetas una finca que estaba enfrente de la playa y empezó a vender a sus amigos de Europa: los Rothschild… y todavía están hoy.
¿Cómo explicaría a alguien joven en qué consistían Los Chorys? ¿Animadores de la noche? ¿Agitadores de la «jet»?
Éramos como los tres mosqueteros: todos para uno. Fuimos imprescindibles en cualquier fiesta. La gente se lo pasaba genial con nosotros.
Por cierto, ¿tiene algún significado «Chory»?
Jorge Morán llamaba así a quien no conocía… y así nos bautizó.
Los Chorys, en un festival benéfico de Marbella. /
¿Fue testigo del romance de Gunilla von Bismarck con Luis Ortiz?
Claro, fue en el Champagne Room del Marbella Club. Gunilla tenía la casa al lado y ahí se conocieron.
¿Quién conquistó a quién?
Luis a Gunilla.
¿Cuál es el personaje más olvidado de Marbella?
Don José Banús. Construyó el puerto más famoso de España y el mejor campo de golf, Las Brisas.
Era muy amigo de Don Juan, el padre del Rey Juan Carlos, quien recalaba cada verano allí con su barco…
Sí. En Madrid construyó el Barrio del Pilar y de la Concepción.
Uno de los personajes que orbitaban en torno a Los Chorys fue Jaime de Mora y Aragón, hermano de la reina Fabiola de Bélgica
Nos quería tanto que decía que éramos sus sobrinos. ¡Era otro «crack»!
¿Tocaba bien el piano?
Vacilaba mucho, no era Rubinstein, pero se divertía.
¿Cuál es la fiesta más impactante a la que asistió?
La que di con motivo de mi treinta cumpleaños. Tenía alquilada la casa del torero Manolo González. Vinieron 3.00 personas. Todos los famosos de esa época.
¿Qué queda de aquella época?
Ni siquiera las playas porque, como quitaron los espigones, nos quedamos sin arena.
Si tuviera que ponerle un título a su vida…
Locura de vivir, como el libro que escribí.
Ha bailado con todas las mujeres más importantes de la crónica rosa: Christina Onassis, hija de Aristóteles Onassis; la emperatriz iraní Soraya Esfandiary, Marisol…
Todo el mundo que pasaba cerca de mí, bailaba, porque me encanta bailar.
Se casó, tiene dos hijos y se enamoró de Cristina Macaya, de Sandra Gamazo y de Taryn Power. Sin embargo, desde 2000 sale con la relaciones públicas mejor conectada de la Costa del Sol, Karine Maeck
Así es. Me enamoré cuando ella tenía 18, pero yo estaba casado. Treinta años después nos reencontramos y ya llevamos 24 juntos. Me ha hecho muy feliz.
En el año 2020, el de la pandemia, Los Chorys cumplieron 50 años desde su nacimiento, pero no lo pudieron celebrar. Una pena, ¿no cree?
¡Queda pendiente! Cualquier día de estos, nos animamos los que quedamos y la liamos.