suma AÑOS
suma AÑOS
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social cumple 52 años en un momento político de gran incertidumbre. De su vida privada se conoce poco, pero su nombre ha irrumpido en el tablero de ajedrez como una figura disruptiva que puede ser clave en las elecciones generales que previsiblemente se celebrarán el próximo mes de diciembre.
Sumar, su partido de nuevo cuño, una amalgama de formaciones de izquierda, no concurre, sin embargo, en las elecciones del próximo 28 de mayo, en las que se deciden el futuro de 8.000 municipios y 12 comunidades autonómicas. Sin embargo, el foco está puesto en a quién apoyará y por quién pedirá el voto la ministra que ha sufrido además una evolución tanto estética como estilística en los últimos años, desde aquellos principios sindicalistas hasta su vida en la alta política del Congreso
Este reportaje lo pusimos en marcha en plena dinámica preelectoral de los partidos realizando una serie de consultas a compañeros de distintas formaciones (Carla Antonelli, Jimena González, Arnau Ramírez, Alberto Garzón, Ione Belarra, Pablo Iglesias y el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès) con la explicación previa de que queremos mostrar a través de sus voces el lado personal y humano de Yolanda Díaz..
Nuestra intención no es realizar una hagiografía ni una diatriba, sino que nos inclinamos más por el tono costumbrista para acercar a la audiencia a la hija del sindicalista Suso Díaz y de la activista Carmela Pérez, fallecida hace diez años. Las respuestas, como veremos a continuación, son sorprendentes, o quizás no tanto, y algunos silencios, muy elocuentes.
Una de las más entusiastas con Yolanda Díaz y con su nuevo proyecto es Carla Antonelli, histórica del PSOE, que desencantada desde hace mucho tiempo con la formación y especialmente durante la tramitación de la Ley Trans, decidió darse de baja del partido el pasado mes de octubre. Seis meses más tarde fichaba por Más Madrid, que concurrirá a las generales bajo el paraguas de Sumar.
«Dicen que la empatía es lo que define al ser humano, pero, como vemos, a veces la empatía se va resquebrajando. Si podemos definir a una persona con esa palabra esa es Yolanda. Es una mujer muy trabajadora, llena de ilusión, con un proyecto, pero con una gran conexión con las personas. Desde el momento que comienzas a hablar con ella te sientes cerca, porque hay una empatía de fondo muy importante. No es una cuestión menor en los tiempos políticos y sociales que vivimos», nos cuenta.
«Por parte de ella yo solo he recibido cariño, respeto y atención. Con la gente tiene una actitud muy cercana. Luego se sube a un escenario o a un atril y se multiplica por cien, pero es tímida. Parece una contradicción, pero no lo es. De toda la vida, muchas personas que pueden serlo cuando dan ese salto al espacio donde tienen que hablar se empoderan. En eso nos parecemos, porque yo no era tímida, iba más allá, mucho más que introvertida, y lo he ido superando con los años.
«No es malo tener ese punto de timidez, lo malo es ir de sobrada. No es malo es ser humilde, sino ser soberbia. Lo fácil es caer en los extremismos de un lado a otro, lo difícil son los equilibrios. Es público y notorio que Yolanda consigue acuerdos aquí y allí, que negocia y consigue, lo que no significa que sea débil. Es firme, pero su postura es conciliadora», asegura y, los más avezados quizás lean entre líneas en sus palabras. «Cuando coincidí con ella la primera vez era lo que imaginaba que podía ser, una persona sencilla, cercana, humilde, no tiene los ramalazos de la gente resabiada», concluye.
Desde la jefatura de prensa de Alberto Garzón, ministro de Consumo y coordinador federal de IU, nos relatan cómo se conocieron y describen cómo es su relación actual: «El primer contacto que tuvieron fue en el año 2011, tras el 15-M. La actual vicepresidenta le pidió a un jovencísimo Garzón (que empezó a ser conocido, precisamente en ese año, por sus intervenciones) que participara en un acto suyo en Galicia. Se conocieron personalmente allí. Desde entonces han mantenido una buena relación».
La escenificación de esa sintonía personal más preclara tuvo lugar el pasado 2 de abril en el polideportivo Magariños de Madrid, donde se fundieron en un estrecho abrazo, rodeados de militantes y miembros de los distintos partidos que han decidido formar parte de este nuevo proyecto político liderado por la vicepresidenta. Díaz agradeció a Garzón «por saber dónde hay que estar», devolución de otros tantos halagos públicos a lo largo de estos dos últimos años en los que el ministro se mostraba proclive a unir fuerzas en el espectro de izquierdas, algo que, de momento, no se ha producido con Unidas Podemos, ausente de este multitudinario acto.
Por eso resultaba poco plausible que lográramos la colaboración de algunos de sus miembros más relevantes de este partido, aunque había que intentarlo… Hemos recibido el silencio por respuesta de la jefatura de prensa de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Secretaria General de Podemos; y, personalmente, el de Pablo Iglesias, quien liderara esta formación y anunciara su abandono de la política el 4 de mayo de 2021, tras sus resultados como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
En ambos casos, idéntica respuesta, pero no siempre fue así… Recordemos precisamente que en marzo de ese 2021, Pablo Iglesias propuso a Díaz como su sucesora en el ejecutivo en la vicepresidencia que quedaba vacante con su salida del Gobierno y llegó a afirmar que podía convertirse en la próxima presidenta del Gobierno.
Jimena González, candidata de Más Madrid a la Asamblea de Madrid, también hace hincapié en las características personales que destaca su compañera Carla Antonelli, y la importancia de las formas en política: «Es una mujer que evita ser tutelada, pero lo hace sin entrar en dinámicas de poder patriarcales. Es el ejemplo de que se puede hacer política rigurosa, responsable, firme, constructiva y útil fuera de los marcos de crispación y alejamiento de los problemas reales de la ciudadanía que dominan ahora mismo el panorama político. Me parece un modelo de capacidad de diálogo y de escucha, sin sacrificar la firmeza en sus posiciones».
Y en clave feminista destaca: «Para mí, Yolanda representa lo que muchas entendemos como la feminización de la política, que llevamos mucho tiempo diciendo que no consiste simplemente en que haya más mujeres en primera línea de la política, sino en revertir las dinámicas patriarcales que la dominan». Una valoración muy similar a la que realizaba otra de las aliadas y compañeras de Díaz, Ada Colau, en La Sexta Noche en mayo de 2011, antes de que Sumar fuera una realidad. Subrayaba «la cultura dialogante y empática sobre la política de testosterona» de Díaz, con quien mantiene una excelente relación personal.
Muy buena sintonía pública se ha apreciado entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda. También le invitamos a participar en este reportaje, a través del secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, pero no obtuvimos respuesta. Otro miembro del PSOE, el diputado Felipe Sicilia, nos comenta: «Nos hemos cruzado varias veces en el congreso y hemos intercambiado saludos, pero no tenemos trato personal», en un momento en el que cualquier frase puede ser interpretada en clave electoral.
Recientemente, la propia Yolanda Díaz confirmaba en Lo de Évole, su buena relación con Sánchez. Unas palabras, por otra parte, no exentas de crítica: « Es una persona cariñosa. Yo hablo de la relación conmigo, pero claro que es machista Pedro Sánchez, pero igual que lo son casi todos. También hay muchas mujeres con comportamientos muy machistas».
Una entrevista, por cierto, en la que se mostró firme contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al afirmar que le hubiera hecho dimitir (después de lo acaecido con la muerte de al menos 23 personas que intentaron saltar la valla de Melilla en junio del año pasado), a lo que este respondió en rueda de prensa que Díaz no se lo había dicho en privado: «No me lo ha comentado y mira que tengo buena relación con ella».