Piezas únicas

El Museo Británico, Kylie Minogue y Keira Knightley: la fórmula ganadora de Chanel para presentar lo último en alta joyería

La firma francesa acaba de lanzar una colección que traduce la textura de un tejido tan rico como el tweed a las joyas más exquisitas que nadie pueda imaginar.

Paula Peña

Londres, 7 de junio. El cielo está despejado y la temperatura es perfecta. La ciudad recibe con ganas el evento que Chanel ha organizado en el Museo Británico, con motivo de la presentación de su última colección de alta joyería, inspirada en el tweed. El mencionado templo de la cultura –uno de los más visitados del mundo– abre sus puertas en exclusiva a un público reducido, entre el que se encuentran celebridades como la cantante Kylie Minogue o las actrices Keira Knightley o Lucy Boynton.

Ataviadas de Chanel de pies a cabeza y sonrientes, las estrellas llegaban poco a poco al impresionante emplazamiento, para disfrutar de una cena inolvidable. Knightley iba espectacularmente dulce, con un vestido cuajado de lentejuelas –a modo de evidente homenaje a las joyas– y plumas rosas en el bajo, de la colección prêt-à-porter para este verano de la firma. Completó el estilismo con un peinado clásico y espectaculares piezas de la nueva colección de alta joyería de Chanel, Tweed. Entre ellas el collar Mademoiselle con anillo a juego, la pulsera Pastel y los pendientes Dentelle. Todos en materiales como oro blanco o rosa, diamantes e incluso perlas.

Boynton apostó por un conjunto totalmente opuesto, en negro por completo y cuajado de detalles brillantes, de la misma colección. Disfrutaron acompañadas de otras celebridades británicas, como Jenna Coleman, la actriz de The Sandman o la bailarina del Royal Ballet Francesca Hayward. Todas ataviadas reglamentariamente de Chanel, con estilismos impecables.

Lucy Boynton en la cena que Chanel ha celebrado en el Museo Británico, con motivo de la presentación de su última colección de alta joyería.

Bajo la cúpula principal y con un menú en el que la langosta y la burrata fueron imprescindibles en la mesa, los invitados disfrutaron, tras la cena, de un concierto en directo de Minogue, con el tema 'I Should Be So Lucky' a capela incluido. La cantante defendió como nadie un minivestido cuajado de lazos –otro símbolo innegable de la casa francesa– y abertura lateral. Además de botines a juego, por supuesto, y las innegociables joyas: pendientes Tweed Brode y pulsera Tweed Cordage, en oro de 18 quilates con diamantes.

Su actuación fue el colofón perfecto a la presentación que había tenido lugar el día anterior, en Lindley Hall, de la colección diseñada por Patrice Leguéreau, director creativo de alta joyería de Chanel. Construido por el rey Eduardo VII en 1904 como espacio de exposiciones y horticultura, era el lugar perfecto para exponer las 64 piezas inspiradas en el tweed que conformaban la colección: su techo de cristal dejaba entrar la luz natural, haciendo resaltar aún más el brillo de cada diamante.

Un pasillo con los bocetos a lo grande, en los que Leguéreau imagina sus colecciones, separaba la sala con luz natural del espacio inmersivo que abría la exposición. Inspirado en la naturaleza de Edimburgo, era como si las espectaculares joyas estuvieran en medio del campo en lugar de en un recinto cerrado.

La selección de materiales y texturas que componen cada joya imita a la perfección el tejido que popularizó Cocó Chanel por el mundo, y el resultado es una proeza en materia de diseño y belleza. Se trata de la segunda muestra que la firma le dedica al mencionado tejido, pues la primera salió al mercado en 2020 y tenía aproximadamente 40 piezas.

Piezas de la colección de Alta Joyería de Chanel. / DR

Destacaban, entre otras, un collar que es, literalmente, tweed traducido al lenguaje del brillo; otro con una camelia como protagonista; pasando por un lazo cuajado de diamantes que hace las veces de broche o la pieza insignia de la colección: el collar Tweed Royale. Se trata del más especial de la colección por sus características ténicas.

Fabricado en oro y cuajado de diamantes, incluye también 37 rojos que nos hacen imaginarnos un traje de tweed en esos tonos. En el centro, una cabeza de león protagoniza la pieza, como símbolo de la fuerza y el poder de Gabrielle Chanel. Un precioso homenaje a la fundadora y primera diseñadora de la maison francesa. El secreto mejor guardado de la pieza es que es desmontable: el león y los diamantes principales se pueden desencajar para formar otras, como broches o anillos. La enésima prueba de que en Chanel no existe el sueño imposible.

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