exclusiva mujerhoy
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Tenía sólo nueve años cuando apareció por primera vez en la gran pantalla, en El Pianista. Morgane Polanski (París, 1993) no pronunciaba ni una palabra en aquella toma de contacto con el séptimo arte bajo las órdenes de su padre, Roman Polanski, pero vivió en primera persona lo que era un rodaje con mayúsculas. Lo mismo le ocurrió en su segunda película, Oliver Twist, dirigida también por su padre tres años después. Fue en The Ghost Writer, con 18, cuando tuvo que memorizar su primer guión y, más tarde, en 2015, cuando su espléndido papel de princesa Gisla en la serie Vikings la convirtió en estrella.
Hija del director de cine polaco y de la actriz francesa Emmanuelle Seigner, a Morgane le llegó la vocación cinematográfica en forma de herencia genética y, desde niña, quiso continuar el legado familiar. Así que, cuando llegó el momento, decidió estudiar interpretación en la Royal Central School of Speech and Drama, en Londres, ciudad en la que vive desde entonces. «Siempre me gustó el cine, siempre», asegura.
Realizamos esta sesión en Barcelona, en un día caluroso del verano, poco antes de unas cortas vacaciones, aunque ella misma reconoce que no es mujer de muchos descansos, porque desborda energía. Inquieta por naturaleza, tras sus experiencias delante de la cámara en títulos más recientes como La buena esposa o La crónica francesa, ahora quiere ponerse detrás para contar historias desde su punto de vista, no desde el de un personaje escrito por otros.
MUJERHOY. ¿Cómo le ha cambiado la vida el papel de princesa Gisla en Vikings?
MORGANE POLANSKI. Me la cambió por completo. Primero, por haber tenido la oportunidad de interpretar un papel increíble con el que me sentía identificada por su feminismo, por su honestidad, por ser una mujer brava y porque, además, me trajo muchas satisfacciones a nivel profesional y personal. Por otro lado, aunque estudié interpretación, no hay mejor escuela que un set de televisión, así que estar varias temporadas fue fabuloso para reforzar mi habilidad y mi confianza delante de la cámara. Además, fue una plataforma internacional increíble y miles de fans descubrieron mi trabajo. Con sinceridad, fue maravilloso.
¿Qué proyectos tiene entre manos ahora?
He terminado el rodaje de The Partisan, de James Marquand, con mi primer papel protagonista y en la que tengo el privilegio de compartir reparto con Malcolm McDowell [protagonista de La naranja mecánica]. En ella interpreto a una mujer increíble, una espía polaca que lucha contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Está basada en la vida de Krystyna Skarbek. ¡Fue una auténtica fuerza de la naturaleza! No tengo palabras para describirla. Parece que ella fue la inspiración real para que Iam Fleming creara el personaje de Vesper Lynd en James Bond. Fue una mujer valiente y comprometida, que hizo cosas que casi no puedes creer que fueran reales. Espero que pronto podamos verla.
¿Ha cambiado su perspectiva del cine con estos últimos y exitosos papeles?
No, pero lo que creo que sí cambiará esa visión es mi primer proyecto como directora, que espero poder rodar en breve. Estoy ahora en la fase de preproducción, pero llevo trabajando en esta historia varios años. En todos los proyectos en los que he participado hasta ahora he aprendido mucho como actriz. Me han dado confianza como intérprete y me han enseñado lo poderosa que eres desde la pantalla y que puedes dar lo mejor de ti misma, pero al final no todo está en tus manos, no puedes tomar el control.
¿Conocen sus padres este proyecto como directora?
Sí, claro.
¿Qué le dicen?
Están orgullosos.
¿Y le dan algún consejo? No sólo en este proyecto; en general, para su carrera. Ambos dominan el universo cinematográfico.
Cuando era una niña, ya me permitieron elegir lo que quería ser. Pero creo que aprendo más viéndolos trabajar que con sus consejos. Siempre me han dicho que lo más importante es trabajar, centrarte en tus objetivos y que el arte verdadero es manejarte con naturalidad en la historia que vas a contar.
¿Le gustaría trabajar de nuevo con su padre?
Me encantaría.
¿Tiene alguna idea o propuesta encima de la mesa?
No, ahora no. Pero si se presenta la oportunidad correcta, sería un orgullo hacerlo de nuevo.
¿Se reconoce en ellos?
Sí, en los dos. En el caso de mi padre, en la forma en la que se esfuerza, en tener las ideas claras para que las cosas se hagan realidad y en la perfección con la que trabaja. También en su rigurosidad. Y, en el caso de mi madre, me gusta mucho cómo domina su tarea. Bueno, ambos trabajan mucho y me reconozco en ello, me gustaría tener su fortaleza.
¿En qué quiere centrarse, en la actuación o en la dirección?
En ambas facetas, porque combinan bien una con la otra. No son excluyentes.
Cierto, pero el papel de intérprete consiste más en seguir instrucciones, mientras que la dirección exige dar órdenes, decidir, inventar una historia y cómo plasmarla...
¡Sí, sí, exacto! Por eso quiero dirigir y no sólo actuar, porque lo visualizo, lo tengo dentro, sé lo que quiero contar. Es como cuando conoces a alguien y sabes inmediatamente si esa persona es la correcta o no. ¡Eso me pasa con la historia que quiero rodar! No puedo adelantar mucho más por ahora.
¿Qué hace cuando no trabaja?
Depende de dónde me encuentre. En vacaciones, me gusta estar en la playa, bajo el sol y junto al mar, leyendo y comiendo cosas ricas. Y, en la vida cotidiana, cuando estoy en Londres, que es una ciudad que amo, me encanta ir al cine; casi siempre voy sola. Y veo series inglesas de crímenes en televisión. Me gusta pasar bastante tiempo sola, pero también me encanta salir a cenar y tener una buena conversación con amigos, acudir a mis clases de spinning, o dar un paseo por el parque cuando hace buen tiempo. También voy a menudo al karaoke y me gusta mucho visitar exposiciones de arte, ir a algún museo... El arte es algo que me apasiona.
¿Por qué eligió vivir en Londres?
Siempre quise salir de París, porque allí no me sentía cómoda. A los 17 años me vine a Londres a estudiar, aunque no sabía muy bien si me quedaría. Al principio fue difícil, porque no conocía a nadie. Pero con el tiempo fui encontrando amigos, me gradué y ahora siento que es mi casa. Amo la ciudad. Estoy todo el rato criticando el mal tiempo que hace, pero adoro Londres por su muticulturalidad, su energía, porque siempre está en movimiento, porque te permite aprender muchas cosas y te sorprende.
Recomiéndeme un libro para vacaciones.
Ahora estoy empezando The panic years. Pero acabo de terminar uno maravilloso, The racket race, y estoy aún emocionada. Lo leí despacio porque no quería que se acabara, para saborearlo más.
¿Tiene más sensibilidad por ser artista? ¿Es necesaria para actuar o dirigir, por ejemplo?
Sí, creo que es algo necesario. Y, por eso, creo que para muchos artistas es difícil vivir con calma y pierden un poco el norte con facilidad. Creo que hay que tener mucha sensibilidad y habilidad para empatizar con los demás para hacer este trabajo.
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