Casas Preciosas
Casas Preciosas
Entre East Hampton, con su Main Street repleta de tiendas sólo aptas para preppys, y Montauk, retiro de fotógrafos como Peter Beard o Andy Warhol, se alza discreto Amagansett, el pueblecito de los Hamptons, la zona del sur de Long Island, que cada verano se convierte en lugar de peregrinaje para las clases adineradas de Manhattan.
Allí pasan sus días de asueto Julianne Moore, Lauren Santo Domingo, Julian Schnabel... y Athena Calderone. Casada con el DJ Victor Calderone, colaborador de Madonna o Sting, esta exmodelo que debutó en Vogue al casarse con 23 años vestida de Dolce&Gabbana se ha convertido en una auténtica pope del interiorismo, disciplina en la que se formó y por la que hoy es seguida por actrices como Olivia Wilde o Naomi Watts.
Un dato ilustra sus éxitos: los resultados de sus diseños son los más buscados de Pinterest. De hecho, el que fuera el baño de su apartamento de Cobble Hill (Nueva York) se ha replicado hasta el infinito. Y la fiebre por lo suyo no cesa: su cocina ha sido una de las más copiadas, tanto que, una vez, estando en Miami, se dio cuenta de que todas las de una construcción eran como la suya. Ésa es la prueba de que es una prescriptora de verdad.
De hecho, la presentan como la heredera de Martha Stewart, la reina de las buenas maneras. Por ello se ha convertido en una celebridad, ha creado su marca de estilo de vida Eyeswoon, que fundó en 2011, y ha escrito varios libros, entre ellos Vivir con belleza, recién editado en España por Anaya Multimedia.
En él, a través de sus amigos decoradores de interiores, diseñadores de moda y creadores de tendencias, desgrana las claves para crear hogares donde el lujo no está reñido con la comodidad. Lo que ya casi nadie recuerda es que tomó clases de interpretación y apareció en un episodio de Sexo en Nueva York en un papel anunciado como Beautiful Woman. Obvio, porque Calderone es mucho más que una «mujer bonita». Harta de ser emulada, decidió poner a prueba la inteligencia de sus seguidores en las redes sociales. Y reformó su adosado de la Gran Manzana, pero también su residencia de Amagansett.
Cuando compró estos predios de modernidad rústica en los Hamptons, a finales de los 2000, el edificio se estaba cayendo y la hierba lo invadía todo. Por suerte, su vecino era el arquitecto Paul Masi, que convirtió el interior y el exterior en un «lugar sin fisuras». Ella sólo le dio un requisito: que el techo fuese de cuerda, en aquellos años de boom por la estética industrial.
Hasta que, el año pasado, sintió que había llegado el momento de cambiar. Durante un fin de semana, su marido y su hijo Jivan, también DJ y estudiante de la New York Acting School, retiraron el revestimiento de madera y colocaron nuevos paneles de yeso, que pintaron con cal, lo que aportó textura y ligereza al lugar. Los muebles los buscó en mercadillos locales y ferias de antigüedades.
«Esta casa sigue siendo un taller en el que experimentar. La modificaré, renovaré y retocaré, ya sea para darle más elegancia refinada o inyectar más rudeza, según me convenga. Es mi autobiografía visual», escribe Calderone en su nuevo libro. «El verdadero talento de un diseñador no es sólo crear un espacio hermoso y funcional, sino conferirle ese algo especial e individual basado en quiénes vivirán allí», cuenta Naomi Watts tras leerlo.
Y así es cómo Athenea Calderone se ha convertido en una de las anfitrionas más fabulosas de Los Hamptons, la rivera atlántica que ya sedujo hace un siglo a F. Scott Fitzgerald, quien retrató esa vida a ritmo de foxtrot en El gran Gatsby.
«Elige aquello en lo que quieres que se centre la mirada y deja que las piezas secundarias queden relegadas. Mi mesa de centro era tan llamativa que la combiné con una alfombra, un sofá y una silla de mediados del siglo XX, todo en tonos neutros».
Cuando Athena y su marido se mudaron aquí, la naturaleza lo invadía todo. Por eso han querido mantener una vivienda que, gracias a sus grandes ventanales, se abre hacia el exterior. Además, para crear una habitación con vistas «rompo la simetría con una cómoda industrial alta y un dúo de delicadas mesillas de materiales mixtos».
«Integra la arquitectura y el diseño gracias a una combinación de colores unificadora. Usé el techo de cuerda, las vigas negras y los montantes de las ventanas. Y reproduje sus tonos por toda la casa».
«Elegir un enfoque sistémico que implique la repetición de materiales es una forma brillante de unificar visualmente una casa. La piedra de lava ennegrecida, yuxtapuesta a la calidez de la madera, fue la inspiración para mi cocina... y para el baño. Era eficiente y coherente».