El epítome del lujo artesano o el bolso de Fendi que todas queremos esta Navidad

Cuando ideas un icono, tienes que contar algo nuevo, crear razones para alentar el deseo». Así de rotunda se muestra Silvia VenturiniFendi (Roma, 1961), directora creativa de la firma italiana que lleva su apellido, sobre su forma de entender la moda. La modista lleva años al frente de la dirección creativa de los accesorios, y se ha erigido también como un icono con las colecciones femeninas de la casa italiana.

Tal vez en eso estaba pensando cuando diseñó los que son, precisamente, los dos bolsos más icónicos de Fendi: el Baguette y el Peekaboo. El primero, nacido en 1997, se convirtió en un emblema del lujo y el estilo gracias a, entre otras, Carrie Bradshaw –la protagonista de Sexo en Nueva York a la que sigue dando vida Sarah Jessica Parker –, quien lo lució hasta la saciedad.

El segundo llegó en 2009, confirmando la sospecha más que fundada de que Silvia Venturini Fendi es un genio de la creatividad. Este 2024, el Peekaboo cumple 15 años y la enseña italiana ha decidido celebrarlo con una reinvención que añade a su nombre Shearling Interlace, poniendo en valor la artesanía y la originalidad que siempre ha acompañado a los bolsos de la firma: nuevos materiales y técnicas manuales, que siempre sorprenden.

Este modelo, con sus trenzados de cuero y piel de oveja en tonos neutros, es tan atemporal como el que la propia Silvia Venturini Fendi, dice, llevaría toda la vida. Y no nos extraña, pues lo podemos imaginar combinado tanto con estilismos del día a día en los que un buen abrigo color gris marengo sea el protagonista, como en otros de noche.

Para las o casiones nocturnas, se nos antojan perfectos los vestidos de cuero con los que la diseñadora acostumbra a deleitar a su público. Falda lápiz por debajo de la rodilla, moño peinado sin dejar un solo pelo suelto y este bolso en mano: ningún estilismo sofisticado había sido tan perfecto.