Así son los preciosos muebles de diseño de Sebastian Herkner que decoran las casas más impresionantes del mundo

Desde que con tan solo 25 años fundara su propio estudio en Offenbach am Main (la misma ciudad alemana en cuya prestigiosa universidad había estudiado arte y diseño), las vitrinas de Sebastian Herkner (Bad Mergentheim, 1981) no han dejado de acumular galardones: el IF Award, el Red Dot, el Iconic Award, Diseñador del año de 2019 en Maison&Objet y, un año después, el EDIDA en la misma categoría en el Salone de Milán son algunos de ellos. Pese a su juventud, solo diez años después de haber creado su propia firma en 2006, fue el invitado de honor en la prestigiosa feria Imm Cologne 2016.

«En general admiro a la gente que se arriesga, que nada contra la corriente, que intenta marcar la diferencia. Como diseñador, necesitas encontrar tu propio lenguaje y filosofía de diseño, un sentido único para los colores y los materiales. Cuando abrí mi propio estudio hace 16 años, mi idea era centrarme en la artesanía. Se me ocurrió la mesa Bell y, en los primeros años, nadie estaba interesado en ella porque en ese momento no se hablaba en absoluto de nuevos materiales y tecnologías», explica a Mujerhoy desde su luminoso y despejado estudio, con la mínima dosis del desorden que se puede esperar de uno de los mejores diseñadores del mundo.

Firmas como ClassiCon (la que en 2012 acabó distribuyendo la mencionada e icónica mesa Bell, un paradójico prodigio de resistencia y ligereza al estar realizada en cristal), Ondarreta, Capellini, Dedon, Gubi, Linteloo, Pulpo, The Rug Company, Thonet, Moroso, Wittmann y Zanotta son solo algunas de las firmas de primera línea que han rendido a la equilibrada visión de este enamorado de la artesanía tradicional en la más amplia acepción del término.

Ajeno a modas (aunque uno de sus primeros y últimos trabajos antes de crear su firma homónima fue en las oficinas londinenses de Stella McCartney), Herkner borda objetos vanguardistas de líneas aparentemente sencillas pero que encierran una gran historia. «No me siento orgulloso de ningún diseño en específico, ya que pongo mucha energía, dinero, tiempo y pasión en cada uno. En realidad, para mí el orgullo o la felicidad no están relacionados con el éxito. Estoy muy orgulloso de mis colaboraciones con artesanos de todo el mundo. Conozco casi todas las instalaciones de producción, entiendo las técnicas y la forma de obtener los materiales«.

«Para mí, el diseño es más que añadir una forma o color a un producto. Hay una gran responsabilidad de la que me hago cargo. Me encanta trabajar con artesanos en países como Colombia o Sudáfrica, que no son los destinos típicos del diseño. Me interesa la belleza local que no ha renunciado a hacer objetos a mano», revela este infatigable viajero para el que «la observación y la experiencia son las claves de la imaginación y la creatividad». De hecho, añade, « la inspiración se encuentra en todas partes, solo tienes que tener los ojos abiertos y una mente curiosa. El desafío al final consiste en utilizar esas inspiraciones y experiencias de una manera única y trasladarlas en un producto de diseño sostenible y responsable».

La innovación en el diseño, la tradición en la producción y lo aprendido en los viajes son tres de los focos de atención del más modesto de los diseñadores estrella. El cuarto sería el arte. «Mi última gran inversión ha sido una pieza de André Butzer, un artista alemán al que admiro desde hace ya varios años. El arte es mi único vicio», aclara entre risas antes de rendirse al desafío que le proponemos de definirse en pocas palabras: «Soy curioso, de mente abierta y siempre estoy a la caza de nuevos colores, técnicas, detalles, soluciones, materiales...».

A partir de la confluencia entre sus múltiples referentes artísticos y artesanos, viajeros y nostálgicos, Herkner ha esculpido un universo único poblado de piezas coloridas, de formas orgánicas, irrepetibles y extremadamente funcionales a pesar de su ADN profundamente estético. «Personalmente, contemplo el diseño como la mejor manera de expresarme. En general, es un concepto que está muy relacionado con nosotros como seres humanos y con nuestra sociedad. Nos define de una manera muy fuerte. Por eso veo aquí una enorme responsabilidad, pero también un potencial para dar forma al futuro».

La nueva temporada llega cargada de novedades desde esta manufactura de belleza en Offenbach am Main. «Lanzaremos una maravillosa colección de iluminación llamada Class with Vibia», nos cuenta el creador germano. «Mi idea era utilizar un tubo de vidrio estructurado para una iluminación arquitectónica sencilla pero también decorativa para el jardín», señala. Lámparas como obras de arte, muebles que quieren ser esculturas (como la mesa que soñaba con ser una campana) e interiores que generan estados de ánimo son la especialidad de Herkner.

«Mi proceso creativo, y creo que el de cualquiera, empieza por cuestionarnos a nosotros mismos. Como diseñador y como ser humano, creo que debemos ser conscientes y examinar nuestro consumo, nuestros comportamientos y nuestras necesidades. Este es siempre el punto de partida para iniciar una conversación tanto con mi equipo como con el cliente. El diseño se trata de comunicación en varios niveles. Mi diálogo personal con el bolígrafo y, al final, el del producto y el consumidor. Hay muchas historias que contar», reflexiona. En la era de la modernidad líquida, Sebastian Herkner no renuncia a su contacto con la tierra: « Me encantan los materiales reales como el vidrio, el metal, la lana, la madera y la cerámica. Creo que lo que aprecio en ellos es que podamos darles forma a mano y que envejezcan de una manera tan encantadora».