exposiciones de moda
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Arrancaban los años 60 y Malí salía de siete décadas de colonialismo francés. Toda una nueva generación de jóvenes protagonizó entonces una revolución cultural y social, un estallido de optimismo, creatividad y diversión, una especie de «movida madrileña» a la africana en la capital del país, Bamako, dos décadas antes de que estallara en Madrid. Frente a las rígidas normas de conducta social, vestuario, etcétera, que estaban instauradas en la sociedad maliense, las reivindicaciones de miles de jóvenes que querían mostrarse como realmente eran y emular las conquistas de libertad de Occidente. Y en ese contexto de efervescencia musical, de moda y clubbing, con una vida nocturna exuberante y llena de desparpajo estético, un fotógrafo excepcional inmortalizó esas ansias de cambio y modernidad: Malick Sidibé (1936-2016).
Ahora, gracias a la Fundación Loewe, esa «movida bamakesa» de vitalidad llega a Madrid a través de más de 40 fotografías que Malick Sadibé, rebautizado como «el ojo de Bamako», inmortalizó en los 60 y 70 en salas de fiestas, en las calles y en su diminuto estudio de 12 metros cuadrados que, sin embargo, era un enorme refugio, una gran isla de libertad en la que chicos y chicas se despojaban de la vestimenta tradicional para abrazarse a la minifalda, los pantalones de campana y el estallido de estampados y colores sesenteros. Con el título Malick Sidibé: La Joie de Vivre (la alegría de vivir), la muestra estará hasta septiembre en la Leica Gallery, en Madrid (Ortega y Gasset, 34).
Si en algunas fotografías Sidibé retrata a mujeres con los boubous africanos (una túnica común en el vestuario femenenio), en otras empodera a las jóvenes con minifalda, pantalones ajustados o conduciendo una motocicleta mientras el varón va sentado en la parte de atrás (toda una osadía para la cultura de la época).
Las pistas de baile en las que esa nueva generación se movía a ritmo de rock and roll, jazz, swing o sones cubanos, eran también el escenario en el que Sidibé se había ganado la fama de retratista imprescindible. Para ser considerado moderno o moderna, había que posar ante la lente de Sidibé, que había comenzado como fotógrafo de bodas, cumpleaños y bautizos.
Los protagonistas de Sidibé son personas anónimas que en sus imágenes derrochan, sin embargo, personalidad y contemporaneidad a través de imágenes de aparente simplicidad, pero complejas por todas las circunstancias sociales, económicas y políticas que las rodeaban. también por las estéticas, ya que, aunque con aparente desenfado, la indumentaria de cada imagen también está cuidadosamente seleccionada por sus protagonistas y Sidibé.
Cuando en 1968 un golpe militar derrocó al primer gobierno independiente de Malí, la ola de represión se apoderó nuevamente del país. No obstante, esa nueva generación no se dejó amedrentar y siguió reivindicando un futuro libre y optimista. Sidibé también siguió siendo un testigo imprescindible, fotografiándolos y documentando para la Historia esa ilusionante realidad.
Malick Sidibé no fue reconocido en las esferas artísticas europeas hasta mediados de los años 90. A partir de entonces, sin embargo, el éxito le llegó desde múltiples museos e instituciones hasta convertirse en el primer africano en ganar el León de Oro en la Bienal de Venecia, en 2007. Con la exposición, la Fundación Loewe sigue apostando por la fotografía no solo como expresión artística, también como herramienta que capta el cambio social y reivindica la libertad de expresión.
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