Artesanía, saber hacer y pasión por su trabajo: así ha conseguido Teresa Helbig su último galardón

«Siempre buscamos una historia y de ahí vamos tirando del hilo», nos cuenta Teresa Helbig sobre cómo es el proceso creativo en su atelier, cuando empiezan a trabajar en una nueva colección. Ana Bolena es el hilo conductor de la última línea de la diseñadora, pensada para el próximo otoño. «Nos lo leímos todo, vimos todas las series… así salió por ejemplo el collar con la B de Bolena, en el que cambiamos las perlas por tachuelas, llevándolo a nuestro terreno rebelde», explica.

El ejemplo ilustra, en cierta medida, el inmenso trabajo que hay detrás de cada detalle, de cada patrón y de cada prenda que crea la marca. Gracias a los esfuerzos titánicos que hacen desde el pequeño atelier en la barcelonesa calle Mallorca –muy cerca de paseo de Gracia– Teresa Helbig acaba de recibir el Premio Nacional de Diseño de Moda 2023.

El galardón lo entrega el Ministerio de Cultura y Deporte y, aunque la propia Helbig confiesa que no se lo esperaba, lo cierto es que en su último desfile, celebrado el pasado mes de febrero, tuvimos una gran pista: Pedro Sánchez estuvo presente, junto a su mujer, Begoña Gómez, clienta habitual de la firma. Sánchez se convirtió así en el primer presidente del Gobierno en asistir a un evento de esta índole.

«Estamos muy contentos por este reconocimiento a los 30 años. Es una pasada por la repercusión que tiene y no nos lo esperábamos, así que ha sido un regalazo. Ha sucedido como todo en Teresa Helbig: las cosas se van cumpliendo y al final es como un sueño», asegura. Equipo, equipo, equipo. La palabra no dejará de sonar en toda la conversación de la diseñadora con Mujerhoy.

Helbig es consciente de que el éxito de su firma es fruto del trabajo de muchas manos, que creen en un proyecto común y se esfuerzan porque todo salga como debe. Cada persona está implicada al máximo y confía siempre en darle oportunidades a personas jóvenes y mantener motivado al personal.

Durante su trayectoria, siempre ha tenido en mente y de forma natural el cuidado de la artesanía. Entre las particularidades de la última colección, la creativa nos ha desvelado algunos secretos técnicos: uno de los bordados más especiales lo han rescatado de 1600, fruto de una exhaustiva investigación por parte de su equipo. Su reproducción es tan costosa que se tardan 12 horas en hacer un pequeño trozo de tela. «Poder recuperar esas técnicas y trasladarlas a este momento, haciendo ropa canalla y que empodera, para mí es mágico e increíble», confiesa.

Por eso al atelier le llaman 'el laboratorio', según nos cuenta Helbig. Y continúa: «Siempre estamos haciendo de todo: desde porcelana, flores de ceram metal… investigamos mucho para crear prendas únicas. El trabajo es minucioso y a veces no se aprecia». Como sucede con los bordados de sus prendas que, en ocasiones, el ojo menos experto los confunde con estampados.

Además de locuras artesanas en las mezclan tejidos de sillas con, por ejemplo, lentejuelas, otra de sus claves para el éxito es el papel que juega la mujer en sus colecciones. «Ana Bolena era un icono feminista sin saberlo, consiguió hacer las cosas a su manera, a pesar de vivir en un mundo de hombres. Su legado es como el de Helbig», explica sobre cómo escogieron al icono de su colección para la próxima temporada.

«En el equipo somos casi todo mujeres y pensamos siempre en la mujer a la hora de crear. Siempre habíamos estado en manos de los hombres a nivel de diseño, ya era hora de cambiar», continúa explicando. Cuando una clienta decide ir a su atelier, lo hace sabiendo que se va a llevar un Helbig confeccionado para ella. Desde escoger el color, al corte o el modelo… todo el asesoramiento va dirigido a que se vea favorecida.

Por esta razón, no trabajan con stock, una decisión que tomaron desde los inicios de la firma y que, además de ser la opción más sostenible dentro de la industria, permite una libertad absoluta. El resultado de esta forma de trabajar ha sido un crecimiento orgánico, con un ADN muy marcado y alejado de las grandes producciones. «Hay mil formas de trabajar en moda, pero nosotros no queremos competir contra grandes grupos», declara. Y termina: «Gracias a ese trato, las clientas repiten». Y lo seguirán haciendo 30 años más.