El vestido más bonito de Grace Kelly y otras joyas de la exposición de Balenciaga en París que rescata diseños inéditos del maestro español

Cristóbal Balenciaga (Getaria, 1895) descubrió su talento gracias al encargo de la marquesa de Casa Torres, que quedó fascinada con su talento cuando tenía tan solo 13 años. Desde entonces, mujeres de la alta sociedad y la realeza de la época nunca dejaron de encargarle sus distintivas creaciones : las faldas con volumen, las siluetas baby doll y su creatividad cautivaron de tal manera a las grandes esferas que su éxito sigue siendo palpable en nuestros días.

Su trabajo en la industria de la moda, que llevó a cabo desde París durante más de tres décadas, dejó una huella indeleble que marcó las bases de la alta costura para siempre. A pesar de no ser nunca reconocido por la Federación de la Alta Costura de París por sus estrictas normas: aunque sus colecciones de más de 200 diseños y sus talleres repletos de cientos de trabajadores sobrepasaban los requisitos que imponía la entidad, el hecho de no utilizar telas francesas casi en exclusividad le dejó fuera de un circuito al que, por otro lado, no le hacía falta pertenecer.

Su creación es tan impresionante que aún siguen existiendo diseños nunca vistos del gran maestro español. Hoy, es la misma ciudad que le acogió y en la que desarrolló su creatividad, la que le rinde homenaje con una nueva exposición en la que salen a la luz, por primera vez, 30 vestidos de alta costura confeccionados por él mismo.

La efímera muestra estará disponible tan solo este fin de semana en el número 40 de la calle de Sèvres, la sede central del grupo Kering y la firma Balenciaga. Con el nombre The Woman Behind the Dress (La mujer tras el vestido), la exposición resalta la forma en la que Cristóbal Balenciaga confeccionaba a medida todos sus trajes, pensando en las mujeres para las que lo diseñaba.

Uno de los diseños de la colección, en terciopelo negro con perlas decorativas en el cuello, fue confeccionado a medida para Grace Kelly. La princesa de Mónaco era una auténtica musa para los grandes diseñadores y todos soñaban con vestirla: Givenchy, Dior o Gucci confeccionaron para ella creaciones a medida y compartieron protagonismo en su guardarropa con el gran maestro español. Pero no solo de la realeza vivió Cristóbal Balenciaga.

Mientras que Gabrielle Chanel epataba con sus diseños en largometrajes de Jean Renoir o Luchino Visconti, Hubert de Givenchy cultivaba su fama gracias al papel de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes y los impresionantes estilismos que han pasado a la historia. El maestro vasco hacía lo propio en largometrajes de otros grandes como Alfred Hitchcock (Con la muerte en los talones) o Jean Cocteau (El testamento de Orfeo).

De su paso por importantes productoras como Twentieth Century Fox Film Corporation o Paramount Pictures no solo consiguió acumular fortuna o dejar sus creaciones impresas para siempre en la historia del cine. También estrechó lazos con las actrices más reconocidas de Hollywood, como Ingrid Bergman, Marlene Dietrich o Brigitte Bardot, para quienes confeccionó diseños a medida a lo largo de toda su carrera.

Con su sensibilidad para atender a cada detalle, sus técnicas de costura y su capacidad de innovación, conseguía expresar la individualidad y resaltar la belleza de quienes vestía. El actual director creativo de la firma, Demna, describe su talento como algo que va más allá de la ropa: «Lo que él conseguía crear en el cuerpo a través de la ropa era un poco como la cirugía plástica».

Con esta exposición efímera, Balenciaga «propone una forma diferente de ver y apreciar la moda y a las mujeres que la visten». Un plan que forma parte de las Jornadas Europeas de Patrimonio, impulsadas por el Consejo Europeo desde 1991 y que este 2023 se celebran del 9 al 17 de septiembre, para continuar promoviendo el acceso al patrimonio cultural.