Existen pocas (¿ninguna?) firmas de ropa interior que hayan conseguido tanta presencia en la cultura pop como Calvin Klein : en 1984, Kate Moss y el rapero Marky Mark (hoy Mark Wahlberg y actor) mostraron la goma de sus calzoncillos y bragas en una campaña, y la operación de dejar de caerlos vaqueros para mostrar la marca se convirtió en una fiebre. Desde entonces, Calvin Klein representa la alternativa minimalista a la lencería a tope de encajes: justo lo contrario que Wonderbra en los 90 y Victoria's Secret en los 2000.
Desde entonces, la marca ha confiado en el sexy tranquilo y la calidad de las prendas y en campañas que no han vuelto a hacer tanto ruido como para definir una época. Hoy, su estrategia de moda busca otro tipo de relevancia más atemporal, que tiene mucho que ver con la permanencia de un legado y con el culto a la creacón. De ahí la colección cápsula que acaba de sacar con la Fundación Andy Warhol y en la que sujetadores, camisetas y calzoncillos se adornan con impresiones de la película de Warhol 'Kiss'.
Tiene sentido que parte de la obra de Warhol, el padre del arte pop, viaje en piezas de ropa interior que no superan los 50 euros. La máxima aspiración del creador fue que su arte fuera máximamente visible y accesible, cosa que Calvin Klein garantiza gracias a esta colección cápsula. Además, el lugar y la manera en la que las imágenes están impresionadas en la ropa no puede ser más interesante. Llevar debajo de la ropa un pedazo de arte es una sorpresa que merece la pena.
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