París le puede a Nueva York , al menos en lo que a estilo avanzado se refiere. La guerra de estilo ha llegado al territorio de las series y las dos contendientes, And Just Like That y Emily in Paris , han presentado sus armas. De un lado, Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker), la heroína de Sexo en Nueva York ya en la cincuentena, fiel a su estilo seductor, abigarrado (por no decir sobrecargado) e impracticable para cualquier mujer que no pase el día del taxi a la silla. Del otro, nuestra favorita: Sylvie, la directora de la agencia de marketing en la que trabaja Emily (Lily Collins), una ejecutiva parisina con el mejor power style que hemos visto en mucho tiempo. Si buscabas una buena razón para no sumarte a la corriente de odio hacia Emily in Paris, Sylvie es una.
Sylvie, interpretado por la actriz francesa Philippine Leroy-Beaulieu (58 años), sí ejerce poder real como ejecutiva y fundadora de su propia empresa, por eso no tiene que reclamarlo con looks sobreproducidos, como los que lucen Carrie, Miranda y Charlotte en And Just Like That. «Caro no quiere decir lujoso», insiste Sylvie. Pero, cuidado, la verdadera estrella de Emily in Paris tampoco se limita al típico traje de chaqueta de CEO, como si viviera acogotada por el androcentrismo del business. Su estilo pulido y sexy eclipsa a la mismísima protagonista de la serie, Emily, apenas princesa por sorpresa cuando se coloca al lado de esta reina. Además, renunciar a la feminidad es, en París, un pecado.
Contemplar a Silvie en Emily in Paris es comprobar la vigencia del mito de la mujer parisina, esa que lo da todo para que el llamado chic parisino, ese que se cifra en una melena despeinada, una talla 36 y un cigarrillo a punto de ser encendido, no la abandone. De hecho, una de las pocas reglas en la agencia de Sylvie es que allí no entra a comida. Jamás. La parisina mítica teme como a la muerte desaparecer del escaparate de lo sexy, con lo que hará todo lo que esté en su mano para seguir entrando en los pantalones pitillo de su juventud y no cortarse jamás el pelo. Desde el modelo contrario, el que fluye con las incidencias del tiempo y la dieta alta en calorías, solo queda admirar la determinación y voluntad de estas impresionantes señoras. El sacrificio que se imponen para que nos dé tanto gusto mirarlas.
La distancia entre Carrie y Sylvie no es puntual sino, más bien, sustancial: mientras And Just Like That gira entorno a un grupo de amigas instaladísimas económicamente que se reúnen para beber y hablar de sus cosas, Emily in Paris mueve su trama alrededor del trabajo, más en concreto de las vicisitudes propias del negocio de la publicidad. Quizá por ese motivo, Sylvie se entiende perfectamente bien con sus trabajadoras de veinte años, mientras que Carrie y sus amigas no saben cómo comunicarse con la nueva generación woke. Aunque tienen 50 años, se comportan como si este siglo ya no fuera con ellas.
Más indicios que nos confirman que Silvie es el personaje femenino que nos merecemos las mujeres de cualquier generación: aunque sus looks sean tan afilados y precisos como los de Miranda Priestly (la jefa malvada creada por Meryl Streep para el diablo se viste de Prada, Sylvie sí se preocupa por su equipo. Es la última en desaparecer cuando hay que resolver un problema y la primera a la hora de las felicitaciones, los comentarios empoderadores y las críticas constructivas. Su energía es maternal, pero lleva una vida sexual más interesante que la de la propia Emily.
Además de mostrarno s una mujer de casi 60 en pleno esplendor laboral y sexual, Sylvie nos permite plantearnos la brecha de libertad que existe entre los hombres de 50 que se relacionan tranquilamente con mujeres jóvenes y las mujeres maduras que hacen lo mismo. Pese a su presencia de absoluta reina, Sylvie teme hacer el ridículo si sale a almorzar con su joven amante de 30. Es un personaje que, aunque viva en un mundo aspiracional (y, por tanto, terriblemente irreal), reconforta. Y no parece una caricatura, como le sucede a Carrie, Charlotte y Miranda. Personajes devorados por su propio personaje.
20 de enero-18 de febrero
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