Cinco trucos descubiertos en los desfiles de alta costura de París que hacen magia en looks a partir de los 50

La distancia que existe entre la alta costura y las tendencias que llegan al 'street style' parece un abismo y, de hecho, lo es. La propuesta de John Galliano para Maison Margiela solo puede atraparse desde la posición de espectadora asombrada, esa es la verdad. Sin embargo, otras firmas acuden a algunos trucos y giros de estilo que son perfectamente replicables con prendas más accesibles, aunque perdamos cierto porcentaje de sofisticación, de excelencia en el acabado o de inventiva en el patronaje. No hablamos de resignación. Optamos por la inspiración.

En realidad, la alta costura sobrevive en su universo paralelo gracias a su estatus de fenómeno puramente aspiracional, pues la mayoría de los diseños jamás irá más allá del prototipo que se muestra en pasarela. A veces, la única oportunidad de verlo en acción se produce porque una estrella de Hollywood decide mostrarlo en una alfombra roja, porque las clientas VIP que encargan alguna de estas piezas hacen modificaciones que incluso pueden ir más allá de sus medidas. Por eso, los diseños que vemos en pasarela contribuyen, ante todo, a incrementar el deseo que provoca la marca y que puede satisfacerse en forma de accesorios, cosméticos o incluso pequeños objetos de decoración.

Nadie ha decretado que solo las marcas del 'street style' o las firmas que se mueven en los llamados 'mid prizes' o precios medios puedan sacudir el árbol de la alta costura para llevarse algunos de sus frutos. Nosotras, las consumidoras aficionadas de la moda, también podemos coger lo que más nos convenga. Sobre todo más allá de los 50 años , cuando tenemos la oportunidad de aprovechar armarios bastante más nutridos que los juveniles, roperos que ofrecen múltiples posibilidades de color y tendencias. Si eres de las que tira nada o poco ya tienes mucho a favor.

Enfrentadas al shock estético que un buen show de alta costura pretende, las verdaderas 'fashionistas' se comportan como urracas. Esto es: atentas a lo que más brilla y pueden coger casi al vuelo. No serán los tejidos imposibles ni los cortes extraordinarios, esos que convierten un clásico en una arquitectura renovada y deseable. Sin embargo, sí se ponen al alcance determinadas combinaciones de color, siluetas, estilo de accesorios o, sencillamente, los conceptos abstractos que inspiran una colección y pueden trasladarse a otras prendas.

En la reciente Semana de la Alta Costura de París pudimos capturar algunas de estas ideas, estilos o recursos fácilmente replicables. Favorece este pequeño saqueo que las grandes casas de moda tienden cada vez más a aterrizar sus propuestas y menos a regodearse en prendas prácticamente imposibles. Este fue el caso de Galliano pero, como decíamos, la espectacular puesta en escena de su creatividad tiene los dos pies y no solo uno en el terreno del arte. Definitivamente, otro planeta.

El desfile de la alta costura que más puede nutrir de ideas a las amantes de la moda es, sin duda, el de Pierpaolo Piccioli en Valentino. El diseñador no necesita irse a otro mundo para crear las prendas más atractivas y, a la vez, comprensibles de la costura contemporánea. Es lo que ocurre cuando partes de diseños absolutamente clásicos y, a golpe de genio, clase y gusto, puedes refrescarlos hasta hacerlos sentir como nuevos.

Una de las herramientas clave en la caja de herramientas de Valentino es el color. Las combinaciones de color que propone Pierpaolo Piccioli reactivan la savia de esas prendas clásicas que se pretende reanimar para el siglo XXI. Rosa chicle con verde oliva, azul verdoso con púrpura y naranja o gris hielo, amarillo bebé y rojo sangre se ofrecen a las amantes de la moda como sugerencias para experimentar en el propio armario. Una pista: ya no se trata de combinar los recurrentes tonos primarios, sino de mezclar tonalidades sofisticadas e impredecibles.

Hace algunas temporadas que las siluetas redondas, los textiles inflados y las siluetas mullidas atrapan a las amantes de la tendencia con su esencia infantil y confortable. Nos atraen como nos atrae todo lo que puede etiquetarse como 'cuqui' y que viene a amortiguar la dureza de un 'mundo real' en el que la agresividad se incrementa. Es en esta línea en la que podemos interpretar una de las ideas de moda más celebradas de la alta costura reciente: l a sustitución del pelo que imita cualquier pelambrera animal por la lana.

El desalojo del pelo animal de la alta costura es inevitable, pues incluso lucir abrigos de pelo heredados o comprados en el circuito 'vintage' puede resultar problemático. La crueldad de estas prendas hiere la sensibilidad también en su versión falseada, pues se trata de un material que requiere petroquímicos para producirse. De ahí la genial idea de Peter Muller en Aläia: utilizar lana de merino para crear abrigos tan espectaculares como los que pasearon por las pasarelas en los años 80. También faldas, por cierto. Se abre aquí un mundo inexplorado para aquellas 'fashionistas' con talento para tricotar.

Volvemos al desfile de Valentino porque deja el primer mandamiento del vestir cuando ya no cumples 50: desterrar el negro como color por defecto para las prendas de abrigo. Incluso habría que poner en cuestión el azul marino más oscuro. Nada revitaliza y activa más un look que un chaquetón, un plumas o un abrigo que proponga un color vitaminado. Puede ser cualquiera, pero que sea vivo. Vivísimo a ser posible.

No siempre tenemos que cargar lo textil con toda la responsabilidad de sofisticar un look. De hecho, hasta la propuesta más básica puede convertirse en interesante, inteligente y sofisticada gracias a una buena elección de accesorios. Esta temporada, los protagonistas absolutos en el equipo de los complementos son los pendientes. Olvídate del minimalismo, la discreción y el equilibrio de las carísimas piezas con piedras preciosas. Entramos en el reino loco de la bisutería. Alta o baja.

Si vas a llevar pendientes, que se vean. Conviértelos en un manifiesto porque así lo han hecho varias formas en la alta costura y lo harán múltiples marcas del 'prêt à porter'. Hasta Giorgio Armani cayó bajo el hechizo de las grandes arquitecturas, prueba de que la elegancia no esta reñida con el tamaño. Busca pendientes XXL en tu joyero o en las colecciones más accesibles de la bisutería de diseño: te los vas a poner sin parar. Si los pendientes no te vuelven loca, prueba con las gargantillas. En Dior fueron el accesorio sorpresa.

Aunque la costura suele exigir tacón alto, no todo son alturas y 'stilettos' en la pasarela de París. De hecho, cabe tomar buena nota sobre el tacón que propuso la marca escandinava Toteme. Supone una alternativa perfecta para las que hemos optado por utilizar zapato bajo en todas sus versiones, pero no queremos renunciar a los efectos especiales del tacón para ocasiones especiales. En estos casos, ya no tenemos que pasar el trago de volver a subirnos a cuatro, seos u ocho centímetros. Podemos elegir el clásico y cómodo tacón 'kitten'.

Puede ser el 'kitten' en la versión clásica y conocida por todos pero podemos buscar el tipo de tacón que defiende Toteme: en forma de pequeña plataforma. Eleva lo suficiente como para sofisticar el paso pero no tanto como para abrirle vía a la incomodidad. Más virtudes: este tacón es tan versátil, que funciona en los looks sofisticados pero, también, para elevar unos vaqueros en tu día a día. La inversión merece la pena, por eso no tienen limitaciones de estilo.