boda con pablo de grecia
boda con pablo de grecia
Un 1 de julio de 1995 Pablo de Grecia se daba el 'sí, quiero' con una jovencísima Marie-Chantal. Un enlace que tuvo lugar en la catedral ortodoxa de Santa Sofía de Londres y que reunió a un total de 1.300 asistentes entre los que se encontraba una representanción de la familia real española: fueron los reyes Juan Carlos y Sofía, la infanta Elena y el entonces príncipe Felipe.
Y a pesar de las grandes personalidades que asistieron al evento -estaba también la reina Isabel II-, como ocurre en cualquier boda el detalle protagonista fue el vestido de novia de Marie-Chantal. La princesa escogió un diseño royal muy original y no tan clásico que sorprendió.
Este enlace que ha cumplido este mes de julio 29 años coincidió con el de Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet, quienes celebraban también una boda, pero mucho más discreta que el despliegue por todo lo alto que organizaron los griegos. Una boda por todo lo alto en la que el vestido blanco de Marie-Chantal acaparó todas las miradas.
Para la confección de su vestido, la princesa se decantó por uno de sus diseñadores predilectos: Valentino. De esta forma, apareció en la iglesia deslumbrante con un auténtico diseño de Alta Costura que ya ha pasado a la historia como uno de los mejores vestidos de novia de la realeza.
El vestido tardó más de cuatro meses en llevarse a cabo y tal era su confección minuciosa y detallada que, en su momento, se valoró en un millón de dólares. Y gran parte de culpa la tenía un con busto encorsetado de escote palabra de honor adornado a partir con un cuerpo de encaje con detalles de rejilla y flores en miniatura incrustadas.
Una maravilla en color marfil que iba acompañada de una voluminosa falda en forma de tulipán cosida en seda y adornada con bordados hechos a mano de perlas y encajes. Perefectamente adaptada a la silueta de Marie-Chantal, este vestido es, a día de hoy, inspiración para muchas novias actuales.
Pero la cosa no quedaba ahí. La imponencia de este vestido se debía también a una larga cola que completaba el vestido y un velo de casi cinco metros que fue configurado mediante arcos y mariposas bordadas. Otra obra de arte que sujetaban sus damas de honor.
En cuanto a los accesorios, la pieza protagonista era una tiara que peretenecía al joyero familiar y que aportaba el toque royal al look nupcial. En concreto, se trataba de la tiara del Corsario, una diadema de diamantes y perlas de Ana María de Dinamarca, que también llevó Tatiana Blatnik en su boda con Nicolás de Grecia en 2010.
Además, Marie-Chantal añadió unos pendientes con un par de diamantes colgantes con forma de lágrima que quedaban a la vista gracias a un recogido clásico y con volumen. Por último, el ramo. La princesa optó por un bouquet de una única flor de color rosa claro que apostaba por la sencillez.