
El impresionante look de novia de Barbara Guggenheim.
El impresionante look de novia de Barbara Guggenheim.
Cada novia es un mundo, no importa su edad. Sin embargo, más allá de los 50 pueden sumarse restricciones de estilo que, a la postre, conducen a looks maravillosos. Los manuales de estilo dictan reglas de intensidad variable: desde el rígido mandato de no vestir de blanco una vez alcanzada la madurez, hasta la sugerencia más o menos flexible de evitar al estilo princesa. O los escotes profundos. «Quizá el vestido de una chica de 20 es más un sueño que el de otra de 40, que está más pegada a la realidad», dijo la diseñadora nupcial Rosa Clará , al hilo de su boda a los 50 años. Optemos por ser realistas sin dejar de soñar.
El vestido de novia de Rosa Clará es un buen ejemplo de cómo adaptar los clásicos nupciales en la edad madura. Pensado para resaltar la estupenda silueta de la diseñadora, esta lo confeccionó en un 'crepe' de seda natural en un clarísimo color gris perla (un truco genial para evitar que el resplandor del blanco apague la piel). Como único adorno, añadió un detalle de pedrería en la cintura hasta la espalda. La melena natural realzó aún más la inspiración años 30 del vestido, que es un diez porque no se come a la novia. Al contrario.
Evidentemente, las novias de 50, 60 o 70 años tienen más presencia que las jóvenes, aún encarnando un papel soñado a través de un vestido. La experiencia dicta lo que deseas de manera más precisa, acotando mucho más en tejidos, siluetas, estilos. Y, así, deja ver más a la mujer que a la esposa. ¿Será por eso que tantas novias maduras piden un traje de chaqueta? Puede ser. Pero, además, es la opción clásica y cómoda para las mujeres maduras cuya ilusión ha rebasado los límites de un vestido.
«Aunque cada novia debe elegir lo que le guste y mantener solo cierto sentido común, a partir de los 50 años los vestidos de novia se convierten en trajes de boda, y la elegancia, la practicidad y el diseño imperan, aunque no se deje de lado la originalidad«, explica Rosa Clará en «Secretos de boda» (Ed. Planeta). «Los trajes de chaqueta se encuentran entre las opciones más elegidas, así como los vestidos cortos con líneas depuradas y hasta los esmóquines».
Que nadie piense, sin embargo, que un sencillo traje no puede asumir variaciones nupciales espectaculares. Lo vimos en una novia de 77 años, la heredera y consultora de arte contemporáneo Barbara Guggenheim, radiante con una traje diseñador por su sobrina, Isabel Wilkinson Shot, para su marca Attersee. «Como tengo ya una edad y es mi segundo matrimonio, no quería un look blanco, blanco, sino un blanco roto», confesó la novia a la edición estadounidense de 'Vogue'. «Y solo debían verse ciertas partes de mi cuerpo. Al final, la parte elegida fueron los hombros».
En realidad, Barbara Guggenheim llevaba en mente una túnica con unos pantalones pitillo a juego, pero una vez en el 'atelier' de su sobrina, se probó una de las chaquetas icónicas de la marca, la chaqueta Cecily, y enseguida se decidió por ella. Sirvió de punto de partida para un traje de chaqueta y pantalón que es a la vez delicado y atrevido. «Jamás he recibido tantos cumplidos como con este traje», confesó a la revista la prestigiosa consultora. Importante la elección de joyas: la novia añadió un vanguardista 'ear cuff' de diamantes de Ana Khouri.
Otra novia que ya no cumplía los 50 el día de su boda fue Jennifer Lopez, en las antípodas de Barbara Guggenheim en lo que a su estilo se refiere. Aún así, la cantante y radiante novia también optó por mostrar cierta parte de su cuerpo: brazos y espalda. Importante: la ceremonia se celebró el 4 de agosto de 2022 en su casa de Riceboro, en la reserva de Hampton Island (Estados Unidos). El toque ciertamente veraniego de una manga corta fue de lo más acertado.
En todo lo demás, Jennifer Lopez no reprimió su conocida tendencia a la espectacularidad y el drama, con un vestido terminado en una larga falda-cola de volantes tan celebrada como criticada. El diseño de Ralph Lauren Collection requirió más de 1.000 pañuelos y 500 metros de tela en forma de volantes, para confeccionar una versión etérea del clásico vestido de columna de cuello alto de la firma. Un velo infinito tipo catedral añadía una pátina adicional de dramatismo al conjunto. Como vemos, no todas las novias maduras optan por la discreción. También pueden soñar.
Podemos encontrar, aún, un punto medio entre la novia espectacular que propuso Jennifer Lopez y el sobrio y vanguardista traje de chaqueta, defendido tan extraordinariamente por Barbara Guggenheim. Por ejemplo, una propuesta de la plataforma de moda española Es Fascinante que combina un chaleco profusamente bordado con unos pantalones con volumen fantásticos: original y cómoda. Pero si el vestido continúa siendo objeto de deseo, quizá podemos fijarnos en el look de novia de Garance Doré.
Doré es una reputada ilustradora, autora de algún que otro superventas y fundadora de una línea de cosmética que lleva, precisamente, su apellido. Para su boda con el actor escocés Graham McTavish, quiso ser fiel a su estilo minimalista y encargó a su amiga y diseñadora Heidi Merrick un vestido sin más detalle que su propia silueta, con cuerpo ajustado y falda línea A. Garance Doré tuvo muy en cuenta que se casaba rodeada de tartán en un castillo: entre tanto color y piedra vieja, quiso destacar.
Fue idea de Merrick añadir un detalle de encaje al final de la falda, todo un acierto que le aporta un extra de elegancia a un vestido inmaculado, en color crema. «El vestido es idea de mi mejor amiga, Heidi Merrick. Yo siempre había querido algo muy minimalista, pero ella quiso aportar solemnidad al momento y añadió una pequeña cola de encaje... cosa que nunca le agradeceré lo suficiente», desveló Doré a 'Vogue'. «Los combiné con un milagroso par de botines blancos de tacón de Zara. Me encontraron después de pasarme semanas buscando en Internet».