Durante largas décadas circuló como un mantra aquello de que el huevo era malo para la salud al elevar los niveles de colesterol en sangre. Muchos fueron los mitos sobre el huevo , la mayoría falsos. Por ejemplo, aquel que decía que no es bueno tomar un huevo cada día . Hoy sabemos que consumido racionalmente, puede formar parte de cualquier dieta saludable. Solo tienes que saber ciertas cosas. Por ejemplo, si cometes errores al cocer un huevo o aprende cuáles las formas más sanas de cocinar un huevo con menos calorías. Solo tienes que seguir leyendo.
Pues sí: comer huevo es saludable. Tras cientos y cientos de estudios, pocas certezas se tienen sobre las supuestas maldades de incluir este alimento en una dieta. Al contrario, se ha podido comprobar que tiene múltiples efectos beneficiosos para la salud y el bienestar: te protege de enfermedades cardiovasculares y convierte el colesterol malo en bueno, por ejemplo. Lo que debes tener en cuenta es que la forma de cocinarlo va a variar su aporte calórico y, por lo tanto, condicionar tu dieta. Más sencillo: un huevo frito tiene unas 200 calorías y un huevo duro posee alrededor de 75. Cocínalo así:
Pueden parecer lo mismo, pero no lo son en absoluto. Se cocinan en la sartén y están sabrosísimos, pero la gran diferencia está en el aporte calórico de uno y otro. Mientras un huevo a la plancha tiene entre 90 y 110 calorías, un huevo frito se dispara hasta las 200. ¿A que son diferentes? Por esa razón, está claro que elegir la opción del huevo a la plancha es la correcta.
Vídeo. Receta de tortitas sin huevo y sin lactosa
Aunque no te lo parezca, hacerlos revueltos es una de las formas más sanas de cocinar un huevo. Y de las más fáciles, por supuesto. Eso sí, no utilices mantequilla o aceite, sino que en su lugar deberás optar por un poco de agua o leche. Añádelo una vez hayas puesto el huevo en la sartén. Sí, son unos huevos revueltos saludables. Y más si lo acompañas de champiñones, verduras, espinacas o tomates. (enlace)
Si quieres el mejor balance entre calorías y proteínas, nada mejor que hacer huevos duros. Te llevarás el menor aporte calórico a cambio de obtener el máximo proteínico. Lo único que debes hacer es colocar los huevos enteros sin pelar en una cazuela llena de agua y dejarlos hervir durante 10 minutos. Si te cuesta pelarlo o la yema está descentrada es que algo has hecho mal. Un truco: pon un poco de vinagre o limón en el agua para que la cáscara quede bien sellada.
Vale, los huevos a la plancha te parecen todavía too much y los huevos duros te aburren. Pues solo tienes que optar por la opción intermedia y cocinar la mezcla perfecta, que es hacerte unos huevos escalfados. Los sacas de la cáscara y los metes en agua hirviendo o caldo con un poco de delicadeza para que no se te rompa la deliciosa yema. ¡Y listos para comer! Una solución todavía conservadora, pero con un puntito de riesgo.
Es otra opción mucho más saludable que el huevo frito, pero una elección de lo más sabrosa. Se trata de hacer unos huevos al horno y para eso solo tienes que colocarlos en una cazuela sobre un lecho de espinacas con tomate y pimientos cortados en tiras. Intenta que no se te rompa, por favor. Y luego rocíalo con un chorrito de aceite de oliva. Finalmente, le puedes dar tu toque con las especias que más te gusten: pimienta, orégano o lo que se te ocurra. Una elección de gourmet.