ALIMENTACIÓN SALUDABLE

Por qué el almidón resistente evita los picos de glucosa y donde encontrarlo

A diferencia del almidón común, que se descompone en forma de glucosa, el almidón resistente mantiene estable los niveles de azúcar en sangre y alimenta la microbiota.

El almidón resistente ayuda a nivelar el azúcar en sangre. / Foto de Nadin Sh en Pexels.

Sara Flamenco
Sara Flamenco

Si te preocupa tu alimentación, seguro que has oído hablar de la microbiota y su relación con el adelgazamiento y una mejora del funcionamiento del sistema digestivo. Esas bacterias intestinales se alimentan de lo mismo que tú, por lo que es clave consumir los probióticos y prebióticos necesarios para conservar su salud en óptimas condiciones.

En este contexto, podemos comenzar a hablar del almidón resistente , un nutriente presente en ciertos alimentos que funciona como la fibra: no se digiere directamente, sino que se descompone por las bacterias del intestino para servir como su alimento.

El Dr. Frank Hu, especialista de la Universidad de Harvard, asegura que las bacterias que descomponen el almidón resistente producen ácidos grasos de cadena corta, compuestos que hacen que el cuerpo sea más sensible a la insulina y reducen la inflamación .

No actúa como otros almidones, que se descomponen en forma de glucosa, y su asimilación no aumenta los niveles de azúcar en sangre. Además, su fermentación en el colon favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas y reduce la presencia de bacterias nocivas.

El almidón resistente sirve como alimento para la microbiota. / Foto de Tim Samuel en Pexels.

Además, el almidón resistente también aumenta la sensación de saciedad, previene y trata el estreñimiento, ayuda a reducir el colesterol y reduce el riesgo de desarrollar cáncer de colon. Al ser fermentado lentamente, genera menos gases en comparación con otras fibras.

Los tipos de almidón resistente y dónde encontrarlos

Podemos encontrar almidón resistente en ciertos alimentos como los integrales, las semillas, los frutos secos, las legumbres o las patatas crudas. Pero también puedes «fabricar» tu propio almidón resistente a base de almidón normal.

¿Cómo? Es fácil. Sólo tienes que cocinar alimentos ricos en almidón, como el arroz, la pasta o las patatas, y dejarlos enfriar en la nevera durante uno o dos días. Así, parte del almidón se transformará en almidón resistente siempre y cuando no lo calientes demasiado para volver a consumirlo.

Además, el Dr. Jarr destaca los plátanos verdes como la mejor opción para obtener almidón resistente. También recomienda métodos sencillos como preparar ensalada de patatas o consumir avena fría como formas muy prácticas de introducir más almidón resistente en la dieta.