Efectivamente, no te has equivocado: esta noche, las 3 de la mañana serán las 2. El cambio de hora al horario de invierno ya está aquí y con él el ahorro de energía, los días que cada vez irán siendo más cortos, las noches que se irán haciendo más largas hasta el próximo 21 de diciembre y también, de nuevo, la necesidad de adaptarse al atraso de la hora.
No son imaginaciones tuyas: el cambio de hora afecta a los ritmos circadianos. Es algo comprobado científicamente. Es normal, el cuerpo lleva acostumbrado a un horario desde marzo y ahora, aunque solo hayamos atrasado una hora en nuestros relojes, nuestro organismo se descompensa y necesita un tiempo para volver a su ser.
Aunque los pediatras insisten mucho en intentar que a los niños se les haga lo menos duro posible el cambio de hora, el organismo adulto también sufre con este atraso de horario (algo que también ocurre con el cambio de hora que se produce en verano).
Si notas insomnio durante unos días o te sientes más cansado de lo normal, no te preocupes, todo tiene que ver con los reajustes de tu organismo para adaptarse al cambio de hora. «El cambio horario , aunque solo sea de una hora, altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra el reloj interno, que tarda varios días en reajustarse«, explican los profesionales de la Sociedad Española del Sueño . De hecho, aquí está la razón por la que la hora cambia siempre de sábado a domingo: porque se entiende que en fin de semana la mayoría de las personas tienen menos horarios que cumplir y pueden dormir más tiempo.
«Es normal que los primeros días de cambio horario algunas personas sientan irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio«, puntualiza también la SES. Algo en lo que también están de acuerdo los médicos de Sanitas quienes, en su web , aseguran también que el efecto más inmediato del cambio de hora es una alteración en la secreción de melatonina, la hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño en función de la luz solar. «A más luz se produce menos melatonina, por lo que la función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de forma más tardía», explican.
Además, ponen un ejemplo. Aunque el cambio de horario se produzca en fin de semana, tal y como argumenta la SES, el cuerpo tarda alrededor de una semana en adaptarse completamente al cambio. Teniendo en cuenta que uno o dos días después, la mayoría de las personas tendrán que cumplir con un horario impuesto por el trabajo, el reloj biológico entiende que te estás levantando una hora antes de lo habitual y, por ende, estás rompiendo la rutina de sueño, de modo que no se descansa bien.
«Esa desregulación en la secreción de melatonina es suficiente para que el organismo se resienta y aparezca el cansancio, la fatiga e, incluso, la irritabilidad», prosiguen desde Sanitas, fuente que argumenta que a quien más afecta el cambio horario es a las personas mayores y a los niños.
Como vemos, sentirse 'raro' los primeros días es algo dentro de la 'normalidad' de este cambio de horario que sufrimos en España, de momento, dos veces al año. La SES, en el mismo documento antes referenciado, explica que son contrarios al cambio de horario y que defienden que España debería adaptarse todo el año al horario de invierno: «El horario de invierno facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con el amanecer», defienden.
Mientras llega (o no) esta solución, los profesionales aportan algunos consejos para adaptarse lo antes posible a este nuevo horario que acaba de empezar:
Ahora bien, los días posteriores a este cambio de horario que, como vemos, todavía nos podemos sentir un poco 'raros', también podemos seguir las mismas recomendaciones, como intentar ir a dormir un poquito antes de lo habitual, evitar el ejercicio físico en las horas previas a ir a la cama o tomar una ducha o baño de agua caliente una media hora u hora antes de dormir, para ir induciendo al cuerpo al sueño e intentar que se habitúe lo antes posible a este nuevo cambio de horario.
20 de enero-18 de febrero
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