ALIMENTACIÓN SALUDABLE Diez alimentos que parecen sanos pero que en realidad no lo son

Cada vez estamos más preocupados por seguir una alimentación saludable, inclinándonos por la dieta mediterránea y eligiendo cuidadosamente aquellos alimentos que no engordan y son buenos para nuestro organismo. Pero, ¿todos los alimentos que venden como saludables realmente lo son?

Malas noticias, no. La publicidad, sabedora de nuestra inclinación por lo saludable, plasma mensajes en muchos productos que los posiciona como buenos para la salud cuando, realmente, no es del todo así. Zumos de fruta, barritas de cereales, pechuga de pavo... consumimos estos alimentos pensando que estamos haciendo un bien a nuestro organismo cuando, en realidad, estamos consumiendo muchos aditivos y conservantes.

Echa un vistazo a nuestra lista para que vayas al supermercado con conciencia de lo que estás comiendo verdaderamente. Y, siempre que puedas, opta por productos frescos como frutas y verduras, ahí no hay trampa ni cartón.

La palabra fitness viene plasmada en la gran mayoría de las barritas de cereales que encontramos en el supermercado, por lo que solemos comerlas cuando necesitamos un chute inmediato de energía al hacer deporte. El problema es que no son tan tanas como la gente piensa porque la mitad de sus componentes suelen ser jarabe de glucosa y otros azúcares, lo que las convierte en golosinas disfrazadas de alimentos beneficiosos para la salud. Estos componentes no solo contienen la misma cantidad de azúcar que cuando se echa directamente este endulzante, sino que pueden llegar a contener mucha más.

Si hablamos de zumos de frutas envasados debemos tener en cuenta que muchos de ellos contienen edulcorantes, colorantes y aditivos. Pero no sólo estos, ya que un zumo de frutas 100% natural tiene un índice glucémico mayor que el de la pieza de fruta, además de contener menos nutrientes y menos fibra y mucho más azúcar.

Este azúcar se absorbe en el intestino más rápidamente que si tomáramos la pieza de fruta, lo que provoca un rápido aumento de azúcar en sangre, activando así la secreción de insulina. Esta hormona es la encargada de normalizar los niveles de azúcar en la sangre cuando se elevan almacenándolo en las células en forma de hidratos de carbono o de grasa corporal, por lo que beber zumo asiduamente estimula la insulina, lo que promueve el aumento de peso y de grasa corporal.

Las tortitas de arroz son una fuente de carbohidratos y pueden tener un alto índice glucémico, lo que significa que pueden elevar los niveles de azúcar en la sangre. Además, estas tortitas suelen contar con saborizantes, sal y aceites cuyo valor nutricional es muy escaso, y sacian poco el apetito por lo que rara vez comemos una sola. Además, algunas marcas pueden contener aditivos y conservantes que no son beneficiosos para la salud.

Esta crema contiene más calorías que el vinagre balsámico de Módena y muchas más que el vinagre de vino blanco. Ni siquiera el vinagre de Módena es saludable, ya que el original se deja macerar en barricas al menos durante 12 años, en cambio el industrial no tiene nada que ver con ese proceso y contiene muchos azúcares. Si te fijas en la etiqueta encontrarás jarabe de glucosa y lactosa entre otros. Alternativas más saludables para aliñar tu ensalada son el vinagre de vino, de manzana o el zumo de limón.

El mayor problema de este producto procesado es que no sólo está compuesto de pavo. En algunas de estas lonchas puede observarse que sólo la mitad está compuesta por carne de esta ave y el resto son otros alimentos de relleno, como agua, la fécula de patata, azúcares y jarabe de glucosa, leche en polvo, aromas, extracto de especias y, por supuesto, varios tipos de aditivos para mejorar aspectos su conservación o su textura. Lo ideal sería optar por unas lonchas de pavo que cuenten, como mínimo, con un 8 5% de contenido de carne de pavo, asegurándonos así de que el resto de ingredientes menos saludables no se encuentran en un porcentaje peligroso para la salud.

Estas bebidas vegetales contienen sólo un 20% del elemento vegetal, mientras que el 80% es agua, aceites de soja o girasol y azúcar añadido. La mejor alternativa sería hacerla en casa pero, si no tienes el tiempo suficiente, dedica al menos un tiempo a observar el etiquetado para cerciorarte de que sólo contengan el ingrediente principal (avena, arroz, soja...) y agua.

Tanto el pan integral como multicereales que encontramos envasados en el supermercado, contienen un alto contenido de aceites hidrogenados, endulzantes artificiales, jarabe de maíz, conservantes y en muchos casos colorantes. El pan blanco sería el menos sano de todos porque está elaborado con harinas refinadas, en las cuales sólo queda el almidón del cereal original, habiéndose perdido la fibra y las vitaminas y al menos el pan integral conserva el grano completo.

En el caso de los yogures, el ingrediente que los convierte en un alimento insano es el azúcar, ya que suele estar presente para restarle acidez, pero acaban pareciéndose más a cualquier postre dulce que al producto de origen, que sí era saludable. Los bajos en grasa contienen jarabe de maíz, azúcar y almidón y los que tienen fruta añadida, tienen un alto contenido de azúcar recubriendo los trozos. En definitiva, si queremos escoger un yogur realmente saludable, lo mejor es recurrir a los de toda la vida: los naturales sin edulcorar .

El azúcar moreno que venden en la mayoría de sitios no es más que azúcar blanco refinado que ha sido oscurecido con melaza, por tanto, sus propiedades son las mismas que el azúcar blanco con muy bajo aporte de vitaminas y minerales. Entonces, ¿cuál es el mejor endulzante? Pues lo sentimos, pero el mejor endulzante es el que no te tomas . Lo mejor sería educar al paladar a los sabores reales de la comida.

Los productos light son alimentos que tienen menos calorías que el original y en los cuales normalmente se sustituye el azúcar por edulcorante, o, en el caso de las grasas, se eliminan o reducen considerablemente. El problema es que los productos con poca grasa suelen tener cantidades elevadas de azúcar, sal y almidón. Para comparar realmente qué producto es más sano (y contiene menos calorías) lo mejor sería cotejar los nutrientes de ambos productos teniendo en cuenta la misma cantidad, por ejemplo 100 gramos, y pensar cómo de grande es la porción que sueles consumir.