Está de moda buscar otros tipos de leche como alternativas a la tradicional de vaca. Unas veces eligen la leche de avena como la bebida del año y otras se buscan alternativas tan exóticas como la leche de plátano . Sin embargo, siguen siendo legión quienes apuestan por la leche de vaca. Pero aun así, también surgen las dudas. ¿Cuál hay que tomar? ¿La tradicional leche entera con todas sus grasas y propiedades? ¿La alternativa light de la semidesnatada? ¿O la completamente desnatada para mantener el peso a raya? Aquí tienes todas las respuestas.
La leche es una de las bebidas más nutritivas del planeta, lo que explica por qué es un alimento básico en los comedores de los colegios y una bebida fundamental durante todas las edades. Durante las últimas décadas, las pautas de nutrición han recomendado solo productos lácteos bajos en grasa, pero en los últimos años los científicos han cuestionado esa recomendación. ¿Y si la leche entera al final es la más saludable?
Las leches enteras, semidesnatadas y desnatadas se diferencian principalmente por su contenido de grasa. Durante mucho tiempo, la leche entera ganó mala fama debido a su contenido de grasas saturadas y su posible incidencia en el aumento del colesterol y la incidencia de enfermedades cardíacas, pero la realidad es que las investigaciones recientes no respaldan esta recomendación.
Lo cierto es que hay muy poca evidencia científica que sugiera que debas eliminar por completo las grasas saturadas de tu dieta. La grasa saturada aumenta el LDL, pero no es el tipo de colesterol más dañino. Y, por otra parte, incrementa los niveles de colesterol HDL, que es el bueno. Pierde el miedo, tu corazón no se resentirá si tomas leche entera.
Este es otro mito. Porque la ciencia dice que las mujeres que consumen las mayores cantidades de productos lácteos ricos en grasas son las menos propensas a tener sobrepeso con el tiempo. También tienden a desarrollar menos obesidad abdominal en comparación con las que realizan una ingesta media. Y los estudios han encontrado que tener grasa alrededor de la cintura aumenta el riesgo de morir de enfermedad cardíaca y cáncer. En resumen: no hay evidencia de que beber leche entera en lugar de descremada haga subir de peso.
Y no solo no hay evidencia científica que demuestre que la grasa saturada en la leche entera cause enfermedades cardíacas, sino que varios estudios han demostrado que beber leche entera está asociado con grandes beneficios para la salud. Se relaciona con un menor riesgo de síndrome metabólico, el nombre que se le da a un grupo de factores de riesgo que incluyen resistencia a la insulina, obesidad abdominal, niveles bajos de colesterol HDL (bueno) y niveles altos de triglicéridos. Cuando estos factores de riesgo están presentes, el riesgo de diabetes y enfermedad cardíaca es alto.
Vistas ya las virtudes de la leche entera, que son muchas, también habría que destacar lo obvio: las leches semidesnatadas y desnatadas pueden ser la mejor opción para una dieta muy baja en calorías. Por ejemplo, cuando tomas un vaso de leche entera estás ingiriendo 63 calorías adicionales que no tendrías con una desnatada.
La leche light también ofrece la ventaja de ser una fuente de proteínas relativamente baja en calorías. En la leche entera, la proteína constituye solo el 22% de las calorías, mientras que en la descremada constituye el 39%. Y como es rica en nutrientes, proporciona una gran dosis de vitaminas y minerales con muy pocas calorías. De hecho, la leche desnatada es una de las fuentes alimenticias más ricas en calcio, proporcionando alrededor de 300 mg por taza. Esto es incluso más alto que el contenido de calcio de la leche entera, que es de 276 mg por taza. Así que si necesitas aumentar su ingesta de calcio pero no deseas muchas calorías adicionales, la leche descremada es tu elección.
20 de enero-18 de febrero
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