Un vaso de gazpacho /
Si tuviéramos que quedarnos con un plato estrella del verano ese, probablemente, sería el gazpacho.Ese caldito frío, tan típico de nuestro país (sobre todo de Andalucía) y que tan bien sienta en días de calor. Un caldo que, además, es apto para veganos porque su receta original solo lleva alimentos de origen vegetal (algunas verduras muy ricas) y con el que, sin embargo, todas las personas compartimos algo que no hace gracia: se suele repetir.
Sí, aunque cueste admitirlo, el gazpacho es uno de esos platos que suele repetir horas después de haberlo ingerido. Esto no es problema para seguir tomándolo, pues sus nutrientes, sus beneficios y, sobre todo su calor y su frescor, hacen que siga siendo uno de nuestros platos preferidos en la temporada estival. De hecho, tiene atribuidos diferentes beneficios sobre la salud, algo que le hace aún más apetecible: la ciencia ha demostrado que ayuda a combatir la hipertensión e, incluso, puede actuar como antioxidante gracias al efecto del tomate.
Los ingredientes del gazpacho todos los tenemos claros: tomate, pimiento, cebolla, pepino, ajo, un poquito de miga de pan, aceite de oliva, vinagre de jerez y, al gusto, un huevo duro. Sin embargo, ¿son todos los ingredientes los responsables de ese reflujo que puede provocar el gazpacho después de ingerirlo? Ni muchísimo menos. De hecho, solo son dos: el ajo y el pepino. Y el primero no tanto como el segundo, aunque parezca mentira.
Boticaria García, más conocida en redes sociales como Marián García, explica en su cuenta de Instagram el motivo principal de que se nos repita esta bebida tan típica del verano: el pepino. «El pepino, como otras cucurbitáceas como por ejemplo el melón, tiene unos ácidos grasos en las membranas que al digerirlos se liberan y se descomponen en el estómago formando unos gases que, después, se pueden elevar de vuelta y arrastrar las sustancias aromáticas a la boca», explica esta profesional farmacéutica y nutricionista.
Teniendo en cuenta que es el pepino es uno de los principales responsables de que se nos repita, Marián García, más conocida en redes sociales como Boticaria García, aporta un truco efectivo en su blog especializado. «Torpedear la liberación de los compuestos volátiles», dice.
Puede parecer algo totalmente extraño, ¿verdad? Lo cierto es que para hacerlo el procedimiento es súper sencillo: «Esto lo conseguiremos añadiendo al pepino compuestos antioxidantes como el limón o modificando su pH sumergiéndolo en vinagre», continúa la experta.
Sí, sabemos que el gazpacho lleva vinagre en su composición, pero no se trata de unirlo de esa forma, si no sumergirlo durante un rato antes en un poco de vinagre o zumo de limón para, después, pasarlo al vaso de la batidora.
Además de este truco, esta profesional aporta otros dos que también sirven de acuerdo a su criterio: «Quitar los extremos del pepino y las semillas». Y es que, tal y como ella afirma, en estas zonas se concentran muchas curcubitacinas, que son las responsables de generar gases. Y el otro es macerarlo. «Este es más pro, lo que habrá que hacer es picar todas las verduras, añadir el aceite, el vinagre y la sal, tapamos todo y dejamos que madure durante unas horas o de un día para otro», explica. Cuando vayamos a triturarlo, habremos de quitar el líquido que suelte esa maceración.
En cuanto al ajo, hay un truco popular para reducir ese efecto tan poco deseado: quitar el germen del ajo antes de echarlo al vaso de la batidora. ¿Cómo hacerlo? Partiendo el diente de ajo por la mitad y retirando la tira finita que se encuentra en el medio, que es su germen. Sin embargo, no hay evidencia científica que avale este método tan extendido en nuestra cultura. Lo que sí avala este artículo científico es machacar el ajo con un poco de zumo de limón o de vinagre, a fin de prevenir la formación de los compuestos responsables de ese reflujo.