Tres formas diferentes de comer chía en verano para refrescarse

Que la chía tiene propiedades para el organismo no es algo que digan únicamente gurús de las redes sociales. A pesar de ser uno de los superalimentos de moda, sus beneficios han sido contrastados por la ciencia en multitud de ocasiones.

Eso sí, tanto los primeros como los segundos están de acuerdo a la hora de decidir cuál es la mejor forma de tomar estas semillas tan populares en la actualidad. Nada de espolvorearlas encima de los yogures (algo que mucho solemos hacer) y, por supuesto, nada de tomar una cucharada de estas semillas en ayunas, a palo seco. Para que podamos beneficiarnos de todos los nutrientes que incluyen en su interior, es necesario hidratarlas o machacarlas pues, de lo contrario, son tan pequeñas que nuestro organismo no será capaz de digerirlas correctamente.

Además, si tomamos una cucharada de chía tal cual viene preparada en la bolsita, podemos provocarnos una obstrucción, pues se pueden hidratar en nuestro esófago o en el estómago, creando una especie de pasta que nos podría provocar problemas por dentro.

Una de las formas más fáciles de preparar chía es incluirlas en un postre para hacer pudding de avena y yogur, pues al hidratarse, aparece el mucílago, que es una capa gelatinosa que las envuelve y que permite que podamos adquirir todas sus propiedades.

Pero, aunque esta sea una opción más que válida, quizás en verano apetece tomarlas de forma más ligera e incluidas en recetas algo más refrescantes. Por eso, hemos pensado en tres opciones perfectas para tomar chía en los días de más calor.

La primera es incluirla como ingrediente en un smoothie con fruta congelada. En concreto, nos gusta mucho la combinación que forma con el mango congelado, así que este será el protagonista, aunque no el único ingrediente.

En un vaso mezclaremos una cucharada de semillas de chía con 1/4 de taza de leche de coco (o la que prefiramos) y lo dejaremos reposando durante diez o quince minutos.

Después, en el vaso de la batidora pondremos una taza de mango congelado cortado en cubos, un plátano y, si queremos, una cucharada de miel. Además, agregaremos el gel de chía y lo batiremos bien hasta conseguir una textura suave.

Conseguida, pondremos un poco de hielo y batiremos de nuevo.

La segunda receta es una de las preparaciones más refrescantes. Agua de chía con limón y menta; una bebida que combina las propiedades del limón y de la menta con las que podemos obtener de las semillas de chía y que, además, está pensada para que no tengamos que hidratarlas previamente.

Para prepararla tendremos que mezclar dos cucharadas de semillas de chía con 200 ml de agua en un vaso grande y dejar que repose durante diez o quince minutos moviendo de vez en cuando hasta que veamos que se forma una especie de gel.

A continuación, en una jarra mezclaremos el zumo de dos limones con el gel que hemos obtenido en el paso anterior y agregaremos miel (si queremos) y algunas hojas de menta con hielo. ¡Y listo!

Volvemos a recurrir al mango como mejor amigo de la chía. Y es que esta fruta es súper refrescante y tiene mil posibilidades, así que las recetas con ella son infinitas.

Para preparar este pudding refrescante mezclaremos 1/4 de taza de semillas de chía y 1 taza de leche (puede ser la que prefieras, incluso alguna vegetal) y lo dejaremos reposar durante diez o quince minutos.

Después llegará el momento de añadir endulzante, en caso de que así lo queramos.

En el vaso de la batidora pondremos un mango maduro (puede ser congelado para agregarle ese toque helado) y batiremos hasta obtener un puré suave.

Cuando ya lo tengamos todo, en un vasito colocaremos una capa del gel de chía que hemos obtenido en el paso uno y un poco del puré de mango. Podremos decorarlo con algunas frutas congeladas o fresquitas para que nos refresque más.

Como comentábamos al principio, estas pequeñas semillas están llenas de nutrientes que pueden ayudarnos a tener más energía e, incluso, a conseguir que las digestiones sean menos pesadas gracias a su fibra, con la que también se combate el estreñimiento (algo que en verano resulta interesante por las altas temperaturas).

En verano nos parecen una opción perfecta para las personas a las que les cuesta beber agua, pues tienen gran poder de absorción. De hecho, pueden absorber hasta doce veces su peso en agua, formando el famoso gel del que hemos hablado en las recetas. Esto nos ayuda a mantenernos hidratados, siendo una ayuda al agua fresquita.