Recibir en casa
Recibir en casa
Comienza la cuenta atrás para las celebraciones navideñas. Los menús están casi pensados; los ingredientes, comprados; los vinos, elegidos; los adornos han llenado de brillo la casa y casi todo el mundo ha elegido el look que va a lucir... pero las dudas acechan a quienes pretenden organizar la fiesta perfecta. ¿Cambiamos el plato que hacemos todos los años? ¿Elegimos otro vino? ¿Movemos los muebles para tener más espacio?
Así que, mientras los hogares de todo el mundo se preparan para recibir invitados, recuperamos las claves para recibir de la pareja de diseñadores más influyente del siglo XX (y grandísimos anfitriones): Charles y Ray Eames. Los Eames convirtieron su casa en Los Ángeles en lugar de encuentro para muchas de las personalidades más relevantes de los años 50, 60 y 70: desde el director de cine Billy Wilder a Charlie Chaplin, pasando por colaboradores, arquitectos, artistas...
Su historia de amor cambió el mundo del diseño. Se encontraron en la Academia de Arte de Cranbrook, en Michigan, donde él había retomado sus estudios, se enamoraron y se casaron en 1941. Fue el segundo matrimonio para Charles y el inicio de una pareja, también profesional, que duró hasta el final de sus vidas. Su idea era crear muebles elegantes pero, sobre todo, que cumplieran su propósito.
De su imaginación surgieron muebles icónicos que aún hoy siguen siendo actuales, como la silla Plywood, realizada en madera contrachapada; la sinuosa tumbona La Chaise; la silla Shell, fabricada con plástico y fibra de vidrio; o la impresionante Lounge Chair, tapizada en piel y que diseñaron para Billy Wilder.
Sus creaciones –lúdicas, alegres, sofisticadas, sencillas y accesibles, todo a la vez–, cambiaron el mobiliario moderno y marcaron el estilo de la clase media alta estadounidense. «Queremos hacer lo mejor para la mayoría por el mínimo», decía Charles Eames, que consideraba que un buen diseñador debía ser como un buen anfitrión y anticiparse a las necesidades de sus invitados.
«Ser buenos anfitriones siempre fue un elemento central en la vida de los Eames. Al diseñar una silla, planificar una exposición, dar la bienvenida a los visitantes de la Oficina Eames o a los invitados a su casa, la pareja siempre buscó anticiparse a las necesidades de sus invitados. Fuera un desayuno, un almuerzo o una cena, siempre había muchas opciones que llevarse a la boca para adaptarse a las preferencias, dietas o alergias de cada persona», explica Stine Liv Buur, directora de Diseño de Clásicos de Vitra, la firma que edita las creaciones de la pareja.
Esta experta en el trabajo de los Eames, nos cuenta las claves para convertirnos en los anfitriones perfectos, emulando las célebres reuniones de los creadores.
«La forma en que los Eames reciben a los invitados revela una gran calidez personal. Los Eames nos enseñaron a plantear la mesa como un collage de objetos que admiras personalmente y en los que te inspiras, para dejar que cada pieza transmita su historia y conexión contigo como anfitrión», explica Liv Buur.
«Puede ser una vajilla heredada de tus abuelos, combinada con un objeto especial comprado en un mercadillo o un tesoro adquirido durante un viaje. Por supuesto, también puede ser un artículo nuevo que acabas de comprar. Puedes crear una expresión única de quién eres y desarrollar tu propia narrativa a lo largo de todo el collage. Con el tiempo y la práctica, te darás cuenta de que cada vez que pones una mesa, estás diseñando algo nuevo y puedes hacerlo con mucho gusto», aconseja.
«Ser un buen anfitrión a veces implicaba una cierta reorganización del salón de los Eames«», asegura la directora de Clásicos de Vitra. Ella recuerda una de sus reuniones más conocidas, en 1951. Celebraron una ceremonia tradicional japonesa del té o chanoyu, con invitados como el escultor y diseñador Isamu Noguchi, la actriz y cantante Shirley Yamaguchi, la estrella del cine mudo Charlie Chaplin y otros.
En esa fiesta, los invitados tenían que sentarse en posición seiza, arrodillados sobre tatamis, y utilizaron las mesas bajas compactas LTR, diseñadas por la pareja. «La leyenda cuenta que Charlie Chaplin entretuvo al grupo después de la cena bailando», recuerda Buur.
«Cada mesa creada por Ray Eames era como una obra de arte recién pintada, a menudo decorada con flores, vajillas coloridas de diferentes orígenes, manteles y servilletas estampados. Quien les visitaron en más de una ocasión, comprobaron que la mesa nunca lució igual que la anterior vez, sino que siempre reflejó la época del año y el estado de ánimo de la pareja», asegura.
¿Y cómo puedes aplicar eso hoy? «La base puede ser tu mantel favorito que lo combine todo, ¿o tal vez tienes una hermosa mesa de madera que merece ser vista? Mézclalos con servilletas de tela estampadas o de colores sólidos».
«Ray era una maestra en decoración floral. Gracias a su formación como pintora, tenía un excelente sentido del color y la forma. En la Casa Eames siempre había ramos frescos de diferentes tonos, variados en forma, textura y energía».
«Tómate el placer en serio»: la famosa cita de Charles y Ray Eames, resume perfectamente su estilo de vida y, para la pareja, el placer de la comida también era un asunto serio. Disfrutaron buscando proveedores especializados en quesos, panes, croissants, galletas, verduras y frutas», afirma Buur.
«Además, Charles y Ray preparaban regularmente sopa, algún tipo de pollo o pescado en rodajas, una ensalada verde con pepinos japoneses en rodajas, berros, aceite y vinagre. Pequeñas flores de colores decoraban la mantequilla. Siempre se servía pan recién hecho, a menudo pan de centeno alemán o pan francés. También incluían fruta fresca, principalmente arándanos, frambuesas y fresas».
«A Ray Eames le encantaba el chocolate. Una de las recetas que más hacía era la de una tarta de chocolate, la Schokoladentorte, con un bizcocho de chocolate, cubierto de mermelada y glaseado, que aparece en el libro de cocina Viennese Cooking de O. y A. Hess. El libro sigue en la Casa Eames y todavía se pueden ver numerosas marcas y manchas en la página de la receta».