Este otoño-invierno , nuestra casa se entrega a una decoración con texturas y a todo color, donde las piezas emblemáticas dan su toque personal y nos invitan a disfrutar de una vida en el interior. El blanco y, sobre todo, la luz, actúan como lienzo para verdes, azules y marrones que conectan con la naturaleza, la estética años setenta domina las estancias más importantes (atención especial a los baños), los murales XL entran en escena y triunfan las reediciones icónicas.
Nuestra casa se convierte en un refugio personal, donde leer, relajarse o mirar el cielo. Además de un mobiliario adecuado y una buena elección de colores, pide mucha luz natural que llene todo de optimismo. Y con las nuevas ventanas VELUX está garantizada.
Inspiradas por la casa de la diseñadora Marta Oria, vemos cómo la luz natural es clave para transformar nuestro hogar, además de para mejorar la eficiencia energética: las ventanas, el tamaño de las mismas y su ubicación son fundamentales para crear espacios únicos y acogedores.
«La iluminación decora por sí misma y es básica en cualquier proyecto de interiorismo, porque aporta personalidad y calidez y ayuda a crear lo que todos queremos en nuestra casa: un hogar», nos explica la diseñadora Marta Oria, que reconoce que «las ventanas de VELUX han transformado mi casa completamente».
Este color neutro se ha ganado a pulso su reputación como básico de la decoración. Esta temporada brilla con luz propia y con la de sus más de 15 variantes (roto, nieve, perla, chantilly…) tanto en piezas principales como en accesorios o en la propia 'caja'.
El eclecticismo fresco y alegre es siempre bienvenido, especialmente en temporada de frío. La mezcla de materiales, texturas, colores y tejidos son la mejor manera de enriquecer los ambientes y lograr un plus de estilo.
El espíritu setentero se instala en casa este otoño. Colorido, psicodélico y divertido, la clave para no morir en el intento, está en huir del total look e incorporar pinceladas que permitan integrarlo de forma natural. Vestir el suelo con la alfombra Soense de Ikea (99 € de 195 cm) es una buena forma de empezar. Importante: la sombra del gotelé y los suelos de terrazo planea en el horizonte.
El cristal no quiere ser transparente, ahora el vidrio quiere ser pintado. Con cierto aire vintage, se pasea por la casa en forma de jarrones (estos de Affari), lámparas creativas y otros objetos decorativos hasta llegar a la mesa, donde aporta frescura y personalidad en pleno diciembre.
Las paredes cobran un especial protagonismo y los murales se convierten en la mejor manera de vestirlas. Desde paisajes que abren una ventana al jardín hasta frescos italianos que elevan el nivel de la decoración o diseños botánicos que atrapan la naturaleza dentro. No hay fronteras.
Si hay un tono que despierte pasiones, los millennials son fans declarados, y eleve la autoestima y el look, ese es el rojo. Con infinidad de matices y gran cantidad de versiones, este otoño-invierno no solo se usa en accesorios, sino que también viste piezas principales. Eso sí, incluso las más atrevidas deben usarlo con moderación ya que, aunque no pasa de moda, corre peligro de saturación.
La sofisticación llega al baño en forma de materiales, colores y acabados. La colección Silestone Le Chic de Cosentino recupera la belleza de las vetas expresivas y los acentos metálicos, con el dorado y el azul en las primeras posiciones en lo que a glamour se refiere.
Si algo funciona, ¿por qué no tenerlo para siempre? Las reediciones de piezas emblemáticas hacen la vida y la decoración más fácil. El Stool 60 de Alvar Aalto cumple 90 años y Artek lo celebra con una edición especial aniversario de su taburete de tres patas (en la foto, desde 290 €).
Son siempre una apuesta ganadora, ya que actúan como un comodín deco, elevando el nivel de la estancia, incluso si es 'low cost'. Philippe Starck y Andreu World lo saben bien, ya que mantienen una relación fructífera que se ha materializado en una docena de piezas únicas, recogidas hoy en una publicación.
Las paredes ya no se conforman con estar ahí y lucir lisas y en blanco inmaculado. Ahora hablan y lo hacen con un lenguaje visual rico en materiales, colores y perspectivas. Papel, madera, ladrillos y técnicas como el revoco a la tirolesa (el famoso gotelé) son algunos de los ejemplos más claros.
Combinando encanto artesanal y diseño contemporáneo, las lámparas de crochet logran juegos de luz que potencian la intimidad de los ambientes sin perder estilo. En el caso de la lámpara Knit diseñada por Meike Harde para Vibia (1.500 €) es una funda de lycra. Mientras que en el caso de Maar de Let's Pause (530 €) la pantalla se cose a mano con fibra de fique.
Nacido para vivir varias vidas y sentirse en las nubes, el sofá Moncloud de Patricia Urquiola para Cassina (c.p.v.) con estructura de acero y acolchado de fibra pet reciclado, no está encolado, por lo que puede desmontarse al final de su vida útil.
20 de enero-18 de febrero
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