decoración
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El rojo es uno de esos colores que siempre ha estado presente, pero que nunca se ha llevado el protagonismo, a pesar de lo llamativo que es. Pero este 2024 las cosas han cambiado. Se ha convertido en el predilecto de cualquier sector, empezando por la moda y siendo el absoluto favorito en decoración.
Tal ha sido su popularidad que se ha desarrollado la «teoría del rojo», una tendencia que se basa en incluir diferentes tonalidades de este color que irrumpan, con el fin de transformar espacios y añadir un toque único y audaz a la decoración del hogar. Este tono, asociado tradicionalmente con emociones intensas como el amor, la pasión y la energía, se está utilizando de nuevas y creativas maneras para crear ambientes vibrantes y acogedores.
Lo podemos incluir de muchas maneras, desde los elementos más sutiles, recurriendo a la técnica del pop of colour, hasta pintar la pared de una habitación, como hizo Mr. Big en ese capítulo de Sexo en Nueva York. Aunque a Carrie le horripilara el resultado, los expertos ven todas las ventajas que puede hacer algo así en una habitación.
Según la psicología del color, el rojo puede aumentar los niveles de energía, estimular el apetito y fomentar la conversación, lo que lo convierte en una elección ideal para áreas comunes como la sala de estar y el comedor. Sin embargo, también puede crear una sensación de calidez y confort, lo que lo hace adecuado para dormitorios y espacios de relajación. La clave está en encontrar un equilibrio, aprovechando todos sus beneficios sin que se vuelva abrumador.
Aunque no lo creas, este color es de lo más versátil. Puede ser utilizado como color principal en una habitación, pintando una pared para un impacto dramático y, alternativamente, puede ser empleado en pequeños detalles decorativos como cojines, alfombras, cortinas y obras de arte. Esta flexibilidad permite experimentar con él de cualquier forma que nos apetezca, adaptándolo a nuestro gusto y estilo.
Pero, para evitar que el rojo domine demasiado, es esencial combinarlo con otros colores que lo complementen. Los tonos neutros como el blanco, el gris y el beige son opciones seguras que permiten que este d estaque sin demasiada intensidad. Por otro lado, combinar el rojo con colores como el azul marino, el verde esmeralda o incluso el dorado puede crear un contraste atractivo y sofisticado.
Incorporar diferentes texturas y materiales es otra manera efectiva de utilizar el rojo en la decoración. Materiales como el terciopelo, el cuero y el lino pueden añadir profundidad y dimensión al uso del rojo, haciéndolo más interesante. Por ejemplo, un sofá de terciopelo rojo puede convertirse en el punto focal de una sala de estar, mientras que cojines de lino rojo pueden añadir un toque de color a una cama o un sillón.
En cuanto a los estilos de decoración, el rojo tiene cabida en todos ellos: desde el clásico y el tradicional hasta el más moderno. En un interior clásico, los tonos rojos oscuros como el burdeos pueden añadir un aire de elegancia y sofisticación, mientras que el vanguardismo aboga por los rojos brillantes y saturados. Incluso dentro del minimalismo tiene posibilidades, con pequeñas dosis que rompan la monocromía del espacio.
Por último, ten muy en cuenta la iluminación del espacio en el que incluyas esta tonalidad. Las luces cálidas y tenues son perfectas para rebajar la intensidad del rojo, creando una atmósfera agradable e íntima, que ayude a abrazar el ambiente y aporte toques puntuales de luz allá donde se necesite.