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Los 12 años es la "edad crítica" en la que las niñas empiezan la adolescencia y se enfrentan a muchos retos: el paso de Primaria a Secundaria, mayor autonomía, la búsqueda de nuevas actividades... Pero también es el momento en que muchas dejan de hacer deporte, según el Consejo Superior de Deportes. ¿La razón? Se sienten incómodas con el desarrollo de sus cuerpos, según dice una reciente investigación en Gran Bretaña.
Para que la adolescente se "enganche" al ejercicio y le sirva como herramienta para canalizar los cambios anatómicos y emocionales, la práctica deportiva debe tener en cuenta estos criterios:
Debe enseñar valores. El deporte tiene una parte educativa: forma en valores como el esfuerzo, la competición, las reglas, el fair play, el trabajo en equipo... Todos son aspectos muy importantes en esta etapa.
Hay que contar con la anatomía. Los cambios anatómicos de la adolescencia son muy rápidos y el cuerpo necesita readaptar su esquema corporal. Por ello, están muy indicadas actividades deportivas que impliquen trabajo de coordinación y postura: clases coreografiadas, gimnasia deportiva o yoga, por ejemplo.
Es necesario trabajar la musculatura. Es fundamental fortalecer los músculos relacionados con la columna vertebral, sobre todo la zona dorsal, por el aumento del peso del pecho. Una musculatura débil en esta zona provocará problemas en las cervicales.
Hay que reforzar el trabajo cardiovascular. Los cambios hormonales, junto con una deficiente alimentación, aumentan el riesgo de sufrir sobrepeso en esta época de la vida, especialmente en las chicas. Por este motivo, el ejercicio cardiovascular debe estar presente al menos tres veces a la semana, bien a través de deportes cíclicos (running, ciclismo o natación) o en deportes colectivos, que además fomentan valores.
No hay que olvidar el impacto emocional. Las endorfinas producidas por el ejercicio físico constante contribuyen a la canalización de algunas emociones negativas que aparecen en esta etapa de inestabilidad, como la inseguridad.
Debe tener una intensidad adecuada. En casos de práctica deportiva muy intensa, a las chicas puede desaparecerles la menstruación. Aunque si se baja la intensidad, o la frecuencia del ejercicio, volverá a aparecer, es recomendable consultar con un ginecólogo si esto ocurre.
Natación, imprescindible para fortalecer la musculatura de la espalda.
Clases coreografiadas (aerobic, zumba, step..), gimnasia deportiva o rítmica, que ayudan a trabajar la postura y el esquema corporal.
Deportes de equipo, como el fútbol, el baloncesto o el voley, muy adecuados para educar en valores (esfuerzo, trabajo en equipo, competición...).
Personalizada. ¿Qué le gusta a ella? Lo interesante es diseñar un entrenamiento específico que tenga en cuenta las preferencias y las características físicas y psicológicas de cada chica.