vivir
vivir
El gimnasio es un lugar lleno de personas con hábitos variados y desconocidos con los que compartimos materiales y vestuario. Por eso es fundamental ser responsable con la higiene, por uno mismo y por los demás. Piensa en los estiramientos, esa fase que da mucha pereza y que muchísima gente se salta, pero que es fundamental en tu rutina de trabajo. La higiene es similar. Muchos se olvidan de ella pero eso puede tener consecuencias negativas en tu salud y en la de los demás usuarios de las instalaciones. Seguro que muchos los cumples, ponles un tick según los leas, pero aquí tienes una lista de consejos para cuidar la higiene en el gimnasio:
Seguro que si te fijas en el vestuario verás a gente que aún se pasea descalza incluso por la zona de las duchas. El resultado puede ser nefasto para tus pies, que probablemente cogerán hongos en algún momento. También debes usar al menos calcetines en las zonas de estiramientos.
Es llegar al gimnasio y empezar a tocar elementos que se comparten con mucha gente. Y esto ocurre hasta que te vas porque puedes usar por ejemplo un secador de pelo. Por todo ello, lo último que debes hacer antes de salir es lavarte las manos, aunque te acabes de duchar. Y sobre todo no tocarte los ojos, foco de infecciones, una vez comiences tu rutina. Evita llevar a tus ojos los gérmenes de otros.
El servicio de toallas es un punto a favor de la oferta de muchos gimnasios. Entra por los ojos a cualquiera porque te ahorra peso y lavadoras. Pero si lo analizas con detenimiento, quizá ya no le veas tantas ventajas. Partimos de la base de dar toda la confianza a los servicios de lavandería de los gimnasios, pero las toallas no dejan de ser materiales usados para la higiene íntima. Y si se puede evitar usar las que han pasado por muchísimas manos mejor, ¿no? Llévate una toalla pequeña tuya para la sala y otra para la ducha en la medida de lo posible.
Otra de las medidas que más se salta la gente. Probablemente tú seas una de esas personas. El cuerpo expulsa la suciedad de tu cuerpo por sus poros al sudar. Si no te aseas al terminar, lo único que harás será pasear tus gérmenes y dejarlos allí donde te poses, por ejemplo, en el coche.
El plástico hay que evitarlo en la manera de lo posible. Además de ser un material perjudicial para la salud, es cada vez peor a más usos se le den. Atrae más las bacterias que otros materiales, y encima las retiene. Por eso, hazte con una botella de metal para que te acompañe en tu rutina por la sala. Basta con limpiarla a fondo de vez en cuando para desinfectarla y estará lista de nuevo para ser usada; no tendrás que tirarla. Es importante no dejársela en la sala. Si esto ocurre, desinféctala antes de volver a usarla.
Es fundamental separar la ropa limpia de la usada y de las chanclas que utilices para la ducha. Lleva al menos tres bolsas diferentes dentro del macuto para separar estas tres cosas. Es recomendable incluir al menos una cuarta que puede ser especial para transportar zapatillas e incluso una quinta con una muda de emergencia que siempre vaya en la bolsa por si nos olvidamos la del día, de manera que evites ir sin ropa interior, algo que tampoco es muy higiénico.
No te extrañará leer esta recomendación porque seguramente ya hayas vivido ese momento en el que te asomas a un lavabo y está lleno de pelos, ya sean de la cabeza o de alguna otra zona del cuerpo después del afeitado. Piensa un poco en los demás y limpia bien el lavabo si tú eres el protagonista del peinado o rasurado.