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¡Maldita Bridget Jones! Nos hizo creer que, cuando nuestra pareja nos deja y nos quedamos más solas que la una, nos merecemos una larga temporada de sorber lágrimas, cantar a grito pelado canciones de desamor, tomar helado sin descanso y ponerle fácil el camino hacia nuestras cartucheras yaciendo en el sofá, bien maceradas en autocompasión durante semanas. Pero por fin ha aparecido una heroína capaz de plantarle cara a Bridget y proponer un método alternativo para superar la ruptura.
Ha sido Khloé, la exgordita invisible durante mucho tiempo del clan Kardashian, quien ha popularizado una nueva tendencia fit: ¡La venganza! Aunque, para ser justos, hay que decir que allá por los años 90, Lady Di ya apuntó esta peculiar terapia, cuando los tabloides airearon los escarceos extramatrimoniales de su marido y su relación de tres acabó con un divorcio real. Pero Khloé es quien ha perfeccionado la fórmula, quien de verdad ha dado ejemplo de superación aligerando su silueta curvy con 18 kilos menos.
Al fin y al cabo, Lady Di siempre fue alabada por su belleza; lánguida o tonificada, ella tenía madera de guapa, no le hacía falta machacarse en el Chelsea Harbour Club Gym con sus zapatillas. Visto así, el verdadero mérito es del patito feo de las Kardashian, que superó su divorcio del jugador de baloncesto Lamar Odom a base de burpees, sentadillas, hipopresivos, entrenamiento variado y disciplina militar.
Algo, por cierto, que le ha servido para abanderar este método y hacer caja vía programa televisivo, bajo el nombre Revenge Body With Khloé Kardashian, toda una declaración de intenciones. Según ella misma ha confesado en el canal E!, donde se emite el programa, este espacio se parece a su propio viaje vital: "Decidí cambiar mi estilo de vida y hacerlo más saludable durante mi divorcio. Estaba atravesando una situación muy difícil y, cuando eso ocurría, siempre recurría a hábitos nocivos: comía y bebía mal y demasiado, no tenía una buena válvula de escape".
Cuando a Kate Hudson le dijo bye bye el músico Matt Bellamy, probó a sustituir las largas jornadas de autocompasión por sesiones de entrenamiento y sudor en dosis masivas. Es un método apto para cualquiera. Solo hacen falta fuerza de voluntad y rabia, mucha rabia. Pero empecemos por el principio.
¿Que tu pareja te ha dejado? Lo primero es airearlo a los cuatro vientos. ¿Que además te ha engañado? Razón de más para someterlo al escarnio público y, de paso, hacerte con un buen puñado de seguidores nuevos (Khloé alcanzó los 66 millones de fans), amén de coleccionar comentarios que te animen y reprueben la ofensa de tu ex. Captar la atención del público virtual será como reclutar a tu propio equipo de cheerleaders: Dame una B, dame una R, dame una I... (¡B-R-I-D-G-E-T!).
Eso sí, siempre y cuando dés cumplida cuenta de tus progresos, porque aquí no vale el postureo, la clave consiste en darse caña a base de bien para conseguir un cuerpo como nunca antes habías tenido y que (¡ja!) él jamás tendrá.
Miguel Hierro, psicólogo clínico especializado en relaciones familiares, también anima: "Hay personas que se apoyan en círculos de amigos, algunas recuperan las aficiones perdidas y otras se vuelcan en el trabajo. El ejercicio es otra opción y es buena; de hecho, se aconseja para superar los trastornos de ansiedad y depresión que se producen como consecuencia de una ruptura de pareja. Es un hábito muy recomendable, con el que se generan endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad", señala.
Muchas veces, este impulso por superar una ruptura esconde la necesidad de revancha y de demostrarle al otro lo que se ha perdido, aunque, visto desde otra óptica (la de estar en forma), hasta podría agradecérsele el favor... Khloé lo tiene claro: "La mejor venganza es verse y sentirse lo mejor posible".
A base de prescribirse su propia medicina, no solo ha ganado en autoconfianza, sino que también ha engordado -el único lugar donde se lo permite- su cuenta corriente y se siente feliz: "No me preocupo tanto del peso o de la talla, me gusta sentirme y verme bien. Soy capaz de correr por una colina o subir las escaleras sin ahogarme, y esa es una sensación más gratificante que ver lo que señala la báscula", ha declarado en la revista People. La pregunta es: ¿y si se nos va la mano y pasamos de ser un patito feo a empacharnos de autoestima y caer en el trastorno narcisista (por no hablar de lesiones varias)?
El psicólogo Miguel Hierro, coordinador de la Unidad de Salud Mental del Hospital HM Vallés de Alcalá de Henares, nos saca de dudas: "Como todo en esta vida, debe hacerse en su justa medida, sin que se convierta en una obsesión y sin sentirse culpable porque algún día no se practique ejercicio o no se realice con la misma intensidad. La pérdida sentimental, como la de cualquier otro tipo, requiere siempre de un duelo.
Es un proceso de reajuste que puede alargarse hasta un año y estaría en el rango de lo normal", puntualiza. Bien llevado, por tanto, parece una moda digna de elogio. Ahí está Katie Holmes, que tras romper con Tom Cruise se deshizo de las lorzas que empezaban a asomar por sus costados y se especializó en ejercicios para levantar su cara B y lucir un culo más propio de una adolescente que de una mujer hecha, derecha y vapuleada por el desengaño. Lo que viene a confirmar, una vez más, que todo es posible por amor... o desamor.
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