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Kayla Itsines es archiconocida en Instagram y en el mundo fitness en general (aunque si eres de las que cree saberlo todo de ella, deberías leer estas seis cosas sobre la australiana). Su Bikini Body Guide, creada en 2014, prometía transformaciones asombrosas con rutinas de alta intensidad de 28 minutos y la etiqueta #bbgprogress plagada de befores and afters la respalda (echa un vistazo también a #TheKaylaMovement, el hastagh que capitaliza su movimiento social).
Lo que hay detrás del movimiento, además de unas rutinas matadoras –pero efectivas-, es una estrategia de marketing espectacular. Cuando comenzó a ser reconocida en redes sociales, orquestó una serie de productos alrededor de su universo: un programa de ejercicios, una guía de alimentación, una app, material deportivo, giras mundiales para encontrarse con sus seguidoras y lo más importante de todo: el protagonismo que les da.
Cuando la tienen delante, las #bbgirls (como se hacen llamar en redes sociales) lloran, gritan y se emocionan como si estuvieran en el concierto de su ídolo juvenil. Y Kayla lo sabe. Por eso cuida sobremanera el trato con su comunidad. El gran logro de una bbgirl es que Itsines señale su progreso como un logro increíble y lo publique en sus redes sociales.
Una de las batallas que tiene perdidas –y que ella misma reconoció como un error- fue el nombre de su guía: Bikini Body Guide (Guía para un cuerpo de bikini). Ha intentado en numerosas ocasiones explicar que no se trata de que haya un único cuerpo aceptado como válido para usar bikini, pero sus detractores se le echan encima continuamente. De ahí que su app se acabara llamando Suda con Kayla.
También tuvo problemas con Freelee The Banana Girl, una gurú de la dieta crudivegana que la acusó de matar de hambre a sus seguidoras por la dieta que recomendaba (de 1400 a 1600 calorías). Itsines la llevó a juicio y su opositora tuvo que disculparse y eliminar los vídeos en los que la atacaba.
Kayla reconoció en aquel momento que lo hacía no por lo que pudieran decir de ella sino por cómo afectaba a su reputación en redes sociales y por la manera en que se sentían las personas que seguían su método. Con la victoria de los tribunales, ha continuado cosechando masa social (está rondando ya los trece millones solo en Instagram) y recordándole a la gente uno de sus mantras oficiales: si crees que puedes hacerlo, ya tienes la mitad del camino hecho.