Howard Hughes /
Aviador, magnate, ingeniero autodidacta, cineasta y raro, muy raro. Así era el multimillonario cuya vida dio para una película protagonizada por Leonardo DiCaprio, El aviador.
Entre sus manías, tenía unas cuantas relacionadas con la comida, como devorar compulsivamente barritas de chocolate Hershey, que desenvolvía con sumo cuidado, provisto de guantes y clínex para no "infectarlas". Su trastorno obsesivo-compulsivo fue in crescendo, hasta el punto de exigir a su servicio doméstico "un periódico sin usar; un abrelatas, un plato grande, un tenedor, dos cepillos y toallas de papel, todo esterilizado; así como dos barras de jabón" solo para abrir una lata de fruta.
Pero nada tan fascinante como su empeño antes de comerlos en clasificar por tamaños y uno a uno los guisantes, uno de sus platos favoritos. Incluso encargó un tenedor especial para facilitarle la tarea. Ah, y solo comía 12 cada vez. Y pobre del cocinero que osara variar tal cantidad.
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