Gwyneth Paltrow y su nido de amor en Los Cabos, Baja California

Cindy Crawford, Jennifer Aniston, Julia Roberts, Naomi Watts, Paulina Rubio, Tamara Falcó, Jessica Alba… por no hablar de las estrellas del Hollywood clásico que, desde hace más de medio siglo, han encontrado aquí un refugio a salvo (casi siempre) de las miradas de fans y fotógrafos de prensa. En este caso hablaríamos de John Wayne, Ernest Hemingway, Bing Crosby, Lucille Ball o Steve McQueen. Y es que, a menos de dos horas, por carretera, desde Los Ángeles (EE UU), Los Cabos (Baja California, costa oeste de México) es un refugio habitual para una larga lista de celebrities… al que se acaba de sumar un nombre más, el de la actriz Gwyneth Paltrow que, en compañía de su novio Brad Falchuk -que será marido a finales del verano -, acaban de llegar de este paradisiaco enclave turístico, donde han celebrado su compromiso.

En realidad, Gwyneth Paltrow ya conocía el lugar. Ya había estado aquí el pasado mes de abril. En aquella ocasión, celebró una fiesta de despedida de soltera súper chic, que incluía (entre otras invitadas) a Stella McCartney y Cameron Diaz. Incluso, aún antes, había venido hasta aquí para disfrutar de su viaje de Luna de Miel con su (hoy) ex marido el músico Chris Martin .

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Durante su estancia, Paltrow y su pareja se alojaron en el Four Seasons Costa Palmas, un resort de lujo aún por inaugurar oficialmente. El complejo hotelero ofrece -ofrecerá- a sus huéspedes más de cuatro kilómetros de costa en una tranquila playa virgen del Mar de Cortes. Hotel, residencia y club de yates al mismo tiempo, tiene cinco restaurantes temáticos, bares en los que degustar un sabroso ceviche y barras en las que paladear deliciosos zumos orgánicos.

El complejo dispone, además, y entre otras facilidades, de 250 habitaciones equipadas con todo lujo de detalles; campo de golf privado; un puerto deportivo con amarres para yates de hasta 76 metros de eslora; un spa inspirado en la vegetación desértica de la zona… y todo ello con ya mencionado Mar de Cortes -o, si se prefiere, Golfo de California- siempre a la vista.

La Baja California se caracteriza por sus hermosos, a la par que agrestes, paisajes. Sin embargo, aquí y allá, aparecen enclaves que nos dejan atónitos por su extraordinaria belleza y, sobre todo, por el marcado contraste que muestran. Uno de ellos, situado en el área natural protegida y reserva de la biósfera llamada Sierra de la Laguna, es el marco de una preciosa fotografía que Paltrow colgó en su cuenta de Instagram. Es el llamado Cañón de San Dionisio, cercano al pueblo de Santiago. En el fondo del cañón hay una cascada que, al igual que la vegetación que lo rodea, se transforma espectacularmente en época de lluvias. Esto es algo que sucede en los meses de agosto y septiembre.

También en la cuenta de Instagram de la protagonista de Iron Man, imágenes de las playas de Cabo San Lucas hablan de la espectacularidad del lugar. De todos ellos, dos de los arenales más famosos y mencionados por publicaciones y redes sociales, son la Playa del Amor y Playa del Divorcio. Además, cerca queda el famosísimo e icónico Arco, una dimensión rocosa que separa al Golfo de California (o Mar de Cortés) del Océano Pacifico. En cualquier caso, todas las playas de Los Cabos tienen un toque particular que diferencia las unas de las otras. Algunas por la altura de sus olas; otras por ser muy apreciadas por los amantes de los deportes acuáticos; otras, simplemente, por el blanco de unas arenas que invitan a tomar el sol. ¿Algunas sugerencias? Las playas Santa María, el Médano, Chileno, La Empacadora o Coral Negro… entre otras.

En realidad, Los Cabos adquirió fama internacional gracias al escritor John Steinbeck, quien, a través de las páginas de su libro Por el Mar de Cortes, se encargó de reflejar la belleza de estos parajes. El autor de Las Uvas de la Ira quedó deslumbrando por la belleza y prodigalidad de la Baja California con sus pequeñas playas y sus hermosos atardeceres. En los años 50 del pasado siglo, Steinbeck viajó hasta Los Cabos buscando privacidad. Hoy, casi 70 años después, los viajeros llegan hasta aquí buscando eso mismo. Las estrellas de Hollywood, Gwyneth Paltrow incluida, son un ejemplo de ellos. Para todos ellos, siempre rodeados de flashes, focos y autógrafos, la discreción es sinónimo de lujo cuando llegan a Los Cabos.

Si el viaje hasta aquí se hace por carretera, uno pasará horas atravesando un paisaje desértico que es bello, muy bello… pero también agreste y asolado. Sin embargo, cuando el asfalto se asoma a la costa, en las proximidades de Cabo Pulmo, todo se transforma en una fiesta de color. Esto sucede cuando la carretera arranca su discurrir en torno al litoral, con el desierto a un lado; la fusión del Pacífico y el Mar de Cortés al otro. La fotografía, en ese momento, rompe entre la espuma blanca de las rompientes olas y el sueño radiante del intenso sol. Todo un regalo de los dioses esta experiencia… experiencia muy cuidada por los locales, que mantienen todo el paisaje excepcionalmente limpio. Y esto vale para las playas de arena blanca y, también, para los minúsculos poblados, viviendas aisladas, autocaravanas o espléndidas mansiones que, de tanto en tanto, rompen la soledad de la ruta.

Desde el momento en el que uno pone un pie en Los Cabos percibe que, aquí, la vida tiene un ritmo lento… así que el visitante puede fácilmente imaginar, y hasta empatizar en estupor, con aquellos estadounidenses que, hasta aquí, llegaron y se quedaron. Pesca, mar, tequila, paz, libertad, sol, olas, surf, viento… ¿A qué todo invita a no volver a casa?

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