Tres obras de teatro marcadas por el signo de la buena música

Se acerca Halloween, esa festividad que llegó de otras latitudes y que cada año crece un poco más en nuestros corazones. Se avecinan, pues, días de monstruos, murciélagos, diablos, fantasmas, alucinaciones, sangre y terror, en dosis altamente disfrutables. Y, por supuesto, ofertas de ocio “diabólicas” capaz de hacer resucitar a los muertos.

También los escenarios se apuntan a tan pagana festividad, dispuestos a aplacar la sed de miedo de los seguidores de esta fiesta. Nos unimos a su fervor con tres propuestas teatrales que, sin renunciar al obligatorio espíritu espectral, nos llegan marcadas por el signo de la buena música.

Frankenstein, la criatura que imaginó Mary Shelley hace 200 años, es un icono del terror, y la suya es, probablemente, una de las historias más revisitadas que existen. La comedia de Mel Brooks El jovencito Frankenstein, la más delirante de todas, pasó de la pantalla al escenario en versión musical, y nos llega ahora con dirección de Esteve Ferrer.

La Misa Negra de Scriabin, los Nocturnos de Chopin, músicas fantasmales de Liszt, Bach o Falla... articulan Piano en penumbras. Músicas para Halloween & Historias para no dormir: un espectáculo (estrenado en el Teatro Real), con Marta Espinós al piano y Fernando Palacios como narrador espeluznante.

Ghost tenía todos los ingredientes para ser un éxito de taquilla: una historia de amor que trasciende a la muerte, un asesinato, una joven en peligro, un espíritu incapaz de partir... y un reparto de lujo: Whoopi Goldberg, Patrick Swayze y Demi Moore. La versión musical –y multipremiada en Broadway y Londres– de la película nos llega , tan romántica como el original, aderezada con inteligentes efectos especiales y canciones pegadizas.