La obra está basada en “De qué hablamos cuando hablamos de amor”; uno de los textos más conocidos del escritor estadounidense Raymond Carver. /
La obra está basada en “De qué hablamos cuando hablamos de amor”; uno de los textos más conocidos del escritor estadounidense Raymond Carver, publicado en 1981. Sobre la escena corre el alcohol y la poesía, y el destino hace de las suyas con dos parejas, una joven y otra madura. Si este fin de semana estás en Bilbao, la pillas en el Teatro Arriaga.
“Principiantes” habla de amor a través de cuatro personajes que conversan en una cocina: un matrimonio “veterano” y una pareja de amigos más jóvenes cuya relación es más reciente. A lo largo de una tarde, en una atmósfera marcada por la luz cambiante, los cuatro comparten sus experiencias e ideas, grandes y pequeñas,sobre lo que significa el amor y la necesidad del otro. “Como si de una borrachera se tratara (de hecho, se trata de una borrachera), Herb, Terry, Nick y Laura hablan, discuten, se besan, se pelean, se escuchan, se entristecen, se temen, se atreven, se desmayan, se enfurecen, se enternecen, se abrazan, se emborrachan, se desesperan, se preguntan qué es el amor”, explica Lima.
Lima, que es ya un clásico contemporáneo de la escena nacional, cita un clásico griego para avanzar una idea del amor: “Medea, en las Metamorfosis de Ovidio, definió bien el enamoramiento cuando vio por primera vez a Jasón: ‘Sentí como si una flecha se hubiese clavado en mi pecho hasta las plumas”. Nada que ver con Tinder y sus citas express, con lo que tendremos que averiguar si las relaciones rápidas que nos depara este siglo están a la altura sentimental, al mismo nivel de intensidad, que el que depara Carver y Lima. Los actores están comandados por el hipnótico Javier Gutiérrez.
“La pareja a la que interpretamos Mónica Regueiro y yo es una pareja con una relación muy tóxica que viene de varios fracasos sentimentales”, explica Gutiérrez. Yo interpreto a un cardiólogo que está atravesando una crisis de identidad y que, a pesar de arreglar corazones, no sabe nada del amor”. Y concluye: “El amor da mucho miedo. De hecho, cuando deseamos enamorarnos como locos, una vez lo conseguimos surgen las inseguridades y el miedo. Es algo atroz. Creo que no estamos debidamente educados para el amor. En un mundo tan egoísta como el que nos movemos deberíamos ser más generosos”.