Análisis tv

La pesadilla de Adolescencia no son solo las redes sociales: qué les pasa a los profesores en la serie de Netflix más inquietante

Adolescencia sigue generando debate y numerosos análisis. La serie de Netflix lanza una crítica social que va más allá de las redes sociales para poner el foco en el papel que ejercen los profesores en la actualidad.

Adolescencia sigue generando debate y numerosos análisis. / NETFLIX ESPAÑA

Juan Martín
Juan Martín

Ya no queda ninguna duda, Adolescencia es la serie del año y el nuevo éxito sin parangón de Netflix. Tanto es así, que ni el estreno de La Residencia , lo último de Shonda Rhimes (creadora de Los Bridgerton) es capaz de hacerle frente. Un fenómeno que va más allá de del éxito de audiencia y crítica, dejándonos numerosos análisis profundos e interesantes sobre el reflejo de la sociedad británica visto en la ficción.

Está claro que a todos nos impactó el manejo que hacen de los teléfonos y las redes sociales estos adolescentes, con un complejo lenguaje propio y cargado de significados del que no somos conscientes. Pero no es la única crítica social que lanzan Jack Thorne y Stephen Graham, los creadores de la serie, ya que nos deja una profunda reflexión sobre el estado de la educación británica en el brillante episodio de la visita de los policías al colegio en el que estudiaba Jamie Miller (Owen Cooper).

Un capítulo que tiene mucha más miga de lo que parece y que iremos analizando en las siguientes líneas. Thorne y Graham dibujan un panorama bastante desalentador en el que los profesores parecen más unos vigilantes o guardianes, que unos referentes de enseñanza para los alumnos.

Los móviles y las redes sociales

Sí, vuelven a salir las temidas redes sociales también en este análisis. Obviamente, por lo visto a lo largo de toda la producción, queda claro que generan mucho impacto en la mente de los más jóvenes, que han creado una especie de universo paralelo con sus propios códigos. Tampoco nos pilla desprevenidos que sea un foco de bullying, en el que se trata de atacar la reputación social de la víctima también fuera del colegio.

Escena de la serie Adolescencia. / NETFLIX ESPAÑA

Pero no ya es solo eso, sino que durante el segundo episodio somos testigos de cómo los profesores les piden continuamente a los alumnos que dejen de utilizar sus teléfonos móviles en diferentes escenarios de la escuela, ya sea en el aula, en los pasillos e, incluso, cuando están formando las filas en la pista de tenis en el singular momento del simulacro de incendio.

Un colegio que parece una cárcel

La imagen que se nos muestra del colegio resulta aterradora, como si no fuera más que un recinto en el que hay que dejar a los chicos durante las horas en las que trabajan sus padres. El centro transmite continuamente la sensación de descontrol, asemejándose más a una cárcel en la que la enseñanza ha quedado relegada a un papel secundario. En una entrevista a The New York Times, Jack Thorne explica que lo que quieren poner de manifiesto no es un desinterés del profesorado por su trabajo, sino una situación altamente precaria, sin medios, sin motivación, con clases atestadas, en un contexto de violencia implícita que se les va constantemente de las manos y que a cualqueir otra persona le provocaría una situación de agudo estrés sostenido en el tiempo.

Escena de la serie Adolescencia. / NETFLIX ESPAÑA

Vienen a la cabeza secuencias como cuando Fredo molesta a Adam, el hijo del inspector Bascombe en mitad de clase y delante de su propio padre y del profesor, sin que esto le suponga un contratiempo. Durante todo el episodio somos testigos del continuo alboroto que se respira en el lugar, una sensación que agudiza el movimiento en plano secuencia de la cámara, que nos guía por la escuela dejando ver que el caos parece haberse apropiado del colegio.

El rol del profesor

Y claro, si nos planteamos ese colegio con la analogía de ser como una prisión, los carceleros serían los profesores. Durante todo el episodio podemos ver que están totalmente desbordados, que son incapaces de controlar a los chicos que tienen a su cargo y que están desprovistos casi por completo de autoridad. Desmotivados, parece que su trabajo consiste más en llamar la atención y mantener la paz en el lugar, que en ser referentes para los adolescentes.

Conforme seguimos a Bascombe por el colegio y vamos accediendo a las diferentes aulas, resulta del todo revelador que prácticamente no veamos a ningún profesor enseñando o que tenga una buena relación con sus alumnos. Al contrario, siempre que vemos a un maestro está tratando de ejercer autoridad o está regañando a unos alumnos a los que parece no surtir ningún efecto la reprimenda.

Escena de la serie Adolescencia. / NETFLIX ESPAÑA

Del mismo modo, hay otros trabajadores del centro que parecen sumidos en la apatía más absoluta, como es el caso de Mr. Malik (Faraz Ayub), profesor de Jamie. El hombre tiene un aspecto descuidado, llega tarde al trabajo, deja solos alumnos en el aula y, por lo que se puede apreciar, sus lecciones consisten en poner vídeos en clase. Por no hablar del momento en que Bascombe trata de hablar con él y este se lo quita de encima limpiándose las manos ante lo sucedido y escudándose en que los adolescentes son imposibles de controlar.

Todos estos elementos se mezclan entre sí para dar forma a la crítica que quieren arrojar Graham y Thorne en el segundo episodio de Adolescencia y que, de ser verdad, dejaría en muy mal lugar al sistema educativo británico. Más allá de que se trata de una ficción, lo cierto es que la serie de Netflix nos ha dejado preguntas y profundas reflexiones sobre el rol que ejercen los móviles y las redes sociales en los adolescentes, así como el papel al que parecen haberse visto relegados algunos padres y profesores.