Las grandes damas del siglo XX no vivían a medias. Las más fascinantes eran amigas de Truman Capote. Él las llamaba sus cisnes. Entre ellas, Lee Radziwill, la hermanísima de Jackie Kennedy (que también tuvo un romance con Onassis), la impresionante Slim Keith (la 'inventora' de Lauren Bacall) o la misteriosa Gloria Guinness. ¿Por qué las traicionó contando todos sus secretos de manera -apenas- ficcionada en su inacabada última novela, Plegarias atendidas? Esta es una de las cosas que cuenta El canto del cisne (Lumen), un libro que la autora Kelleigh Greenberg-Jephcott, hija de la América sureña como Capote, ha pasado diez años escribiendo y que apostamos a que tú te bebes este verano en un abrir y cerrar de ojos.
«Capote reconocía en todas ellas lo que él llamaba 'actos osados de autocreación', mujeres que habían construido con mucho cuidado su narrativa personal, curado su propia imagen. Cada uno de sus cisnes era tan icónico que me parecieron heroínas de novela. Annas Kareninas o Emmas Bovarys de mediados de siglo XX», explica Greenberg-Jephcott para contestar qué le impulsó a escribir esta novela, más allá de su fascinación por el autor de 'A sangre fría'.
Se trata de un libro de estructura inesperada, fragmentada en temas y variaciones -como la música, ya que cada historia tiene su propia cadencia- y con un narrador en primera persona del plural: «un coro griego furioso, la voz unificada de las mujeres cuyos secretos Capote había traicionado», resume la autora, que confiesa que se enamoró tanto de todas que «estaba tentada de escribir seis novelas, una para cada una».
¿Quiénes son ellas? Babe Paley, hija de un reputado neurocirujano cuya ambiciosa madre la preparó, junto a sus hermanas, para ser perfecta siempre -o parecerlo- y 'casarse bien' (y lo hizo, con William Paley, presidente de la CBS). Slim Keith, esposa primero de Howard Hawks y luego de Leland Hayward, director de cine y empresario de Broadway, y la mujer que descubrió y prestó muchos rasgos a Lauren Bacall. C.Z. Guest, hija de buena familia que tras probar suerte en el show business acabó en un feliz matrimonio con Winston Churchill Guest, jugador de polo hijo de nobles y empresarios británicos. Gloria Guinness, esposa del magnate y político Loel Guinness, mexicana icónica de pasado borroso. Lee Radziwill, la hermana pequeña de Jackie Kennedy. Marella Agnelli, la noble italiana casada con el heredero del imperio Fiat, Gianni Agnelli.
Sí, a todas (menos a Lee), las hemos descrito en función de sus maridos. «La posteridad las ha tratado muy mal», reflexiona la escritora, y añade: «Ha sido muy satisfactorio redescubrir su influencia sobre el zeitgeist y cuánto de lo que atribuimos a la cultura de aquel momento venía de ellas». Unas figuras casi tan magnéticas como Truman Capote, una personalidad irrepetible que sigue fascinando hoy en día: «¿Quién más hubiera podido reunir a tantas personalidades en el hotel Plaza en 1966 para su famosísimo baile Blanco y negro, que acabó siendo conocido como la fiesta del siglo? Era inigualable, encantaba tanto a JFK como a Audrey Hepburn, a Norman Mailer, Marlon Brando, Cecil Beaton o Frank Sinatra», se asombra Greenberg-Jephcott.
Si la autora estaba prendada de cada uno de los cisnes, no lo está menos de su creador, que pasó sus últimos años expulsado del edén de la alta sociedad neoyorquina, alcoholizado y deprimido tras la publicación de los capítulos de Plegarias atendidas: «Estilísticamente, creo que su manejo del lenguaje no tiene parangón. Era un escritor que tomaba en consideración cada sílaba. Un perfeccionista obsesivo, a veces para su propia desgracia«. A él le debemos la invención de »la protagonista femenina moderna tal y como la conocemos. Con Holly Golightly [Desayuno en Tiffany's] como epítome, las heroínas de Capote fueron decisivas para la literatura de mediados de siglo XX en la misma medida que los jóvenes airados de Osborne y Amis, y mucho más encantadoras». Y, por supuesto, su gran legado, la novela de no ficción, influencia crucial del Nuevo Periodismo y de géneros como el true crime, «una contribución tan seminal y tan amplia, que su influencia a menudo pasa desapercibida».
Un rastro que podemos seguir hasta una de las tendencias más asentadas de la literatura contemporánea, la autoficción, por ejemplo la obra del último Premio Princesa de Asturias de las Letras, Emmanuel Carrère. El francés, autor de Limonov o El adversario, ha protagonizado una polémica con su última obra, Yoga: su ex esposa le exigió eliminar del libro las partes en las que se hablara de ella. Para la mujer que firma El canto del cisne esta cuestión es fascinante: «¿Quién tiene derecho a contar las historias. Como autores, ¿no es nuestro trabajo observar y confiar en nuestra versión de la verdad? El debate es inacabable y Capote pagó un precio muy alto por esta cuestión. Pero él mismo te diría que no hizo nada que no hubiera hecho Proust antes».
¿Por qué este encantador sureño, anfitrión perfecto, conversador cultísimo e ingenioso, escritor celebrado en su propio tiempo, decidió exponer a su círculo íntimo y hacerlo para la posteridad? Cuando leas la novela de la que te hemos estado hablando seguramente saques tus conclusiones. Entre tanto, su autora lo resume así: «Es la tragedia más descorazonadora, la ruptura de seis historias de amor, la caída de uno de nuestros escritores más maravillosos y la obra maestra que nunca fue. Y su impacto aún perdura».
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?