el amor no es como en el cine
el amor no es como en el cine
A la hora de disfrutar de un buen rato frente a la pantalla, siempre conviene tener a mano alguna de esas películas de época que tantas emociones despiertan en nosotras. Pero otro de nuestros géneros favoritos son las películas románticas, aunque con el paso del tiempo, lo que nos ha enseñado la vida y los cambios que ha experimentado la sociedad, es fácil que no las veamos como en el momento en el que se estrenaron. Y más si tenemos a mano el libro que pone contra las cuerdas este género, siempre tan atractivo para la industria audiovisual.
Porque vistas con perspectiva, las historias que emocionaron, en las dos últimas décadas del siglo pasado, a miles de personas en todo el mundo están cargadas de estafas, mitos y aspiraciones imposibles de alcanzar. Y todo ello lo analiza Susana Ivorra Ortega en Luces, cámara… ¡Amor! Desenmascarando las falsas promesas del cine romántico (Letrame), en el que disecciona varios largometrajes desde el punto de vista psicológico, analizando el mensaje que queda cuando los créditos llegan a la pantalla.
La autora comienza su libro reconociendo que es una romántica, pero «no creo en el amor sobre todas las cosas. Ver amor y ver amor sano son dos cosas muy distintas, aunque solo las separe un adjetivo añadido. Igual que hay comida y comida basura, hay amores y amores tóxicos o malsanos.» Y algunos de ellos están en películas míticas del cine norteamericano.
Ivorra Ortega señala en la introducción de su libro que, para algunas generaciones, el cine ha tenido un papel muy importante en sus momentos de ocio, porque no existían plataformas de streaming y la programación de la televisión convencional era mucho más limitada de lo que lo es actualmente. Y apunta: «el cine no nos ha enseñado a amar. O al menos de una manera sana. El amor que vemos representado en las películas es el de las primeras etapas».
Para la autora, «el cine es una ventana por la que todos nos hemos asomado para ver qué es el amor, cómo se ama o cómo se sufre. Y nos ha fallado miserablemente.» Y apunta que «nos ha hecho creer toda una serie de mitos con los que hemos cargado en forma de expectativas en las relaciones que vinieron después».
Sin embargo, descarta que el cine tenga la culpa de que tengamos falsas creencias sobre el amor, aunque señala que «el amor es un sentimiento muy real y cuando lo vemos representado en la pantalla de una manera muy similar en cada película, realista o de fantasía, lo vamos aceptando, incorporando, casi sin darnos cuenta».
Antes de entrar en materia, la mallorquina, psicóloga de profesión, aclara que la selección de películas que analiza en su libro se debe, por una parte, al éxito que tuvieron y, por otra, al impacto que supuso en su vida. Pero también «porque a pesar de perpetuar algún mito, también tienen puntos positivos que me gustaría rescatar».
En la primera parte del libro, Ivorra Ortega desmonta los mitos del amor que son, «según el doctor en psicología Carlos Yela, un conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta verdadera naturaleza del amor para la cultura occidental». Para ella, «son absurdos, poco prácticos, poco alcanzables y, si son alcanzados, poco sostenibles en el tiempo».
Y señala que uno de los más extendidos es el mito de la adivinación en el que, para «poder adelantarme a las necesidades y preferencias de la persona de la que estoy enamorada», incluso en cosas que no sabe que necesita, «tengo que estar muy pendiente de ella, de sus gestos, de su lenguaje no verbal, de las palabras que dice». Algo que, para la autora nos desconecta de las necesidades y preferencias propias y «nos emborracha de dependencia afectiva».
El mito de la media naranja, que se ha explorado en películas tan distintas como Serendipity, Antes del Amanecer o Drácula, de Bram Stoker, el mito del enamoramiento y el amor como equivalentes, el de la pasión eterna, el de la exclusividad y fidelidad o el del libre albedrío son otras de las leyendas que la autora utiliza para establecer cómo algunas de los comportamientos y actitudes que hemos visto en muchas películas son, en realidad, irreales.
En Luces, cámara… ¡Amor! Susana Ivorra Ortega dedica un apartado a examinar «aquello que nos contaron, o nos contaron mal», que ella califica de estafas. Y dedica el primer capítulo a hablar de una de las películas románticas de referencia en los 80, Dirty Dancing, sobre la que analiza la creencia de que los polos opuestos se atraen y el amor todo lo puede. «El enamoramiento es una fiesta, pero cuando las semanas se convierten en meses y los meses en años, la música deja de sonar, las luces se encienden y todo se ve con mayor claridad».
La bella y la bestia, y la creencia de que el amor puede salvarte, a pesar de que Bella «no está esperando, como en otros cuentos, a que la vengan a salvar», Pretty Woman y «el amor todo lo puede en Hollywood Boulevard», Serendipity y «encontrar una media naranja», La boda de mi mejor amigo y «no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes», Sexo en Nueva York y «siempre triunfa el amor», son algunos de los largometrajes y series que la autora somete a examen, analizando el mensaje que subyace de cada una de sus historias.
Pero también queda espacio para «aquello que nos contaron mejor, con sus luces y sus sombras». Y aunque el espacio dedicado a ello es menor, la autora no quiere dejar de destacar las enseñanzas que nos aportaron películas como Mejor… Imposible, en la que el personaje de Jack Nicholson se esfuerza por ser mejor persona, Cosas que nunca te dije o Historia de lo nuestro. Porque también se pueden extraer lecciones positivas del género audiovisual que más nos gusta.