La Dolce (y criminal) Vita
La Dolce (y criminal) Vita
Hay personajes que son más que una vía para contar una historia. Tom Ripley, por ejemplo, nació en 1955 de la pluma de Patricia Highsmith y, desde entonces no ha dejado de ser uno de los mejores ejemplos del estafador hedonista y criminal. Un caramelo para la ficción audiovisual que regresa una vez más a la pantalla en Ripley, con Andrew Scott convirtiéndose en el malvado personaje de la escritora norteamericana.
Con Steven Zaillian, guionista y director de la miniserie de HBO Max The Night Of y responsable de los libretos de películas como El irlandés o La lista de Schindler, a cargo de la adaptación de la novela y la dirección, la miniserie que desde hoy podemos ver en Netflix se ha rodado en Italia y Nueva York. Y aunque, por razones creativas,lo ha hecho en blanco y negro, la producción capta, con tremenda vistosidad, la belleza del país mediterráneo.
Compuesta por 8 episodios, la nueva versión de la primera novela de la saga centrada en Tom Ripley se convierte en serie por segunda vez, tras la versión de 1956 de Studio One. Y esto es lo que vamos a ver.
Tras convertirse en carne de fandom gracias al personaje del cura en Fleabag, Andrew Scott recupera su vis más malvada, que ya pudimos ver en Sherlock con su papel de Moriarty, con Tom Ripley. Sin embargo, la producción juega con cierto humor negro para presentarnos, en su arranque especialmente, a un personaje algo torpe y desencantado que afronta su destino con indolencia.
Mientras malvive en una cochambrosa habitación en Nueva York, tratando de sacar provecho de cualquier oportunidad que se le presenta, Ripley se encuentra con un detective que trabaja para Herbert Greenleaf, el dueño de una naviera, que quiere reunirse con él. Aunque el estafador hace todo lo posible por evitar ese encuentro, lo cierto es que cada vez se siente más atrapado en una ciudad en la que ya no es tan fácil sacar provecho de sus maliciosas artes. Y se rinde ante la evidencia y va a verle a uno de los muelles de la ciudad.
Allí se encuentra con que un hombre ha intentado recurrir a todos los amigos de su hijo Dickie, y Tom es su última esperanza. Su único vástago lleva años viviendo la buena vida en Italia, y él está cansado de financiarle y de que no regrese para empezar a ocuparse de la empresa que está destinado a heredar. Ripley, ante la posibilidad de viajar a Europa con los gastos pagados, además de ser remunerado por sus servicios, acepta la propuesta. Aunque su relación con Dickie no fue precisamente estrecha.
En Italia, Ripley conoce a un hombre que encarna a la perfección todo lo que su origen, y su personalidad, no le permitió ser. Dickie vive en una preciosa mansión con vistas al Mediterráneo y pasa sus días como el pintor que cree que es. Aunque al principio le recibe con frialdad, la persistencia de Ripley les llevará a compartir muchos momentos y disfrutar de la belleza y el encanto de la Costa Amalfitana juntos.
A pesar de Marge, la novia de Dickie que ve con recelo al recién llegado y no duda en expresarle a su pareja sus reticencias ante la rapidez con la que Tom se ha colado en sus vidas. Muy a su pesar, la relación entre ellos no dejará de crecer, hasta que el estafador vea peligrar su acomodada nueva vida y muestre su verdadero rostro.
Con Johnny Flynn, al que podemos ver en la actualidad en cines encarnando a la versión joven del Schindler británico, como el disoluto Dickie Greenleaf y Dakota Fanning en el papel de Marge, el resto del reparto de Ripley está compuesto por rostros habituales de la industria audiovisual italiana. El resultado es un thriller psicológico repleto de encantos que, hayas leído la novela o no, no podrás dejar de ver. Porque la fascinación por Tom Ripley no se acaba nunca.