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Jeanne Baret, la primera mujer que le dio la vuelta al mundo

La botánica francesa se tuvo que vestir de hombre para poder unirse a una expedición científica en el siglo XVIII.

Retrato pintado de Jeanne Baret. / D,r

Mujerhoy .
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Para darle la vuelta al mundo Jeanne Baret se disfrazó de marinero. Corría el año 1766 y esta botánica francesa, nacida en La Comella (en la Borgoña francesa) el 27 de julio de 1740, decidió embarcarse. Los motivos: ampliar su conocimiento en botánica y el amor. Jeanne que ya para entonces era especialista en botánica y amante del botánico Dr. Philibert Commerson, nombrado más tarde como botánico del rey Louis XVI, decidió embarcarse de incógnito en una expedición francesa al mando del capitán Luis Antoine de Bougainville.

En aquella época no estaba permitida la presencia de mujeres en los barcos de la marina. Tampoco era bien visto y ni se admitían que pudieran participar en la investigación científica, así que Baret tuvo la genial idea de convertirse en el asiste del Dr. Commerson, su amante.

Una planta de buganvilla. / D.R

"Cuando Commerson fue seleccionado para la expedición alrededor del mundo, Baret se vistió de hombre para poder viajar como su ayudante. Viajar a lugares desconocidos en busca de especies nuevas era una aventura emocionante y entiendo por qué no quiso perder esa oportunidad", contó a BBC Mundo Sandra Knapp, botánica del Museo de Historia Natural de Londres y biógrafa de Baret.

Durante los tres años que duró la travesía y disfrazada de hombre, trabajó de la misma manera que sus compañeros, es más incluso más que su pareja. El botánico sufrió un grave problema de salud y fue ella quién se dedicó a recolectar diferentes especies de plantas. Lo hizo en Río de Janeiro, el Estrecho de Magallanes, Tahití, Isla Mauricio y Madagascar. "Baret y Commerson recolectaron cerca de 6.000 especímenes durante su travesía. Cuando se encontraban en Sudamérica, Commerson se enfermó y debió permanecer en el navío, por lo que Baret realizó gran parte del trabajo de campo", explica Eric Tepe, biólogo de la Universidad de Utah en Estados Unidos.

Uno de sus descubrimientos más conocidos es lo que hoy conocemos como buganvilla, o Bougainvillea, en francés. Esta planta que recibió este nombre en honor al capitán de la expedición.

Durante tres años todo marchaba viento en popa. Ella seguía recorriendo el mundo, recolectando plantas, investigando y estudiando todo lo relativo a la botánica, hasta que la tripulación descubrió su secreto. La mentira le pudo haber costado la vida a ambos, pero prefirieron desembarcarlos en la Isla Mauricio. Allí se casaron, aunque poco después, en 1773, falleció el botánico. Para poder sobrevivir Baret abrió un cabaret. Fue allí cuando conoció a otro oficial francés con el que rehízo su vida y con el que volvió a Francia.

Planta Solanum baretiae, dedicada a la botánica. / D.R

En 1776 volvió a pisar París. Y no olvidó nada. Con ella llegaron también unas 30 cajas selladas en la que se estima que había unas 5.000 especies de plantas. El extenso catálogo que la pareja de botánicos había recopilado ayudó a crear un inventario de al menos 3.000 especies nuevas. Su contribución a la botánica se incluyó en el Muséum d’Histoire Naturelle. Y se le reconoció su aportación oficialmente cuando el rey Luis XVI le concedió una pensión económica.

Tuvieron que pasar casi 250 años para que las aventuras, proezas y aportaciones de Baret fueran reconocidas. Sucedió en 2010 cuando se publicó el libro ‘ El descubrimiento de Jeanne Baret’, de la escritora Glynis Ridley. Hoy, por fin existe una planta a la que los botánicos le han puesto su nombre, la 'Solanum baretiae', esta pariente de la patata, el tomate y la berenjena.