Amar y trabajar

Freud definía la salud como la capacidad de amar y trabajar. Y añadía: “Hay que amar para no caer enfermo y se cae enfermo cuando no se puede amar”. Podríamos agregar, siguiendo sus palabras, que también se puede caer enfermo si no sepuede trabajar, o se hace en unas condiciones patológicamente estresantes.

Amar implica establecer un vínculo afectivo que es posible si se ha alcanzado cierta maduración psíquica, algo que no siempre ocurre. Las personas muy narcisistas no saben amar y tampoco saben trabajar en equipo, pues no tienen en cuenta a los otros. Invaden con sus síntomas el ambiente laboral, se quejan, cotillean, dirigen la libido hacia sí mismas y no son buenas compañeras.

Para tener en cuenta a los compañeros y establecer un buen ambiente laboral es preciso reconocer las limitaciones propias y las necesidades de los otros. Ello implica asumir los errorespropios y ser tolerante con los ajenos.

En el centro de trabajo se comparte casi la mitad de la vida con los compañeros. Cada uno aporta una historia emocional, una educación sentimental y una subjetividad. La interrelación en este microcosmos da lugar a un ambiente agradable o insufrible. Las personas de un equipo pueden reproducir relaciones características de la estructura familiar. Entre ellos se reedita a veces la rivalidad o la solidaridad fraterna.

Los compañeros pueden llegar ser amigos cuando construyen una complicidad basada en el respeto a la diferencia. Si sucede, estamos de enhorabuena. Incluso si el trabajo es rutinario, puede vivirse como algo muy bueno.

Disfrutar de un buen ambiente laboral y de un horario que permita conciliar la vida laboral con la personal es prioritario para los trabajadores. Sin embargo, en ocasiones se padecen largas jornadas.

Estamos en una sociedad que quiere ignorar lo que sabe. Y lo que sabe es que, si lo personal se cuida, lo profesional sale beneficiado. ¿Por qué no se fomenta más la conciliacición? ¿Es una forma de negar que tenemos límites?