Hay bromas que, por mucho que intenten disfrazarlas como tal, no nos hacen ninguna gracia. Supuestos chistes que, en realidad, esconden comentarios hirientes o juicios de valor en los que te están infravalorando . Y a nadie nos gusta que nos digan estas cosas. «Aunque lo disfracen de chiste o broma, las burlas y el sarcasmo que hieren son formas de abuso verbal, y el abuso verbal es violencia. Cuando alguien te humilla mediante bromas, burlas, sarcasmo o ironía, te hiere, causándote sufrimiento y dolor; esto daña tu autoestima y afecta a tu salud mental y emocional«, asegura la psicóloga Beatriz Galván .
Según nos asegura Galván, el abuso verbal tiende a pasar más desapercibido porque se trata de una de las formas de violencia psicológica más sutil. No obstante es una de las formas más usuales de abuso emocional y puede ir dañando tu autoestima poco a poco, al asumir como reales los comentarios que te están haciendo y terminar causándote sufrimiento y dolor.
«Pueden ser comentarios que, aunque vayan acompañados de risas y sonrisas por parte de quien te los dice, generan malestar, como por ejemplo: '¿Cómo te estás poniendo, ehh?', '¡Vaya cara, llevas!', 'Es que... ¡vaya manazas tienes!', 'Hay que ver... ¡no te enteras de nada!'«, ejemplifica Galván, que asegura que esta burla tiene, en realidad una función agresiva, siendo considerada una herramienta de manipulación.
«Para ayudarnos a detectar si se trata de una humillación, debemos tomar conciencia de lo que sentimos y lo que notamos en nuestro cuerpo, también de la intencionalidad del interlocutor -si el objetivo es dañar- y de si muestra empatía«, aconseja la experta.
En otras palabras, ¿ cómo te sientes ante esa especie de broma? ¿Te ha generado una sensación de malestar aunque no la hayas identificado en un primer momento? Por lo que conoces a tu interlocutor, ¿es posible que lo haya hecho con mala intención? Hazte estas preguntas a ti mismo e intenta ser sincero, sólo así conseguirás detectarlo.
1. Sé consciente de lo que sientes: «es normal que sientas malestar emocional o que notes activación en tu cuerpo (sensación de calor, tensión...)», dice Galván. Si esto ocurre, trata de autorregularte emocionalmente para responder desde un estado de calma y seguridad. «Desde este lugar, tu 'cerebro racional' funciona mejor, de modo que puedas pensar de forma clara, tomar decisiones y expresarte de forma firme, sintiéndote regulada«, asegura la experta.
2. Utiliza tu comunicación no verbal: intenta no reirle la broma, no bajar la mirada y encogerte sobre ti misma, síntomas claros que indican que tu autoestima está siendo dañada. «Con postura corporal firme, mira a los ojos de tu interlocutor, y tras ello puedes poner un límite claro«, aconseja Beatriz.
3. Sé firme: si ya has controlado tu postura corporal, ahora tu tono de voz y lo que dices debe ser firme y claro, expresándote con asertividad . «Puedes repetirle aquello que te ha dicho: 'Crees que no me entero de nada', y después, responder de forma clara y concisa, expresando tu desacuerdo: 'Yo no lo veo así'. Tras ello, basta con poner distancia física y salir del lugar«, nos dice la psicóloga.
4. Pon límites: este es el eterno consejo, pero es lo que no debe faltar nunca en nuestra comunicación y relación con otras personas. «Si se trata de una persona a la que normalmente no le ponen límites o a la que no se los habías puesto hasta ahora, lo más probable es que en un principio continúe con su conducta, pero si mantienes tus límites firmes, la persona que abusa verbalmente terminará captándolo«, asegura.
Bien es cierto que, cuando das respuesta a esas burlas o chistes, la persona que abusa verbalmente puede a su vez responder con otras expresiones como «Es que no tienes sentido del humor», «Tienes la piel muy fina», «No sabes entender una broma»... Si esto ocurre, mantente firme porque no es sino una respuesta defensiva ante tu límite claro.
«Estar expuestas a una comunicación no respetuosa o agresiva a lo largo del tiempo, afectará a nuestra autoestima y mermará nuestro bienestar emocional. Es importante atender a nuestro autocuidado, poniendo límites a estas humillaciones enmascaradas de bromas o ironías, y protegiendo nuestra salud mental«, concluye Beatriz Galván .
20 de enero-18 de febrero
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