Tener una baja autoestima puede acarrear problemas para tu salud mental y unas relaciones sociales viciadas y desiguales. Pero pasarte al otro lado y creerte superior al resto también tiene sus consecuencias negativas, ya que una actitud arrogante genera rechazo en los demás.
«Entendemos por complejo de superioridad el patrón psicológico o la conducta que se caracteriza por tener y mostrar creencias exageradas y de forma persistente sobre la superioridad de uno mismo sobre los demás, por ejemplo en cuestiones como las habilidades, las competencias personales, la belleza física, la inteligencia, etc«, nos informan los psicólogos de Buencoco .
Pero esto no es algo inocuo. El cómo nos percibimos a nosotros mismos tiene consecuencias en las relaciones con nuestros entorno: «Estas creencias devienen en actitudes arrogantes, despectivas o incluso de menosprecio hacia las demás personas«, advierten los especialistas.
«Partiendo de la base de que cada persona en su contexto puede desarrollar estas creencias de distintas maneras, generalmente puede desarrollarse como un mecanismo de defensa o una estrategia de afrontamiento disfuncional para compensar sentimientos subyacentes de inferioridad, cierta inseguridad o una sensación de vulnerabilidad«, nos aseguran desde Buencoco.
Es decir, que para compensar ciertas debilidades y situaciones en las que esa persona se siente inferior, tienden a irse al lado contrario. Y este complejo de inferioridad que deviene en uno de superioridad puede venir de la infancia, en la que determinadas experiencias tempranas de invalidación emocional, rechazo o desprecio te hace construirte una especie de escudo contra la vulnerabilidad en la edad adulta.
Este rasgo de la personalidad puede tener consecuencias negativas en las relaciones interpersonales ya que estas personas «tienden a comportarse de manera arrogante, dominante o condescendiente, lo que puede generar resentimiento, conflicto y distancia en otras personas«, nos advierten desde Buencoco.
«Generalmente, este tipo de conductas están socialmente penalizadas, aunque a corto plazo la persona tenga la sensación de gratificación al percibirse superior al resto. En algunos estudios se ha observado que el comportamiento arrogante y despectivo puede ser percibido como amenazante o desagradable por los demás, lo que dificulta la formación de vínculos afectivos sólidos y saludables«, concluyen.
Para poder identificar a una persona con complejo de superioridad tenemos que observar ciertos patrones de comportamiento y actitudes. Veamos cuáles son los principales síntomas de una persona con complejo de superioridad según los expertos en psicología de la plataforma online Buencoco:
1. Necesidad de dominio: estas personas intentan dominar las conversaciones y las situaciones en las que están, mostrándose a menudo arrogantes.
2. Falta de empatía y consideración por los sentimientos de los demás.
3. Comportamiento despectivo: las personas que se creen perfectas o superiores a los demás tienden a despreciar y menospreciar a los demás, a menudo de manera sutil o indirecta.
4. Inseguridad y sensibilidad a la crítica: estas personas suelen reaccionar negativamente a los comentarios que no son explícitamente positivos, y buscan constantemente la aprobación y el elogio.
5. Necesidad de validación externa: las personas que padecen este complejo a menudo buscan la validación de los demás para reforzar su autoestima. Por ello suelen exagerar sus logros y habilidades, en un intento de convencerse a sí mismos y a los demás de que son personas válidas, aunque esto se haga mintiendo de forma descarada.
6. Incapacidad para admitir errores: tienden a creer que siempre tienen la razón y muestran resistencia a considerar opiniones contrarias.
7. Comparaciones constantes: el complejo de superioridad lleva a una constante comparación con los demás, ya que su autoestima depende en gran medida de cómo perciben que los demás los ven.
8. Cambios de humor relacionados con comparaciones: la tendencia a compararse constantemente con los demás puede llevar a cambios de humor, especialmente cuando sienten que no pueden superar a otros.
9. Egocentrismo: las personas con aires de superioridad suelen ser egocéntricas, relacionando muchos eventos, logros o acciones con sus propias capacidades en lugar de reconocer las contribuciones de los demás.
10. Tendencia al control: estas personas pueden ser controladoras, mostrando molestia o frustración cuando los demás no actúan según sus expectativas.
Como en la mayoría de situaciones de este tipo, para superar el problema debes ser consciente de que lo padeces. Por ello, los expertos de Buencoco proponen detenerte a pensar y analizar tu conducta y sus consecuencias para poder modificar el comportamiento a partir de ahí.
«También es importante cuestionarse ciertos sesgos y creencias acerca de la propia superioridad y reconocer que hay que respetar por igual a todos los individuos y que creerse superior a los demás no ayuda a establecer relaciones saludables. La psicoterapia, especialmente enfoques cognitivo-conductuales y contextuales, también puede ser útil para aprender habilidades sociales y formas más útiles y funcionales de relacionarse con uno mismo y con el entorno«, nos aconsejan.
¿Y si son los demás quienes lo padecen? «Lo más importante es tratar de abordar la situación de manera empática y constructiva, al menos en la medida de lo posible. Es fundamental comunicarle a la persona abiertamente cómo te hace sentir su actitud, de forma asertiva, y sobre todo tratar de establecer límites saludables en la relación«, aconsejan los expertos.
«Con una conducta empática y practicando la escucha activa se puede fomentar la toma de conciencia para que la persona sea consciente de que su comportamiento es perjudicial y esté dispuesta a trabajar para modificarlo y mejorar la relación«, continúan.
20 de enero-18 de febrero
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