EDUCACIÓN Qué herramientas darle a tu hijo si se meten con él en el colegio para no recurrir a la violencia verbal o física

Tener un hijo conlleva un cúmulo de preocupaciones, y no sólo en la etapa de la adolescencia , la más temida por todos los padres. El miedo al bullying es algo presente, pero existen ciertos conflictos en el patio del colegio que, sin llegar a suponer algo tan complejo, también genera en los padres cierta inquietud. Porque, ¿cómo actuar cuando tu hijo te dice que se meten con él o no le dejan jugar por cualquier característica física o de personalidad?

«Un niño se mete conmigo porque estoy gordo», «porque soy bajito», «porque no corro lo suficientemente rápido»... Lo más frecuente es atajar estos comentarios con un «Son cosas de niños», pero nadie quiere ver a su hijo sufrir por determinadas situaciones, por lo que es deseable saber actuar.

Por ello hemos querido que la psicóloga Sonia Martínez, directora de los Centros Crece Bien y autora del libro Descubriendo Emociones, nos de unas pautas para tratar estos temas con los niños. Lo primero es hablar con él: «Practica con él respuestas asertivas que expresen su desacuerdo sin recurrir a la hostilidad, poner en común qué puede esperar y qué no de un amigo, a qué decir que sí y a qué decir que no«, nos aconseja la experta.

Este tipo de situaciones puede hacer que la autoestima del niño se vea perjudicada, creyendo que ciertas características le hacen ser menos válido que el resto de sus compañeros. Para evitarlo, Sonia Martínez recomienda reforzar sus fortalezas y talentos «involucrándolo en actividades donde se sienta competente y valorado. Aprovecha momentos en los que se está relacionando para reforzar sus habilidades, sus valores y lo que le hace ser un buen amigo».

Si tu hijo llega a casa día a tras día quejándose de que un compañero se mete con él, es probable que te enfades y le digas que se defienda de la manera que él crea conveniente. Pero aconsejarle que devuelva el insulto o el golpe no es recomendable, según la experta: «Enseña a responder de manera asertiva pero sin caer en la agresión. Esto ayuda a desarrollar resiliencia y habilidades sociales. Ayudar al niño a ver que el otro niño no tiene otros recursos, no sabe relacionarse de otra manera pero él si sabe«.

Y no creas que por ello estás creando una cierta debilidad en el niño, más bien fomentas que sepa resolver los conflictos de manera inteligente y madura. «La violencia conlleva más violencia. Un niño que se defiende con violencia puede que se acabe relacionando con niños más violentos, sin embargo, un niño que expresa verbalmente lo que quiere, tiene seguridad en sí mismo y conoce cuales son sus límites. Así, se terminará relacionando con niños como él afrontando situaciones violentas sin violencia evitando estas situaciones, buscando ayuda o defendiéndose verbalmente«, afirma la directora de los centros Crece Bien.

Sonia Martínez siempre aconseja prudencia a la hora de comunicar el problema, pero es tajante afirmando que una buena medida sería hablar con el colegio para informar de la situación. Eso sí, es importante no juzgar su actuación, sino intentar mantener esta conversación con el objetivo de buscar soluciones y no culpables.

Otra forma de actuación sería hablar con los padres pero, en este caso, la experta aconseja hacerlo a través del colegio y no con ellos directamente. Estos temas son delicados, y al cuestionar a un hijo puede hacer que la otra familia se coloque en actitud defensiva puesto que es probable que la forma de actuar en casa sea distinta a lo que muestran fuera de ella.

«Antes de hablar con la otra familia, hay que ponerse en el lugar del otro niño. El niño que agrede no sabe el daño que hace, no tiene habilidades sociales y no sabe relacionarse de otra manera. Suele ser un niño con baja estima, inseguro y con falta de autocontrol. Al igual que el niño agredido también necesita ayuda«, nos hace entender la experta.

Sí, entendemos que la visceralidad lleva a un padre a querer proteger a su hijo de todo mal, lo que nos puede hacer llevar estas problemáticas con agresividad, porque nadie quiere ver sufrir a un hijo. Pero ten en cuenta que estás educando a los adultos del mañana y cuantas más herramientas le des para una resolución pacífica de conflictos, mejor se desenvolverá en la adolescencia y madurez.