«Los humanos somos buscadores de placer», dice el neurocientífico Ignacio Morgado (catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia y la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona) en su libro Deseo y placer: La ciencia de las motivaciones. Y es que darte un capricho o lo conocido como placer culpable son actos muy importantes para conseguir la felicidad o el bienestar a largo plazo. Esto no significa que debas supeditar toda tu vida a la búsqueda del placer, pero sí deberías equilibrar la balanza entre las obligaciones del día a día y los momentos hedonistas en los que sólo busques tu propia satisfacción, sin un fin concreto.
Comiendo un plato suculento, bebiendo cuando tenemos sed o manteniendo relaciones sexuales, sentimos placer. Pero lo cierto es que el placer no lo sentimos con las papilas gustativas o los genitales, sino que es el cerebro el órgano encargado de transmitir esos impulsos eléctricos que llegan hasta él en una sensación placentera.
Hablemos un poco de ciencia. Las partes del cerebro que intervienen en la sensación de placer son la corteza prefrontal, la orbitofrontal, la insular y la cinglada y regiones subcorticales como el núcleo accumbens, el núcleo pálido central y la amígdala.
Cualquier circunstancia que implique placer hace que liberemos dopamina, por lo que siempre fue considerada el neurotransmisor que provocaba el placer en el cerebro, pero recientes estudios han demostrado que lo que hace es aumentar el deseo de sentir placer, no provocarlo como tal. De eso se encargan las encefalinas y las endorfinas, que facilitan la activación de las estructuras cerebrales generadoras de las percepciones placenteras.
Con placer culpable no nos referimos a una actividad ilícita, sino a aquellos momentos de placer que nos damos por el mero hecho de disfrutar, sin que tenga una finalidad productiva detrás. ¿Y por qué lo denominamos culpable? Por que lamentablemente, en una sociedad en la que el éxito se mide en función de lo que produces, el dedicarte un tiempo sólo a tu disfrute puede hacerte sentir culpa.
Pero alejémonos de ese concepto religioso de la culpa y pensemos que el tiempo que invirtamos en nuestro placer personal, es tiempo extra que le estamos dando a nuestro cerebro para liberarse del estrés del día a día, lo que te hará vivir más y, sobre todo, vivir mejor. Si quieres verlo en términos de mercado (aunque no estamos de acuerdo con esto), dedicarte un tiempo a tu propio placer hará que te sientas mejor para poder producir más.
Según afirma la neurocientífica Ana Ibañez, autora del libro Sorprende a tu mente: Entrena tu cerebro y descubre el poder de transformar tu vida, los placeres culpables dan un respiro al cerebro en relación a los deberes del día a día, por lo que prescribe entre 20 y 30 minutos al día de placer hedonista para conseguir mejorar nuestra salud mental.
Según el Dr. Morgado, el placer nos permite sobrevivir reponiendo energía puesto que comer cuando tenemos hambre y beber cuando tenemos sed, nos proporciona placer, lo que hace que lo sigamos repitiendo. Esto también ocurre con el sexo, como explica el Dr. Ran D. Anbar, ya que al proporcionarnos placer, nos asegura nuestra supervivencia como especie.
Pero no hablamos sólo de hechos instintivos como comer, beber o practicar sexo. Una de las cosas que nos distingue a la especie humana del resto de los animales, es la de sentir placer con actividades meramente intelectuales, como leer un buen libro, ver una película o contemplar una obra de arte; o sociales, como cultivar nuestras relaciones de amistad. Todas estas sensaciones placenteras nos ayudan a fortalecerernos como sociedad, lo que puede promover nuestra longevidad.
Además, la consecución del placer está muy ligada a la toma de decisiones porque, aunque creas que se trata de un ejercicio de racionalidad, el placer juega un papel fundamental en la mayoría de nuestras decisiones. Pongamos un ejemplo. Quieres viajar a Maldivas para disfrutar de tus vacaciones de ensueño. El anticipar este viaje te produce placer, pero para conseguirlo debes poder pagarlo. Por tanto, tomas la decisión de ahorrar dinero para irte de vacaciones a Maldivas y conseguir el placer que ya estás anticipando en tu imaginación. Pues igual que ocurre con esta decisión, sucede con tantas otras, ya que el deseo y el placer están íntimamente ligados.
Sí, amigas, el placer se desgasta. Los malos hábitos como abusar del placer (aquí entran en juego las diferentes adicciones) o no trabajarlo lo suficiente, puede hacer que dejes la vida pasar sin proporcionarte ninguna pildorita de placer diaria, algo claramente necesario para conseguir la felicidad.
¿A cuántas personas conoces que sólo están esperando la llegada del fin de semana porque en su día a día no encuentran placer ni motivaciones para buscarlo? ¿O que sólo están esperando a irse de vacaciones para disfrutar de esos días pero están atrapados en una vida gris que no les proporciona ningún tipo de placer?
Según el Dr. Ignacio Morgado, debemos mantener activos nuestros circuitos motivacionales para conservar nuestra producción de dopamina y, con ella, se activen las encefalinas y las endorfinas. Según este experto, «la ilusión nos da energía más allá de la propia inercia de vivir«, por lo que hay que mantener esta ilusión en el día a día y no sólo en las contadas ocasiones en las que podemos disfrutar de un viaje o una salida con amigos.
Busca pequeñas motivaciones en tu día a día que no tienen por qué ser muy grandilocuentes, pero que te mantendrán activo y, por tanto, feliz. Morgado asegura que los estímulos nuevos que pueden venir de aprender un idioma o incluso hacer yoga, aumentan nuestra producción de dopamina de manera natural.
20 de enero-18 de febrero
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