Con el paso de los años, nuestras responsabilidades y tareas pendientes aumentan. Nuestra agenda deja de llenarse de planes para aumentar la lista de To do's, pero cuantas más cosas tienes que hacer, mayores son las tentaciones de tumbarte en el sofá a hojear tu Instagram. Esto tiene un nombre. Se llama procrastinación y existen diferentes técnicas para evitarla .
Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, como dice el refrán, no es sólo cuestión de vagancia, sino que tiene un proceso psicológico detrás un poco más complejo. Nos lo cuenta la psicóloga Beatriz Galván : «Cuando procrastinamos, dejamos para otro momento aquello que sabemos debemos hacer, ante el malestar que sentimos ante la idea de afrontar la tarea. Esto conlleva consecuencias negativas, pues podemos experimentar sentimientos de culpa, sensación de falta de capacidad, ansiedad y estrés«, nos comenta.
Y si nos sentimos tan mal, ¿por qué lo hacemos? «Diversos estudios nos hablan de la importancia de la amígdala en este proceso. La amígdala es una estructura encargada de procesar las emociones y de la motivación, situada en el lóbulo temporal de nuestro cerebro. Experimentar más ansiedad al afrontar las tareas, supone más respuestas de vacilación, dudas y de retraso para realizar la tarea. Así podemos entender que muchas personas procrastinamos por esa dificultad de autorregulación a nivel cerebral«, nos aclara la experta.
Pero no sólo tiene una explicación física, sino que también podemos encontrar una explicación psicológica a este fenómeno. «Atendiendo a las características de personalidad, las personas perfeccionistas tienden más a procrastinar, ante el miedo a fallar o no conseguir realizar la tarea de la mejor manera posible. También las personas con autoestima baja, ante la sensación de falta de capacidad o el miedo a una valoración negativa«, nos comenta Galván.
«La procrastinación puede aparecer como respuesta al estrés y excesiva carga de tareas. Si nos encontramos sobrepasados de tareas y con mucha carga mental, el procrastinar puede ser un mecanismo de afrontamiento ante tal saturación«, nos indica la psicóloga.
Es como mirar para otro lado para no ver todo lo que tenemos por delante e intentar olvidarlo aunque sea de manera momentánea. Pero la realidad es la que es, y si tenemos una larga lista de tareas por delante, no va a desaparecer por sí sola sólo porque la ignoremos. Por eso nos da cuatro consejos básicos para no caer en la procrastinación:
«Elabora una l ista de tareas. Organiza tu horario mensual y semanal. Anota las fechas en las que debes tener realizadas las tareas, y establece los tiempos que debes dedicar a cada una. Trata de planificarte de forma realista, y priorizando tareas más imortantes«, nos aconseja Beatriz.
Y es que es más fácil enfrentarte a las tareas cuando dedicas un tiempo a saber qué tienes que hacer y cuánto tiempo dispones para realizarlo. Tenerlo todo en la cabeza mezclado puede incrementar la sensación de agobio que te lleva a querer postergarlo para más adelante.
Establecer un periodo de tiempo para realizar las tareas en el que no vaya a interrumpirte nada ni nadie puede favorecer que lo cumplas en el tiempo que has estimado. Y es que cualquier interrupción puede ser una buena excusa para dejar tus obligaciones para más tarde.
«Respeta los espacios que hayas establecido para descansar, de modo que puedas seguir también con los horarios que hayas marcado para tus tareas sintiéndote más descansado y con más energía«, nos aconseja la psicóloga. Y es que no puedes concentrarte al 100% durante un largo período de tiempo, tu cerebro también necesita resetear.
«En nuestra sociedad se ensalza mucho la idea de la productividad, pero no siempre podemos ser productivos y eso está bien. Tenemos derecho a permitirnos espacios y momentos para cuidarnos, lejos de ese estándar de productividad«, continúa aconsejándonos.
«La práctica de mindfulness en el día a día, nos ayuda a estar presentes y en atención plena, reduciendo la activación de la amígdala. Esto nos permitirá trabajar con nuestra corteza prefrontal, pudiendo pensar mejor, tomar decisiones y afrontar la tarea«, asegura Beatriz Galván.
Y es que el mindfulness no deja de ser prestar atención consciente y plena al momento presente, sin dejarte llevar por juicios ni consideraciones sobre el pasado o pensamientos recurrentes sobre el futuro. Estar, plenamente, en lo que está ocurriendo en este momento te hace ser más resolutiva y estar más en calma.
20 de enero-18 de febrero
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