Cada vez que pensamos en el concepto «relación tóxica», automáticamente nos viene a la mente una relación de pareja desigual, en la que la dependencia emocional y el maltrato psicológico campa a sus anchas. Este es un caso, sí, pero no es el único, puesto que tienes que puedes tener una relación tóxica con una amiga , con tu madre o con un compañero de trabajo. «Las relaciones tóxicas pueden tomar múltiples formas, pero lo que subyace muchas veces es una sensación general de malestar y a la vez una dificultad para mantenerse alejadas de ellas», nos comenta la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía.
Lo primero que aclara la experta es que más que personas tóxicas, debemos hablar de relaciones tóxicas . «Estas relaciones se producen debido a la dinámica que se genera entre dos personas. Es decir, una persona puede tener una relación tóxica con una persona en concreto, pero no con todo el mundo ni en toda circunstancia», nos comenta Lombardía. Por ello, no se trata tanto de definir a una persona, sino de entender que lo tóxico es la dinámica que se ha generado entre los dos.
Si alguna vez te has visto inmersa en una relación tóxica, ya sea con una pareja o con una amiga, existe un patrón que se repite a menudo y es la incapacidad para abandonarla. Muchas veces piensas, sé que no es bueno para mí, pero no soy capaz de dejarlo. Esta situación tan compleja e ilógica, ¿por qué ocurre?
Según Ana Lombardía, las relaciones tóxicas también cumplen una función para ti, aunque no lo creas, e identificar esa función es clave para conseguir alejarte. «Las relaciones tóxicas funcionan a veces como un engranaje perfectamente acoplado que, aunque genere malestar, funciona perfectamente. Es por ello que estas relaciones cumplen una función para esas personas, y hasta que esa función deje de existir o cambie, puede ser difícil que la relación termine o nos podamos alejar de esa persona», comenta.
¿Te suena la frase «el primer paso para superar un problema es reconocerlo»? Pues en esto se basa la solución para alejarte de una relación tóxica. «Lo más importante es darse cuenta y comprender qué es lo que te ata a esa persona y mantiene ese vínculo», nos comenta Lombardía. Y es que una vez comprendas qué función tiene para ti esa relación, es más fácil identificar una manera sana de cubrir esa necesidad.
Qué fácil, ¿no? Pues no. No siempre puedes hacerlo por ti misma. Por eso, Ana Lombardía nos aconseja contar con el apoyo de amigos o familiares e incluso pedir ayuda a un profesional. Si es posible, lo ideal es manener contacto 0 con esa persona con la que has desarrollado una relación tóxica, pero si no puedes (en el caso de que sea un familiar cercano, por ejemplo) un profesional puede darte «estrategias para minimizar el contacto o romper con las conductas que nos llevan a dinámicas destructivas y dolorosas».
Lo primero que debes tener claro es que todos somos susceptibles de mantener una relación tóxica. «Cualquiera podemos caer en una relación tóxica si se dan las circunstancias adecuadas», dice Lombardía. Y es que, aunque tengas muy claro los límites o Red Flags en una relación «las personas no somos siempre tan racionales y los sentimientos y las emociones juegan un papel muy importante en las decisiones que tomamos», como dice la experta. «Por supuesto, también influye el historial de aprendizaje que tengamos con respecto a relaciones anteriores o a los referentes que tengamos a nuestro alrededor», continúa.
Según una investigación reciente de Bumble, la app de citas en la que las mujeres dan el primer paso, 1 de cada 3 españoles (33%) no termina de identificar las banderas rojas en sus citas y relaciones. «En el estudio realizado por Bumble se refleja que hay varias red flags que todos identificamos, como los celos o que tenga faltas de respeto hacia familiares o amistades. También observamos que 8 de cada 10 personas consideran una red flag el que la otra persona les haga perder el tiempo con comportamientos como cancelar citas a última hora, posponer indefinidamente el encuentro o no ser claros en sus intenciones», afirma la psicóloga.
«En este caso las personas usan la expresión «pérdida de tiempo» para aludir no sólo al tiempo, sino a lo que para ellos es una clara falta de interés en profundizar en la relación. Cuando se tarda mucho en contestar, te dan largas a la hora de quedar o te hacen ghosting tras un conversación que parecía prometedora, lo que queda en evidencia es una aparente falta de interés o una no disponibilidad emocional, por el motivo que sea.«, prosigue Ana Lombardía sobre las conclusiones del estudio de Bumble.
Las relaciones tóxicas no son gratis y tienen varias consecuencias negativas para tu salud mental. «Este tipo de relaciones pueden afectar a la autoestima, aislarnos de nuestro círculo de confianza y mermar nuestros recursos para tener una vida satisfactoria», afirma Ana Lombardía.
Además, aquellas personas que han sufrido una relación tóxica pueden experimentar lo considerado como trastorno de estrés postraumático, recordando lo vivido con angustia y sufriendo incluso pesadillas. De este modo, puedes incluso variar tu conducta con el único fin de no recordarle, evitando hablar del tema y negándote a acudir a lugares que te recuerden a esa persona.
Una de las consecuencias del «machaque» constante, es acabar con la sensación de no poder valerte por tí misma y dudar de tu valía. Así se mina la autoestima, como hemos comentado antes, creyéndote que no eres lo suficientemente buena para hacer cualquier cosa o sintiéndote insegura sobre tu físico.
«En las relaciones tóxicas que se dan en el ámbito de la pareja se suceden con frecuencia críticas sobre el aspecto físico de la otra persona. Esto se acentúa especialmente en los espacios virtuales, como recoge el estudio de Bumble, en el que 1 de cada 3 personas asegura haber recibido comentarios negativos sobre su cuerpo y aspecto físico», nos comenta la experta.
20 de enero-18 de febrero
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