Aunque es propietaria de seis medallas, fue internacional con España en 222 ocasiones y llegó a jugar en la WNBA, Elisa Aguilar siempre supo que su futuro estaba en los despachos. Por eso, se preparó a conciencia estudiando Económicas en la George Washington University, donde jugó tres temporadas, y completando diferentes másters de gestión deportiva.
A principios de octubre, Aguilar se convirtió en la primera mujer al frente de la Federación Española de Baloncesto, pero también en la persona al mando del segundo deporte con más jugadores federados en nuestro país. Lo hizo, además, evidenciando la fortaleza de su liderazgo desde el principio después de recibir 77 votos a favor y solo dos en blanco tras la salida de la presidencia de Jorge Garbajosa.
Dice que el baloncesto ha transformado su vida y por eso, está dedicada a evangelizar sobre los beneficios de un deporte que, a su juicio, es ejemplo de modernidad y compromiso con la igualdad para otras disciplinas deportivas. Y ya no son solo palabras. Ahora también son hechos consumados.
No lleva ni un mes en el cargo. Aunque la federación ya era su casa, ¿cómo ha sido el aterrizaje?
Como dices, ya conocía perfectamente la federación porque llevo muchos años trabajando aquí. Han sido unas semanas muy intensas, pero también muy positivas, que sobre todo han servido para reforzar mi motivación de elevar el baloncesto español a lo más alto.
¿Con qué expectativas llega al puesto y cuáles son sus objetivos a partir de ahora?
La actual legislatura termina en 2024 y habrá elecciones después de las Olimpiadas, pero como ya dije en mi discurso mi expectativa es ganarlas porque plantear un proyecto de unos pocos meses no es viable. A partir de ahí, mi primer objetivo es aumentar la masa social del baloncesto español. Somos el primer deporte entre las chicas y me gustaría que, sin competir con nadie más que con nosotros mismos, el balón de baloncesto sea el primero que reciban los niños y las niñas en el colegio. Me gustaría que el baloncesto estuviera al lado de las personas en distintas etapas de su vida: en la iniciación de la práctica deportiva, pero también en la adolescencia y después, como un espectáculo cercano y atractivo para todo el mundo. Aspiro también a que los padres tengan la certeza de que el baloncesto es un espacio seguro para sus hijos. Además, queremos fomentar el sentimiento de pertenencia con la selección a través de un carnet de simpatizante. Pero quizá el objetivo más ambicioso de todos es que el baloncesto esté presente en el día a día de mucha gente.
Su primer discurso fue muy reivindicativo. ¿Qué significa para usted ser la primera mujer en el cargo en 100 años?
Llegar a donde nunca nadie ha llegado es algo que siempre me ha motivado. Llevo muchos años en esto, desde que siendo una niña de patio de colegio cogí el primer balón de baloncesto. He ido formándome, adquiriendo experiencia y quemando etapas: primero en la cancha y después, en los despachos. Me llena de orgullo haber tenido la oportunidad de presentarme, haberlo conseguido y romper esa barrera que había hasta ahora. Pero no es una cuestión de género, sino de experiencia y meritocracia.
¿Y qué cree que significa para la institución?
Creo que, una vez más, hemos lanzado un mensaje contundente. Hemos vuelto a demostrar que en baloncesto vamos con los hechos por delante y no solo con las palabras. Hemos estado a la altura de lo que la sociedad está demandando. Somos un deporte moderno, con espíritu vanguardista y yo me siento muy orgullosa de poder representarlo y de ser la cabeza visible.
¿Cree que el escrutinio y la presión serán mayores en su caso?
Me daría pena que fuera así porque es una mentalidad totalmente obsoleta. Pero, sinceramente, si alguien me va a valorar de forma distinta, o va a mirarme con otros ojos por el hecho de ser mujer, creo que eso dice más de ellos que de mí. Quiero pensar que esas cosas están superadas y que se me valorará por los objetivos cumplidos, independientemente de mi género.
Fue escogida prácticamente por unanimidad. Frente a la beligerancia que caracteriza las relaciones dentro de otras federaciones, esa unidad llama bastante la atención…
Creo que eso habla mucho y muy bien de la federación. A veces, como es normal, no estamos de acuerdo en todo, pero si es así lo hablamos en los despachos y de puertas para afuera, defendemos lo nuestro con uñas y dientes. No sé cómo se trabaja en otros sitios, pero sé cómo trabajamos nosotros: tendiendo puentes, con transparencia y crítica constructiva. Mi puerta va a estar abierta para todo el mundo los 365 días del año.
Creo que en su casa eran bastante futboleros y usted, salió rana… ¿Cómo diría que le ha formado como persona haber jugado al baloncesto?
Para mí ha sido clave en mi desarrollo personal y profesional. Como te decía, yo soy de patio de colegio. Cuando quisieron ponerle mi nombre a una de las canchas, pedí que fuera la exterior en lugar de la cubierta, porque allí es donde yo jugaba y de donde vengo. Me alegra mucho que las niñas, incluida mi sobrina Carla, sigan jugando ahí. Es donde aprendí los códigos de un vestuario: respetar, compartir, no bajar nunca los brazos, la humildad… Son cosas que luego pones en práctica en tu día a día independientemente de tu edad. Incluso ahora, con 47 años, me siento súper identificada con esos valores. He sido una privilegiada: el baloncesto me ha dado mucho y por eso, siempre invito a la gente a que lo practique. Si luego llegas o no a profesional, solo son circunstancias de la vida.
¿Ya sabía que quería dedicarse a la gestión deportiva cuando era jugadora?
Lo tenía bastante claro desde el principio. Como base, lo mío era dirigir, mandar de manera consensuada o, a veces, y si la situación lo requería, de manera unilateral. Cuando se acerca el final de tu carrera deportiva, empiezas a desarrollar otro tipo de habilidades fuera de la pista. Nunca quise ser entrenadora, pero desde muy jovencita me vi preparada para gestionar personas. Creo que era natural que acabara en los despachos.
¿Cómo definiría su estilo de liderazgo?
Durante 20 años jugué como base, un puesto desde el que lideras sabiendo que lo más importante es el equipo, repartiendo juego, sabiendo quién está en las mejores condiciones... No tienes que ser esa persona a la que le gusta tener todos los tiros. También me gusta liderar desde la comunicación, con generosidad, que todo el mundo se sienta a gusto y encuentre su rol.
Creo que cuando jugaba, utilizaba canciones de Rocío Jurado o Tina Turner para animar a sus compañeras en el vestuario. ¿Qué hace ahora para motivar a su equipo?
(risas) Ponía a Rocío Jurado porque era la más grande y nosotras queríamos ser las más grandes. Supongo que a las más jóvenes les parecía algo muy de madre… Y Tina Turner igual: You are simply the best! Lo importante era remover un poco esos sentimientos para motivarles a dar lo mejor. Creo que ahora volvería a hacerlo.
Su nombramiento ha llegado en pleno escándalo en la Federación Española de Fútbol. ¿Cómo ha vivido la lucha de las futbolistas y todo lo que ocurrió tras la victoria en el Mundial?
Como ex deportista lo viví con mucha pena, porque llegar adonde ellas han llegado es algo muy complicado. Es un patrimonio para nuestro país y hay que cuidarlo. Todo lo que pasó después del pitido final está absolutamente fuera de lugar. Esos comportamientos abusivos son intolerables y deben estar fuera del deporte. A partir de ahí, hay una causa judicial abierta y yo quiero ser muy respetuosa con eso. Acabo de llegar a la presidencia de mi federación y bastante tengo con eso como para entrar en la gestión de otras federaciones. Les deseo lo mejor.
¿Qué puede aprender el mundo del fútbol del mundo del baloncesto?
El baloncesto es una marca muy blanca: en los pabellones, por ejemplo, las aficiones están hermanadas. Hay buen rollo, por decirlo de una manera coloquial. En la Copa de la Reina o en la Copa Rey las aficiones se encuentran en el centro de la ciudad anfitriona y se van juntas de cañas. Además, tanto la selección masculina como la femenina están formadas por personas muy cercanas, que siempre están por la labor de ayudar en temas sociales. Somos una marca agradable y, como además los éxitos nos acompañan, estamos en una posición privilegiada respecto a otros deportes.
Las jugadoras de baloncesto están negociando un nuevo convenio, ¿qué expectativas de crecimiento y profesionalización tiene el baloncesto femenino en España?
La Liga Femenina Endesa es la mejor liga de Europa. El nuevo convenio va a permitir que los derechos de las jugadoras estén mejor cubiertos y que se puedan desarrollar como profesionales. También ayudará a los clubes a captar los recursos que necesitan y que son el motor de la competición. Desde la federación queremos poner encima de la mesa la profesionalización de esas estructuras a través de contratos de patrocinio, o la presencia en plataformas como Twitter o Twitch. Eso tiene que ir unido a que la selección femenina de baloncesto tenga las mejores condiciones posibles porque también repercute en que la competición sea cada vez más fuerte. Estamos dando pasos importantes junto a los clubs y las jugadoras para conseguirlo.
¿Cuál querría que fuera su sello a partir de ahora? ¿Por qué le gustaría que se le conociera?
Me gustaría que dentro de muchos años se me vea como un líder empática que, sobre todo, cumplió todo lo que dijo. Que no me cataloguen nunca como alguien que vende humo. Si digo que en 2030 tendremos 500.000 fichas más, quiero que ese objetivo se cumpla, porque eso querrá decir que muchos niños y niñas están jugando a nuestro deporte.
20 de enero-18 de febrero
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