Chicas Almodóvar

Cinco personajes femeninos inolvidables del cine de Pedro Almodóvar que son ejemplo de diversidad, superación y lucha

En 'Madres paralelas', su última película, Pedro Almodóvar vuelve a poner el foco en las mujeres. Con una filmografía plagada de personajes femeninos fuertes y diversos destacamos a las cinco mujeres que mejor resumen la esencia de un cine feminista por definición.

Carmen Raya

Hace unos días, Pedro Almodóvar era el encargado de dar el pistoletazo de salida a la 78ª edición del Festival de cine de Venecia con su última película 'Madres paralelas' . Y lo hacía en compañía de sus dos protagonistas,  Penélope Cruz y Milena Smit , y cosechando buenas críticas por abordar de manera exquisita la historia de dos madres solteras que deben afrontar la enfermedad de sus hijas.   "Para entender a las mujeres hace falta, simplemente, tener interés, ojos y oídos" , aseguraba el cineasta quien, desde pequeño, vivió rodeado de mujeres que marcaron su manera de observar la vida.

"El futuro será esperanzador si lo dominan las mujeres" , llegó a decir durante la promoción de 'La piel que habito',  cuya protagonista forma parte de los personajes femeninos más inolvidables del cine del director manchego y que hoy repasamos por ser un ejemplo de diversidad, superación y lucha.

1.'La Agrado' (Todo sobre mi madre, 1999)  

Almodóvar despidió el milenio con una historia por la que se llevó el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa y que puso en el foco mediático a Antonia San Juan por su excelente interpretación de 'La Agrado'.

"Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma" , dice Agrado, una  prostituta transexual que nunca ha hecho otra cosa que intentar agradar a los demás. Un personaje agridulce de una mujer que nació hombre y que, entre paliza y paliza, solo aspira a ser feliz.

2. Raimunda ( Volver, 2006)

Penélope Cruz se llevó una nominación al Oscar (y ganó un Goya) por su interpretación de Raimunda, una mujer manchega que vive en Madrid junto a un marido desempleado y a una hija adolescente con la que no sabe cómo conectar.

"¿Somos una familia pobre? ¡Pues viviremos como tal!" o "me vais a tocar el fandango, tú y tu tía", son dos de las frases con las que Raimunda demuestra que no hay crisis que no pueda afrontar.  Carácter, dulzura, inteligencia y un toque de ingenuidad impostada hicieron de Raimunda un icono de la mujer manchega más estereotipada .

3. Vera Cruz ( La piel que habito, 2011)

Elena Anaya también ganó el Goya  por su brillante (y compleja) interpretación de Vera Cruz, un  hombre que es transformado físicamente en mujer a manos de un cirujano (Antonio Banderas) al que la vida le jugó una mala pasada.

Encerrada en una habitación y obligada a utilizar un traje que es como una segunda piel para que sus cicatrices (las físicas) se curen, Pedro Almodóvar utiliza el personaje como metáfora de la claustrofobia que muchas mujeres sienten en su día a día. "Soy tuya... estoy hecha a tu medida" , le dice Vera Cruz a su creador. Una metáfora sobre las cárceles físicas y emocionales  en las que muchas mujeres siguen encerradas.

4. Kika ( Kika, 1993)

Antes que Penélope Cruz y Elena Anaya,  Verónica Forqué ganó el Goya  al interpretar a esta ingenua maquilladora que no entiende por qué no puede hablar de una violación (la suya) como quien cuenta que ha bajado a por el pan.

"¿No has pensado nunca en afeitarte el bigote?" , le dice sin tapujos a Juana, interpretada por Rossy de Palma. De hecho, la mejor descripción de Kika la hace la propia Juana: "Qué equivocada está, pero qué gracia tiene la 'jodía'".

Aunque la película fue un fracaso de taquilla y de crítica, el personaje de Kika es uno de los más queridos y recordados por los fans de Almodóvar por una  sinceridad sin filtros que nos hace plantearnos por qué nos pasamos el día disfrazando la cruda realidad .

5. Agustina ( Volver, 2006)

Blanca Portillo dio vida a uno de los personajes más crudos, pero también más sensibles, de la filmografía del cineasta manchego. Agustina es una 'solterona'  con  cáncer terminal que afronta la enfermedad con sinceridad ,  valentía  (y algún que otro porro), mientras vive obsesionada con encontrar a su madre y no tiene ninguna intención de abandonar la casa que la vio nacer para morir en ella.

Habla de la muerte (de la suya propia) con absoluta naturalidad y demuestra cómo hacer frente a una enfermedad terminal de una manera tan austera como honesta.