Peru's Vice President Dina Boluarte arrives to attend the "APEC Leaders' Dialogue with ABAC" event during the Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC) summit in Bangkok on November 18, 2022. (Photo by Lillian SUWANRUMPHA / POOL / AFP) (Photo by LILLIAN SUWANRUMPHA/POOL/AFP via Getty Images)
Perú ha vivido esta semana uno de los episodios más rocambolescos de su historia política reciente. Asediado por los escándalos de corrupción, el miércoles el presidente Pedro Castillo trataba de disolver el congreso e instalar un gobierno de emergencia. En cuestión de horas, su autogolpe de estado fracasaba estrepitosamente: sus ministros dimitían en masa, las fuerzas armadas renunciaban a apoyarle y Castillo era depuesto por el congreso, arrestado y puesto a disposición judicial acusado de rebelión y conspiración.
Ese mismo día, juraba su cargo Dina Boluarte , la hasta entonces vicepresidenta y ahora nueva presidenta de Perú y la primera mujer en el cargo desde que el país conquistó la independencia hace dos siglos. Boluarte había sido una de las primeras en condenar el golpe públicamente y sin ambages.
En su toma de posesión, la nueva presidenta se comprometió, sobre todo, a luchar contra la corrupción : "Este cáncer debe ser extirpado de nuestro país”. Subrayó, también, la necesidad de una "tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional". No lo tendrá nada fácil. En los últimos cinco años Perú ha tenido seis presidentes y dos congresos diferentes , pero también innumerables escándalos de corrupción y procesos de destitución como el que ha terminado con la presidencia de Castillo.
Prácticamente una desconocida
De perfil tan bajo que es casi una desconocida en su propio país, Boluarte, de 60 años, es originaria de la región andina de mayoría indígena deApurímac y creció en una familia de 14 hermanos en la que ella era la pequeña . Después de estudiar Derecho en Lima, trabajó durante 17 años en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, donde llegó a ser directora. Experta en notaría y ley registral, hasta 2021 nunca había ejercido un cargo público . Pero lo había intentado.
En 2018, aspiró a convertirse en la alcaldesa de Surquillo, un distrito de Lima, pero no lo consiguió. Dos años después, su intento de ocupar un asiento en el congreso tampoco dio resultado. Sin embargo, en 2021, Boluarte compartió ticket electoral con Pedro Castillo y se convirtió en su vicepresidenta, pero también es su ministra de desarrollo e inclusión social, un puesto al que renunció hace unas semanas cuando sus diferencias con Castillo se acrecentaron.
Pese al poco tiempo que lleva en política, Boluarte ya ha sido víctima de intrigas políticas después de haber sido expulsada del partido marxista . "Como miles de mujeres y hombres peruanos, soy de izquierdas, pero de la izquierda democrática , no le da totalitaria y sectaria", ha explicado.
Ahora, Boluarte ha prometido queformará un gobierno de "todas las sangres" para que "los nadies, los excluidos y los ajenos tengan acceso a lo que siempre se les ha negado", dijo en su discurso de aceptación. Con fama de humilde y comprometida, el desafío que se le plantea es inmenso: conquistar la estabilidad en un país donde son la norma es la incertidumbre.