por LOURDES GARZÓN (publicada en Mujerhoy )
Cerró antes que nadie los colegios y ha abordado lo que puede ser el gran éxito o el gran fracaso de su gestión de la crisis del coronavirus al frente de la Comunidad de Madrid: la puesta en marcha de un hospital de campaña en el recinto de Ifema para descongestionar una sanidad al borde del colapso. Un punto de esperanza en el corazón de las tinieblas en el que bomberos, fontaneros, militares... trabajaron codo con codo para llevar oxígeno a los pulmones de los enfermos. Pero también un foco sobre imágenes que nos encogieron el corazón: las de nuestros sanitarios batallando sin más armas que bolsas de plástico en la cabeza y en los pies, mascarillas dudosas y escasas, y miradas de frustración.
Como a todos, a Isabel Díaz Ayuso también se le ha movido el suelo bajo los pies. Después de anunciar su contagio , la hemos visto pasar la cuarentena en un hotel que ha decorado con la precisión y la contundencia de un decreto: ordenador, una bandera de España y otra de la Comunidad de Madrid, y la foto del Rey. Difícil construir con menos una imagen más institucional. En la mesa, “un taco enorme de hojas en el que apunto las gestiones de cada día: he llamado al de Ifema, al de las camas, a los de la farmacia...”. Mujerhoy entrevista a la presidenta de la comunidad madrileña por videoconferencia y esta conversación, empieza, como casi todas las que mantenemos ahora con nuestra familia, con nuestros amigos o con nuestros compañeros de trabajo, preguntando: “¿Cómo está?” .
Isabel Díaz Ayuso De salud muy bien, apenas he tenido síntomas: dolor muscular, cansancio, pérdida de gusto y olfato, nada importante. Cuando la adrenalina está disparada, casi ni te enteras. ¿Por qué me vine a un hotel? Para trabajar en condiciones, tener una mesa amplia, recursos tecnológicos... Quería hacer las cosas bien, con las banderas, con mi Rey y su foto. Necesitaba un despacho y en casa no tengo.
M.H. ¿Cómo es su situación familiar?
I. D. Ayuso Parecida a la de otras muchas familias. Mi madre vive sola y hablamos a diario. En general, mi entorno se encuentra bien. El fallecimiento de mi primo ha sido lo más difícil, porque era muy joven y tenía cinco hijos. Una de mis mejores amigas ha perdido a su padre. He creado un grupo de WhatssApp que se llama “Yo pasé el coronavirus” y cuando me entero de que alguien cercano ha dado positivo, lo incluyo. En la mayoría de las casos queda en nada, en un dolor de cabeza, un constipado, pero la noticia asusta.
M.H. ¿Cuál ha sido su decisión más difícil? ¿Y su mayor acierto?
I. D. Ayuso Se toman decisiones difíciles todo el tiempo. La crisis está en todas partes y las herramientas y el material humano llegan hasta donde llegan. Fue muy gratificante la visita del Rey a Ifema, o que cada día 50 o 60 pacientes vuelvan con sus familias. Enorgullece ver cómo se van desarrollando las soluciones. Piensas que al final estás haciendo historia. Tengo el convencimiento de que, cuando pase todo, las cifras sanitarias en Madrid resultarán abrumadoras. Como no tenemos tests, no sabemos exactamente quién se está contagiando ni por cuánto tiempo. Es injusto, no puedo demostrar algo que tengo muy claro: que ha habido un contagio enorme y que, sin embargo, el índice de mortalidad no es tan alto. Vamos a estar muy orgullosos de todo lo que se ha hecho. Nos daremos cuenta de que los españoles, cuando nos ponemos a ello, somos únicos.
M.H. ¿Se arrepiente de alguna de las decisiones que ha tomado?
I. D. Ayuso Siempre nos quedará el “por qué no lo hicimos antes” o “por qué no compré sin escuchar en lugar de pedir permiso y perdón”. Me sacan mucho el tema de la lealtad, pero yo considero que debo ser leal a quien me ha puesto aquí. Me debo al pueblo de Madrid.