Businessman turning on or turning off the tap with a drop of dollar sign currency stock illustration
A la hora de plantearnos cómo podemos recortar gastos (porque queremos ahorrar , porque nuestros ingresos se han reducido o porque el aumento de los precios hace que nuestro sueldo no sea suficiente para vivir como hace un año), debemos decidir qué necesitamos y qué no. Puede parecer fácil, pero para algunas personas las últimas zapatillas de moda o la suscripción a Spotify Premium se encuentran entre las necesidades básicas de la pirámide de Maslow, junto a respirar, comer y dormir.
Si no queremos entrar en bucle sobre lo que realmente necesitamos sin caer en el endeudamiento, lo mejor es que nos centremos en eliminar los gastos superfluos. Para ello, las 'apps' de finanzas personales, o un papel y un lápiz, serán tus mejores aliados porque para ahorrar tienes que identificar primero en qué te gastas el dinero y cuánto .
Entre los mejores hábitos que puedes incorporar a tu rutina financiera está investigar cada ticket de supermercado como si trabajaras para CSI porque, además de ese abrigo de Zara que no te hace falta, cada día podemos caer en compras caprichosas o impulsivas que, aunque cuesten pocos euros, suman una cantidad importante a final de mes. Suma el importe de lo que compraste por impulso y multiplícalo por 12: así calcularás el incentivo que necesitas para mejorar tus finanzas definitivamente e ir a la compra con un lista (y no salirte de ella). Si la vida te resulta demasiado aburrida de esta forma, reserva una pequeña cantidad (2€ por ejemplo) para caprichos cada semana y no superes tu presupuesto.
Enemiga de tus propios impulsos
Si tu debilidad son las compras ‘online’ , sabotea tus impulsos con pequeñas piedras en el camino que te hagan ganar tiempo para pensar dos veces si realmente necesitas lo que estás a punto de comprar. Por ejemplo, elimina los datos personales y los de tu tarjeta de crédito de todas las tiendas y plataformas de pago para que, en lugar de simplemente hacer un clic, tengas que introducir todos los números y tu dirección de envío manualmente cada vez que quieras comprar algo. Este pequeño detalle puede salvar tu presupuesto mensual.
La pereza también nos cuesta dinero. Si, en lugar de ir en transporte público o andar, nos desplazamos en taxi o utilizamos nuestro coche cuando no es realmente necesario, con autojustificaciones como la falta de tiempo o la comodidad, también estamos gastando de más.
Para esos momentos, y para otras veces en las que no cedamos a la tentación de hacer compras superfluas, podemos utilizar una herramienta psicológica con una importante consecuencia económica: la recompensa. Ingresa en una cuenta aparte (algunos bancos ofrecen opciones gratuitas) el dinero que no hayas gastado en ese café o esa chaqueta. Verla aumentar día a día puede generar más endorfinas que las compras que hacemos en busca de una recompensa inmediata tras un mal día en el trabajo o una discusión de pareja .
El método de los 6 cántaros
En definitiva, la forma más útil y sencilla de no caer en los gastos superfluos es elaborar un presupuesto mensual cada vez que recibimos el ingreso de la nómina y dividirlo en seis apartados (o cántaros) diferente. Apunta:
1. Gastos esenciales. Reservaremos el 55% de nuestros ingresos para pagar el alquiler / hipoteca y los gastos fijos (luz, agua, teléfono, transporte...)
2. Ocio. No todo en la vida va a ser trabajar. Por eso, podemos reservar un 10% del sueldo para ir al cine o cenar fuera, pero también para exposiciones o viajes.
3. Ahorro. Otro 10% debería ir, automáticamente, a la hucha.
4. Formación o trabajo. Podemos dedicar otro 10% a cursos formativos, libros o material, todo lo que nos permita hacer mejor nuestro trabajo o aspirar a un puesto mejor .
5. Imprevistos. Haberlos, haylos. Siempre. Y para ellos (léase veterinario, farmacia, dentista, reparaciones...) debemos reservar otro 10% adicional.
6. Regalos y eventos. Puede parecer extraño gastar dinero en regalos si lo que queremos es ahorrar pero, sinceramente, no podemos escondernos siempre de la sociedad. Siempre habrá un cumpleaños o una fiesta de la que no podremos librarnos, por lo que guardar un 5% del presupuesto para costear ese tipo de gastos nos evitará más de un quebradero de cabeza. Si no lo necesitamos, siempre podemos ahorrarlo o, incluso, donarlo.